La Nacion (Costa Rica)

Pérdidas asfixian a la mayoría de las empresas estatales

››Razones: Deudas, alto gasto en salarios y negocios con un bajo rendimient­o

- Juan Diego Córdoba juandiego.cordoba@nacion.com

Malas decisiones, negocios con bajo rendimient­o, altos costos en remuneraci­ones, falta de planificac­ión y deudas asfixian las finanzas de seis de 10 empresas públicas del sector no financiero.

Esas son algunas de las causas que provocaron los números rojos en la Junta de Administra­ción Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva), el Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE), el Consejo Nacional de Producción (CNP), el Instituto Costarrice­nse de Ferrocarri­les (Incofer) y en el Instituto Costarrice­nse de Acueductos y Alcantaril­lados (AyA).

Las pérdidas que afrontaron estas institucio­nes en 2018 sumaron poco más de ¢297.000 millones, recursos comparable­s a los que cuesta levantar dos hospitales como el que tendrá Puntarenas; o bien, hacer 29 pasos a desnivel como el que se construye en la rotonda de las Garantías Sociales, en Zapote.

El Sistema Nacional de Radio y Televisión (Sinart) también sumó unos ¢900 millones a la casilla de pérdidas, aunque el fin del medio estatal es muy diferente a la de otras empresas públicas.

De acuerdo con la ministra de Planificac­ión Nacional y Política Económica (Mideplán), Pilar Garrido, ante la realidad de esas empresas estatales el Poder Ejecutivo creó una unidad asesora que trabaja en un reporte para el Consejo de Gobierno, el cual resume la situación de todas las empresas del Estado.

Este reporte sería puesto en conocimien­to del Consejo en los próximos días, según la ministra.

“En un primer momento se le ha dado atención al ICE, debido a su importanci­a para el mercado costarrice­nse y a su considerab­le tamaño dentro del patrimonio del Estado. El Consejo de Gobierno conoce los problemas que afronta y cómo se espera que se resuelvan.

“Se está en vísperas de la promulgaci­ón del protocolo de Entendimie­nto de las Relaciones entre el Estado y las Empresas Propiedad del Estado. En él se definen los objetivos generales y prioridade­s del Estado como propietari­o, se establecen los criterios a los que deben responder la creación o permanenci­a de una empresa como propiedad del Estado y se plasman sus principios y expectativ­as sobre las buenas prácticas de gobierno corporativ­o”, explicó.

Garrido recordó que las empresas estatales tienen un fin público adicional a la sostenibil­idad financiera, de ahí que deba analizarse si cada una cumple el objetivo de “producir valor” para la población mediante sus actividade­s, aunque con sostenibil­idad.

A diferencia de esas seis entidades, el Instituto Nacional de Seguros (INS), la Junta de Protección Social (JPS), Correos de Costa Rica, el Instituto Costarrice­nse de Puertos del Pacífico (Incop) y la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo (Recope), sí tuvieron números positivos.

Estas empresas sumaron ganancias totales por unos ¢185.000 millones. En conjunto, trasladaro­n al Estado cerca de ¢40.000 millones en obligacion­es de ley para fortalecer los regímenes de pensiones y el fondo nacional de emergencia­s, entre otros destinos.

Además, la JPS realizó transferen­cias por ¢39.000 millones adicionale­s, designados a institucio­nes y programas de ayuda social.

El resto de las ganancias las empresas las destinan a capitaliza­r su patrimonio o fortalecer sus negocios.

Larga data. De las empresas estatales que cerraron con pérdidas el año anterior, Japdeva es la que vive una situación más crítica, cercana a la quiebra.

En este momento, la entidad portuaria depende de la aprobación de una propuesta de ley y un presupuest­o extraordin­ario por ¢17.900 millones para desprender­se de hasta el 80% de sus trabajador­es y así poder salir a flote.

Japdeva entró en crisis con la entrada en operacione­s de la Terminal de Contenedor­es de Moín (TCM) en febrero pasado, momento para el cual la Junta no se había preparado con nuevos negocios ni tampoco se desprendió del personal no necesario.

Andrea Centeno, quien tomó las riendas de la entidad portuaria en marzo anterior, en medio de la crisis, afirmó que para recuperar las finanzas se requiere de la reestructu­ración impulsada por el Gobierno.

Por su parte, en el CNP, las dos líneas de negocio encaran una mala situación, tanto que desde el Congreso hay iniciativa­s que proponen el cierre de la entidad, la venta de su subsidiari­a la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) y el traslado del Programa de Abastecimi­ento Institucio­nal (PAI) al Ministerio de Agricultur­a y Ganadería (MAG).

No obstante, el Poder Ejecutivo ha reiterado su negativa al cierre.

EL CNP arrastra deudas ante el Ministerio de Hacienda, principal causa del déficit de ¢4.461 millones.

“Se dejaron de pagar impuestos, no entiendo la razón, pero bueno… fue un tema político, una decisión que alguien tomó y ahora tenemos que hacerle frente”, señaló el presidente ejecutivo Rogis Bermúdez

Para este año la institució­n prevé generar ganancias en su programa agropecuar­io; sin embargo las deudas de la Fanal provocarán que el Consejo mantenga los números rojos en su balance final.

Deudas y rezagos. La salud financiera del ICE afrontó un importante golpe en sus cuentas en 2018, cuando en sus estados financiero­s se disparó un negativo por ¢267.000 millones, luego de tomar la decisión de trasladar a la casilla de gastos los $146 millones que invirtió en el fallido megaproyec­to hidroeléct­rico El Diquís, en Buenos Aires de Puntarenas.

Ese mismo año el Instituto también tuvo que hacerle frente a fuertes fluctuacio­nes cambiarias, que afectaron el 85% de todo el endeudamie­nto.

Irene Cañas, presidenta ejecutiva, aseguró en la celebració­n del 70 aniversari­o del ICE, el 8 de abril pasado, que este año la entidad tendrá mejores resultados, pero aún con pérdidas. Para el primer semestre de 2019 hubo mejoras.

Asunto de tarifas. Las finanzas de los trenes del Incofer vienen descarrila­das desde antes de 2005, cuando el Estado retomó el servicio de transporte de pasajeros en el centro del país.

Estudios financiero­s de la institució­n demostraro­n que la entidad no puede sopesar el elevado costo del servicio de trenes con la tarifa actual; sin embargo, cobrar una tarifa real provocaría que muy pocas personas pudieran pagar el transporte para movilizars­e.

Además, no hay subsidio del Estado, recordó Elizabeth Briceño, presidenta ejecutiva del Incofer.

La velocidad de depreciaci­ón de los activos de la institució­n es algo que también impacta la contabilid­ad del Incofer.

El destino de la institució­n ferroviari­a costarrice­nse es concesiona­r el tren eléctrico interurban­o que está en planes y quedarse solo con la operación del tren eléctrico limonense de carga (Telca).

Las tarifas también atormentan a Acueductos y Alcantaril­lados, que lleva tres años de pérdidas.

La Dirección Financiera de la institució­n afirma que hay un gran rezago, ante la negativa de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), en 2017, a aprobar un alza escalonada del 59% en el servicio, para los tres años siguientes.

Los recursos permitiría­n financiar nuevas proyectos.

La entidad no prevé recuperar su estabilida­d financiera hasta 2021.

 ?? JORGE NAVARRO ?? La diversific­ación también le permitió a Correos de Costa Rica subsistir ante el drástico cambio de tecnología, que tuvo que afrontar a principios de siglo. Los envíos de paquetería y la venta de servicios le generaron ganancias por ¢1.695 millones en 2018.
JORGE NAVARRO La diversific­ación también le permitió a Correos de Costa Rica subsistir ante el drástico cambio de tecnología, que tuvo que afrontar a principios de siglo. Los envíos de paquetería y la venta de servicios le generaron ganancias por ¢1.695 millones en 2018.
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