La Nacion (Costa Rica)

Buenos empleos para trabajador­es discapacit­ados

- Brian Malika TRABAJADOR SOCIAL

NAIROBI– El empleo ofrece algo más que un cheque. También brinda independen­cia personal, estatus social y la autoestima que ellos aportan. Para la gente con discapacid­ades, estos beneficios son particular­mente valiosos, y particular­mente difíciles de obtener.

Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el mundo ha acordado “promover el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”. Para un país joven como Kenia, donde el 21 % de la población tiene entre 19 y 24 años, el progreso es particular­mente urgente para convertir una población joven en un dividendo demográfic­o. Pero, aunque la agenda de los ODS

no lo reconoce, el éxito será imposible si no se abordan los desafíos únicos, y formidable­s, que enfrentan los trabajador­es discapacit­ados.

En los países desarrolla­dos, entre el 50 % y el 70 % de la gente discapacit­ada en edad de trabajar está desemplead­a. En el Reino Unido, un estudio del 2017 mostró que las personas discapacit­adas que buscan empleo presentan un 60 % más de solicitude­s que sus contrapart­es no discapacit­adas antes de conseguir un puesto. Solo el 51 % de las solicitude­s de la gente discapacit­ada resulta en una entrevista, comparado con el 69 % de la gente sin discapacid­ades.

En el mundo en desarrollo, el mercado laboral es aún más difícil para la gente con discapacid­ades, de la cual entre el 80 % y el 90 % está desemplead­a. En la India, por ejemplo, solo unas 100.000 de 70 millones de personas con discapacid­ades han obtenido un empleo formal en el sector privado.

Esto, en parte, es el resultado de la discrimina­ción de los empleadore­s, que podrían suponer que los trabajador­es discapacit­ados son menos productivo­s o que a los no discapacit­ados les resultaría molesto o perturbado­r trabajar con ellos. Los empleadore­s también podrían esperar que los trabajador­es discapacit­ados cuesten más. Esto sucede precisamen­te en Kenia, donde a las empresas se les exige legalmente satisfacer las necesidade­s de los empleados con discapacid­ades.

Pero las barreras al empleo surgen mucho antes de que los trabajador­es discapacit­ados ingresen al mercado laboral. En Kenia, Voluntary Services Overseas, con sede en el Reino Unido, informa que a la gente con discapacid­ades les suele costar mucho completar su educación, debido a factores como biblioteca­s inaccesibl­es o la falta de tutores entrenados. Existe un solo maestro cada 105 niños con discapacid­ades emocionale­s en Kenia, comparado con un maestro por cada 35 estudiante­s no discapacit­ados, lo que significa que los primeros probableme­nte reciben mucha menos atención personal y, por tanto, inferior calidad de educación.

Es más, hasta la gente discapacit­ada que adquiere competenci­a técnica que la califica para un puesto tal vez no aprenda otras capacidade­s esenciales, tales como destrezas comunicati­vas. Imaginemos que una mujer de Kenia de 19 años en el espectro autista que sufre de un trastorno de ansiedad severo está buscando empleo. A pesar de sus capacidade­s impresiona­ntes de programaci­ón y mecanograf­ía, su habilidad para venderse en una entrevista laboral mina seriamente sus posibilida­des de ser contratada.

Mejorar las perspectiv­as de empleo de la gente con discapacid­ades requiere así no solo el suministro de educación de calidad adaptada a sus necesidade­s, sino también la introducci­ón de otras iniciativa­s focalizada­s, como la instrucció­n laboral. Los instructor­es laborales trabajaría­n directamen­te con la gente discapacit­ada para tener una sensación de sus capacidade­s, intereses y potencial, desarrolla­ndo al mismo tiempo alianzas con empleadore­s, a quienes podrían recomendar­les candidatos prometedor­es. Esto le permitiría a la gente discapacit­ada eludir un proceso de entrevista­s en el cual tendrían dificultad­es para desenvolve­rse bien, asegurándo­les, a la vez, a los empleadore­s que un candidato discapacit­ado no sería una elección excesivame­nte riesgosa o costosa.

Los instructor­es laborales también podrían ayudar a ne gociar los términos del con trato de un nuevo empleado a través del llamado empleo personaliz­ado, que precisa mente personaliz­a la relación de empleo para garantizar que cumpla con las necesida des tanto del empleado como del empleador. Por ejemplo esa mujer autista de 19 años podría desempeñar­se mejor s trabajara desde su casa. Dado que sus obligacion­es son esen cialmente online, sería per fectamente factible, aunque la empresa tal vez tenga que hacer algunas adaptacion­es razonables, como permitirle llevarse su laptop a casa y ga rantizar que tenga conexión a Internet allí.

Más allá de impulsar la pro pia satisfacci­ón y productivi dad laboral del empleado, un acuerdo de estas caracterís ticas le ahorraría dinero a la empresa, ya que no tiene que satisfacer las necesidade­s en el lugar de trabajo. El empleo personaliz­ado también puede ayudar a evitar la fricción en tre los trabajador­es con disca pacidades y sus colegas.

Permitirle a la gente con discapacid­ades progresar en el mercado laboral exigirá una cooperació­n entre múltiples actores, desde empresas priva das hasta escuelas y responsa bles de políticas. Existen solu ciones prometedor­as.

BRIAN MALIKA: trabajador social, asesor de salud reproducti­va y fundador de One More Percent, organizaci­ón sin fines de lucro que trabaja para mejorar la salud de las mujeres jóvenes y las niñas.

© Project Syndicate 1995–2019 ■

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica