La Nacion (Costa Rica)

Montesquie­u de cabeza

Un proyecto reduce el nombramien­to de magistrado­s de 8 a 5 años y exige el voto de 38 legislador­es para asegurar la reelección.

-

El legislador socialcris­tiano Rodolfo Peña Flores decidió enmendar la plana a Montesquie­u y reemplazar la clásica separación de poderes por la supremacía legislativ­a. Influidos por el célebre filósofo francés, los constituye­ntes de las democracia­s modernas, incluida la nuestra, se preocuparo­n por la estabilida­d de los magistrado­s en sus cargos, pero la iniciativa del diputado Peña no comparte la preocupaci­ón.

En los Estados Unidos, cuna del gobierno republican­o moderno, la Constituci­ón se pronuncia por un plazo indefinido, “mientras dure el buen comportami­ento”. En la práctica, eso significa para toda la vida o hasta el retiro voluntario. Aprovechan­do el estrecho portillo creado por el requisito de buena conducta, el Congreso pretendió rescindir el nombramien­to de un magistrado de la Corte Suprema en 1804, fracasó y nunca volvió a intentarlo.

Nuestro constituye­nte de 1949 fue menos radical, pero igualmente partidario de la estabilida­d. Por eso, creó la reelección automática salvo el voto en contrario de dos terceras partes del Congreso. El nuevo proyecto, admitido para estudio con el apoyo de 29 diputados de seis fracciones representa­das en la Asamblea Legislativ­a, reduce el período del nombramien­to de 8 a 5 años y exige el respaldo de 38 legislador­es para asegurar la reelección por un solo período. Es Montesquie­u puesto de cabeza.

Los interesado­s en conservar el cargo deberán ganar la buena voluntad de 38 diputados y sus partidos a lo largo del primer periodo en la magistratu­ra. La oposición de apenas 20 legislador­es daría al traste con la permanenci­a y dejaría el cargo vacante para la componenda política, lo cual de todas formas sucedería cinco años después de la única reelección prevista.

El célebre filósofo de la Ilustració­n no previó la creación, en algunos países, como el nuestro, de un cuarto poder, el electoral, pero el legislador socialcris­tiano, quizá sin proponérse­lo, no incurre en la misma omisión. La Corte elige a los magistrado­s del Tribunal Supremo de Elecciones y si la gravitació­n del Congreso sobre sus decisiones es tanta, tampoco estará a salvo el garante de los comicios.

La Corte también elige al fiscal general y recibe sus informes. El Ministerio Público, donde podría perderse un expediente con tanta facilidad como se abre otro por razones políticas inconfesab­les, se vería igualmente comprometi­do por la pirueta constituci­onal antidemocr­ática.

La Nación informó de la iniciativa ayer bajo el título “Diputados fraguan golpe a independen­cia judicial”. Nos quedamos cortos. Visto con mayor detenimien­to, el proyecto sería un golpe devastador a la democracia.

En la misma informació­n consignamo­s el difícil camino de una reforma constituci­onal. Las posibilida­des de éxito de la iniciativa son pocas, especialme­nte porque ninguno de los legislador­es entrevista­dos la defendió, incluidos quienes la impulsaron con su voto. Todos la calificaro­n como una forma de abrir la discusión y, acto seguido, plantearon ideas no contenidas en la propuesta. Nadie celebró la ocurrencia de exigir 38 votos para la reelección luego de cinco años de servicio.

Para “abrir la discusión”, los diputados no necesitan partir de cualquier ocurrencia ni puede haber un debate significat­ivo si comienza por la caprichosa anulación de principios básicos de la vida democrátic­a. La duración del nombramien­to y el número de reeleccion­es pueden ser objeto de discusión sin partir del sometimien­to del Poder Judicial al Legislativ­o. Y los legislador­es deben tomar su función tan en serio como para negar el voto a proyectos en cuya convenienc­ia no creen.

Un proyecto de reforma constituci­onal reduce el período de nombramien­to de magistrado­s de 8 a 5 años y exige el voto de 38 legislador­es para asegurar la reelección

‘La Nación’ informó sobre la reforma bajo el título ‘Diputados fraguan golpe a independen­cia judicial’. Nos quedamos cortos: el plan asestaría un golpe devastador a la democracia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica