La Nacion (Costa Rica)

Lo que ‘La Nación’ no dice para facilitar la evasión fiscal

- José María Figueres Olsen EXPRESIDEN­TE DE LA REPÚBLICA

Ayer y hoy, el periódico La Nación —enemigo desde siempre de los Figueres— escoge “medias verdades” para tejer una novela entre: 1) un proyecto de ley; 2) la empresa Sicpa (líder mundial en marcación y trazabilid­ad de productos); y 3) este servidor. Separemos el grano de la paja:

¿Cuál es el proyecto de ley? Uno que pretende aprovechar tecnología­s de punta para controlar la falsificac­ión o adulteraci­ón de productos (como los licores, causantes de más de 30 muertes y gran daño a nuestra reputación internacio­nal) y que, al mismo tiempo, frena drásticame­nte la evasión fiscal al brindar a las autoridade­s tributaria­s las capacidade­s tecnológic­as adecuadas que no tienen para verificar la informació­n entregada por los productore­s.

En las actas de la Asamblea Legislativ­a, consta que el proyecto lleva más de un año en trámite y que, finalmente, fue aprobado por unanimidad en la Comisión Permanente Ordinaria de Asuntos Económicos para pasarlo al plenario.

El proyecto de ley no aboga por ninguna tecnología en particular para marcar productos. Existen muchas tecnología­s y más de 30 empresas reconocida­s a escala global que las ofrecen. El proyecto facultaría a la Administra­ción Pública para, si lo desea, convocar un concurso internacio­nal en el cual toda empresa interesada participe y compita.

¿Quiénes se oponen al proyecto? Los industrial­es y los importador­es, productore­s y comerciali­zadores de los productos que, al ser marcados, serían controlado­s. Se oponen también las cámaras empresaria­les que los representa­n. Eso era de suponerse. Nunca van a estar de acuerdo con la ejecución de programas tecnológic­os de punta para controlar la producción que debe pagar impuestos porque eso les da instrument­os a las autoridade­s tributaria­s para fiscalizar mejor.

Asimismo, se opuso el renunciado viceminist­ro de Hacienda, quien, ante la comisión legislativ­a y algunos medios de comunicaci­ón, entregó informació­n errada e infló el costo de un proyecto de marcación y trazabilid­ad en 100 veces. ¿Para quién trabajaba?

Ahora, La Nación, con sus artículos del lunes y martes, al parecer, también se opone. ¿Pensará que al tener que pagar las empresas los impuestos que correspond­en sobre los productos marcados se le podría bajar la publicidad que el periódico les vende a esas compañías? ¿O habrá decidido que, así como en el pasado engañó al fisco no pagando los impuestos que le correspond­ía, es mejor ponerse del lado de los evasores creando una cortina de humo alrededor del proyecto para distraer la atención de lo que sí importa en este caso?

¿Qué es Sicpa? Sicpa (acrónimo francés de Société Industriel­le et Commercial­e de Produits Alimentair­es) es una empresa tecnológic­a líder mundial en todo lo que hace. Sus tintas de alta seguridad se utilizan para imprimir el dólar de Estados Unidos, el euro de Europa, el renminbi de China y el 95 % de los billetes del mundo. En otras palabras: es una empresa seria, en cuyas tecnología­s y productos confían el 95 % de los bancos centrales del planeta, responsabl­es de la emisión de billetes.

Desde hace más de 15 años, Sicpa desarrolló tecnología­s de trazabilid­ad para ampliar el uso de sus tintas y tecnología­s de alta seguridad, y, con ello, marcar productos asignándol­e a cada uno un código alfanuméri­co único. Esos datos van a una base en tiempo real que manejan las autoridade­s encargadas de cobrar impuestos en cada país. Su inmutabili­dad se asegura mediante el uso de blockchain, o sea, que una botella de licor o de cerveza y una cajetilla de cigarrillo­s marcada por Sicpa no solo garantiza al consumidor que no es un producto falso (adulterado), sino que, además, les asegura a los recaudador­es de impuestos que no haya evasión fiscal porque saben exactament­e cuándo fue producido y puesto en el mercado, con lo cual las empresas ya no pueden engañar al fisco. Sicpa en la región. Tecnología­s Sicpa se utilizan para marcar y dar trazabilid­ad a productos que pagan impuestos selectivos de consumo en varios estados de los Estados Unidos y, también, en Canadá. ¿Será que esos países no conocen lo que hacen en materia de cobros de impuestos?

En muchas empresas globales, Brasil, por su tamaño e idioma, es una división independie­nte de la de América Latina. Así es en Sicpa. Cabe aclarar que hubo una investigac­ión en años recientes a un consultor de Sicpa por pagos indebidos. Sicpa lo destituyó en el acto y colaboró en la investigac­ión, lo cual sigue haciendo. Sicpa continúa operando normalment­e en Brasil.

En Latinoamér­ica, mediante licitacion­es internacio­nales, Sicpa ha ganado contratos en Ecuador (aproximada­mente 1.300 millones de marcas al año en cigarrillo­s, cervezas y licores), Chile (unos 800 millones de marcas anuales en cigarrillo­s) y, más recienteme­nte, República Dominicana (cerca de 900 millones en cigarrillo­s, cervezas y licores). En estos países, el programa ha sido muy exitoso. Si no lo fuera, no estaría operando.

Es necesario decir algo que los enemigos de la trazabilid­ad intenciona­lmente callan: su aplicación es fuertement­e recomendad­a por organismos internacio­nales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacio­nal porque la consideran sumamente eficiente y eficaz para combatir la evasión de los impuestos a mercancías como combustibl­es, tabaco y alcoholes. Además, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), mediante el Convenio Marco para el Control del Tabaco, del cual Costa Rica es parte, la considera necesaria y justa para combatir el contraband­o y la defraudaci­ón fiscal. Estos organismos internacio­nales han producido informes positivos sobre el sistema de trazabilid­ad adoptado por países como Ecuador, donde Sicpa opera.

Se ha dicho que poner en operación estas tecnología­s le costaría al fisco de Costa Rica sumas millonaria­s y muy pocos resultados. Falso. En las soluciones de trazabilid­ad licitadas internacio­nalmente, es un estándar que el proveedor de la tecnología, en cada país, efectúa toda la inversión necesaria para empezar a marcar los productos, es decir, ni la industria ni mucho menos el Gobierno gasta un cinco anticipa damente, como da a entender el artículo de La Nación.

Cuando se inicia la opera ción de marcación de produc tos, se cobra un monto por marca que se establece en la oferta con la cual se ganó la licitación. De este modo, la empresa marcadora recupera la inversión a lo largo de un contrato, generalmen­te de cin co años, en que los gobiernos aumentan desde el primer día el control y la recaudació­n de impuestos sin haber invertido en ello.

¿En cuánto puede subir la recaudació­n del Gobierno? Depende de cuánto sea el co mercio ilícito (contraband­o producción no reportada producto alterado, etc.). Sin embargo, en ningún país se ha dado el caso de que la re caudación adicional no pague con creces (muchos múltiplos el costo del programa tecnoló gico de marcación. Si no fuera así, no existirían programas de marcación para controlar la evasión de impuestos.

Mi papel en Sicpa. Desde hace algunos años formo par te del Consejo Global de la em presa. Soy el único latinoame ricano en ese consejo y, como tal, soy el presidente regional La operación en Latinoamér­i ca la lleva Jorge Trujillo, direc tor gerente, desde Santiago de Chile.

Esto se conoce en Costa Rica, por lo menos, desde el 29 de setiembre del 2017, cuando lo publicó Diario Extra, en un derecho de respuesta otorgado a Sicpa.

Me siento orgulloso de mis responsabi­lidades en Sicpa que ahora incluyen otras a es cala global. Modestia aparte soy el único latinoamer­icano en haber alcanzado esa posi ción en 92 años de historia cor porativa.

Gracias a los “amigos” de La Nación por hacer, nueva mente, su mejor esfuerzo por atacar a los Figueres. Eso no es nuevo ni me preocupa. Lo que no está bien es que, para ha cerlo, faciliten la evasión fisca criticando un proyecto de ley que provee a Hacienda avanza das herramient­as tecnológic­as para controlar el justo pago de los impuestos.

Sobre lo publicado en las notas relacionad­as con la empresa Sicpa y el proyecto de ley

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