EN GUARDIA
Un pequeño, pero selecto grupo de lectores sigue fiel mente esta colum na cuando se aleja de los ásperos temas económi cos para abrazar otros distin tos, propios del ser humano Es gente de mi generación inclinada a lo emotivo y lite rario, a quienes he tenido en abandono. Hoy, les traigo una canción transcendental: Wha
the world needs now. Fue com puesta por Hal David y Bur Bacharach, interpretada con mucho feeling por Dionne Warwick en 1966 y reivindi cada por la rebelde juventud parisina en 1968, cuando pro testaban sin saber por qué o contra quién; también, en los riots en Cambridge, Mas sachussets, donde cursé mis estudios universitarios (1969) en las revueltas de California por la guerra de Vietnam (y su famosa pancarta: “Make love
not war”), y ahora cobra vida en “Chile despertó”.
Ellos buscaban la felicidad sin aceptar que esa ansiedad colectiva se debía librar pri mero en el fuero personal En esos años, en un stand de música en Harvard Square vi a una joven esculcar en un escaparate discos de acetato de Warwick. Tenía ojos cafés inconfundibles, de la mujer costarricense. Intrigado y le pregunté: “Do you know the
way to San José?” (otra be lla grabación de Warwick) y ella, sonriendo, respondió: “I
do”. Celebramos el encuentro como si nos conociéramos de siempre, y terminamos la tar de en un café. Le pregunté de la infelicidad estudiantil. Me relató un estudio de la Univer sidad de Harvard, de renom brados psiquiatras sobre las verdaderas causas de la feli cidad. Después, se fue a Was hington a buscar trabajo y yo regresé a San José. Nunca la volví a ver.
Años después, el Dr. Ro bert Waldinger, conductor del estudio, reveló detalles de la investigación. Entre mu chas variables, rescató una constante: la clave de la felici dad es el amor. ¿Descubrió e agua tibia? El asunto es más complejo. Hay tres dimensio nes: 1. Relaciones cercanas aquellos que permanecieron en estrecha unión con sus familias, amigos y vecinos tendían a ser más felices que los seres solitarios, como yo
2. La calidad, no la cantidad de relaciones coincide con la edad: de joven, muchas y, a veces, revoltosas; en la madu rez, pocas, pero gratificantes
3. Parejas estables y solidarias viven en plena armonía. Pero ninguna habla de una felici dad colectiva.
Para Warwick, el mundo necesita más amor, no solo para unos, sino para todos ¡Poético! Pero debemos redi mirnos internamente antes de inculpar a los demás.