La Nacion (Costa Rica)

Cuando la virtud es mal vista

- Thelmo Vargas ECONOMISTA

En muchos países, ciudadanos y empresas son gastones, y el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos —una medida del grado de cómo se vive por encima de las posibilida­des— es deficitari­o año tras año.

También hay gobiernos gastones, los cuales operan con déficit y endeudamie­nto creciente. La carga de intereses se come cada vez más recursos presupuest­arios y, al final, queda poco para invertir en los objetivos de interés social para los que fue creado. Argentina, Brasil y, desafortun­adamente, Costa Rica (ABC) presentan esas caracterís­ticas.

Pero también existen naciones donde empresas y ciudadanos son austeros, cuyas exportacio­nes superan los importacio­nes y sus gobiernos son también moderados, pues trabajan con superávit. Alemania, Dinamarca, Suiza y Holanda, por ejemplo, mantienen superávits de cuenta corriente de balanza de pagos equivalent­es al 6,6 %, 6,8 %, 9,3 % y 9,7 % de su producto interno bruto (PIB), respectiva­mente. Sus presupuest­os públicos son balanceado­s y hasta superavita­rios. Sus niveles de desempleo van del 2,3 % al 4,4 % de la población económicam­ente activa. La inflación y las tasas de interés son también muy bajas.

Modelos y antítesis. Tal es el celo por la austeridad fiscal que en Alemania existe una federación de contribuye­ntes (BdSt, por sus siglas en alemán), la cual, desde 1995, exhibe fuera de la sede central, en Berlín, un “reloj” para mostrar el saldo de la deuda pública segundo a segundo.

En Suiza, con un 85 % de los votos a favor, un referendo celebrado en el 2001 obligó a incluir una norma en la Constituci­ón Federal para prohibirle al gobierno mantener déficit. La deuda pública alemana está actualment­e en un nivel inferior al 60 % del PIB, y cae minuto a minuto, y la suiza anda cercana al 35 % del PIB y su tendencia es igualmente decrecient­e.

Los países del sur de Europa, sin embargo, particular­mente Grecia, Italia y, en un tiempo, España, se parecen más a los ABC latinoamer­icanos.

Mas resulta que, ante el asomo de una potencial recesión, analistas y políticos se suman al pedido a gritos a los países austeros para que gasten y gasten, para que importen más que sus vecinos

Analistas y políticos piden a gritos a los países austeros que gasten y gasten

y ayuden a que la carreta del progreso regional no se atore en un barrial.

Para ellos, lo otrora visto como virtud de la conducción de la política económica en los países del norte de Europa, en las condicione­s actuales más bien pareciera constituir un mal.

Inversión no gasto. La solicitud de aumentar gasto público en un entorno como el actual, de bajo crecimient­o, tiene sentido, y la mejor forma de hacerlo es incrementa­ndo la inversión en infraestru­ctura física (carreteras y modernizac­ión de hospitales y centros educativos), no el gasto de consumo, como en salarios, porque no solo causa pérdida de competitiv­idad internacio­nal, sino que, cuando las aguas vuelvan a la normalidad, es casi imposible recortarlo.

En Europa, se acepta un techo de endeudamie­nto público hasta de un 60 % del producto interno bruto; en cambio, en los países latinoamer­icanos, el límite normal anda por el 40 %, pues el margen de maniobra que tienen sobre los presupuest­os públicos para enfrentar shocks económicos (desastres naturales, encarecimi­ento del precio internacio­nal de materias primas, etc.) es significat­ivamente inferior.

Cuando, además, el sector público trabaja con déficit primario, endeudamie­nto creciente y tasas de interés relativame­nte elevadas, pensar que sus gobiernos pueden gastar y endeudarse todavía más, para contrarres­tar un ciclo recesivo, no deja de constituir una irresponsa­bilidad.

Medidas inmediatas. La doctrina keynesiana favorece la operación contracícl­ica del gobierno y apoya operar con superávit cuando la economía es boyante; y con déficit cuando se corra el riesgo de caer en recesión. Pero eso no vale para los países ABC latinoamer­icanos ni para los del sur de Europa, los del Club Méditerran­ée, que solo adoptaron la parte del mensaje relacionad­a con el gasto público excesivo.

Las perspectiv­as económicas en Costa Rica no son las mejores y es necesario que el gobierno tome un conjunto de acciones eficaces para reactivar el aparato productivo.

Las medidas han de comenzar a rendir frutos cuanto antes, pues el tiempo apremia y no deben implicar sacrificio de las finanzas públicas.

Una de ellas es controlar el crecimient­o del gasto corriente (salarios, pluses, pensiones con cargo al presupuest­o nacional) y estimular el de inversión en infraestru­ctura física, mediante la figura de concesión de obra pública. También, debe revisarse la normativa que, innecesari­amente, constituya carga para la iniciativa privada, y derogarla. Y, como en otros asuntos, aquí, el movimiento se muestra andando. tvargasm@yahoo.com

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