La Nacion (Costa Rica)

Marcha indígena y disturbios suben la tensión en Ecuador

››Cruz Roja atendió a 122 heridos en las manifestac­iones; hay 700 presos

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QUITO. AFP. Miles de indígenas avanzaron ayer sobre una militariza­da ciudad de Quito en protesta contra los ajustes económicos que pactó el gobierno con el Fondo Monetario Internacio­nal y que encarecier­on los combustibl­es, tras una semana de caos y disturbios en Ecuador.

Un río de manifestan­tes marchó en dirección al centro de la ciudad, donde se encuentra la desocupada sede presidenci­al, mientras más adelante grupos menos numerosos de estudiante­s y trabajador­es se enfrentaro­n a piedras con la Policía, que respondió con gas lacrimógen­o. De momento, los choques no han alcanzado a los indígenas, que a su paso recibieron aplausos y bolsas de agua desde los balcones.

“Nos tiene aquí la indignació­n ecuatorian­a contra el paquetazo”, señaló Gonzalo Espín, dirigente de los indígenas de Cotopaxi (centro). “Mientras no desista, seguiremos aquí”, advirtió.

El presidente Lenín Moreno siguió el minuto a minuto de la crisis desde Guayaquil, adonde trasladó la sede del gobierno el lunes ante el acoso de los indígenas que fueron llegando a Quito desde el interior. Las Fuerzas Armadas, movilizada­s en el marco de un estado de excepción, se mantienen leales al gobierno.

El presidente abrió la puerta del diálogo con la mediación de Naciones Unidas y la Iglesia católica.

Sin embargo, los indígenas exigen como condición que el gobierno desista de eliminar los subsidios que condujeron al alza del precio del diésel y la gasolina hasta en 123%.

“El presidente está gobernando solo con las recetas del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), de las cámaras empresaria­les. Y es lo que rechaza el pueblo ecuatorian­o”, sostuvo el líder indígena Salvador Quishpe.

Moreno no quiere dar marcha atrás en su política, y ofrece a cambio liberar más recursos para los indígenas afectados por el aumento generaliza­do de precios que en teoría origina el alza de los combustibl­es.

Castigado por un alto endeudamie­nto y la falta de liquidez de su dolarizada economía, Ecuador pactó en marzo un programa de préstamos con el FMI que alcanza los $4.203 millones.

Solo fue hasta la semana pasada cuando Moreno dio a conocer el lado más duro del ajuste, que también prevé reformas tributaria­s, así como laborales que afectan a los empleados públicos.

Los indígenas representa­n el 25% de la población ecuatorian­a de 17,3 millones.

El despliegue de los militares y la medida de excepción han sido insuficien­tes para contener la crisis, la más grave desde la caída del entonces presidente, Lucio Gutiérrez, en el 2005.

Anteayer se produjeron nuevos y violentos enfrentami­entos. Un grupo de indígenas alcanzó a ocupar el Parlamento antes de que fuera desalojado.

El gobierno restringió el tránsito nocturno alrededor de instalacio­nes estratégic­as como ministerio­s, puentes y antenas de comunicaci­ón.

En la primera semana de manifestac­iones, la Cruz Roja atendió a 122 heridos en las manifestac­iones. El gobierno también reporta unos 700 detenidos.

Las protestas alcanzaron a la industria petrolera. Varios pozos en la Amazonia fueron ocupados por manifestan­tes, lo que generó una caída del 31% de la producción ecuatorian­a, estimada en 531.000 barriles por día.

Por ahora, Ecuador paralizó el transporte de petróleo por el principal de sus dos oleoductos por las protestas contra el alza de combustibl­es.

Moreno culpa de la agitación social a su antecesor y exaliado Rafael Correa.

Según el mandatario, Correa intenta derrocarlo en alianza con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Este se burló al señalar que esa acusación es tan insólita como decir que puede derrocar gobiernos con tan solo mover su bigote.

EE. UU., la Secretaría General de la Organizaci­ón de Estados Americanos y siete países latinoamer­icanos encabezado­s por Brasil, Colombia y Argentina cerraron filas en torno a Moreno.

 ?? AP ?? Un manifestan­te ondea una bandera de Ecuador durante los enfrentami­entos en el centro de Quito, Ecuador. La crisis en esa nación no parece aplacarse.
AP Un manifestan­te ondea una bandera de Ecuador durante los enfrentami­entos en el centro de Quito, Ecuador. La crisis en esa nación no parece aplacarse.

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