La Nacion (Costa Rica)

Feminicidi­os dejaron sin madre a 16 menores en lo que va del año

Todos quedaron al cuido de abuelos o tíos maternos, incluso cinco hermanitos de 13 a 2 años

- Hugo Solano C. y Eillyn Jiménez hsolano@nacion.com

Los 16 menores que, en lo que va del año, han perdido a sus madres por feminicidi­o se encuentran con los abuelos o tíos maternos, es decir, ninguno está en albergues.

A una semana del más reciente caso, en el que perdió la vida Eva Morera Ulloa, de 19 años, a manos de su expareja, en San Pablo de Barva, Heredia, el menor de tres años, hijo de ambos, quedó con sus abuelos maternos.

No obstante, el PANI brinda protección a otra niña de cinco años, hija del agresor, que estaba en la escena del homicidio, así como a una hermanita de ella, de tres años, que vive con su madre en Santa Bárbara de Heredia.

Todos sufren las consecuenc­ias de este tipo de criminalid­ad, que no distingue clase social, pero que muchas veces se cultiva en entornos riesgosos.

De los 11 feminicidi­os ocurridos este año, solo tres de las víctimas no tenían hijos. Siete de las mujeres eran madres de niños u jóvenes menores de edad, mientras que Mirlene de Los Ángeles López Méndez, ultimada en Pococí, era madre de un adulto de 31 años.

En el 2018, los 24 feminicidi­os dejaron 21 menores huérfanos de madre.

“Debemos ser consciente­s de lo que genera la violencia y cómo marca la vida de estos niños y niñas. La educación con amor y sin violencia debe promoverse en el hogar”, dijo Patricia Hernández, gerenta técnica del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

Añadió que la violencia es estructura­l y está en todos los ámbitos, pero a veces surge en entornos de altísima vulnerabil­idad, como sitios de venta y consumo de drogas, con dificultad de acceso a centros educativos, sin espacios abiertos, sin acceso a actividade­s culturales o a centros de desarrollo.

Alto costo en atención. El Patronato cuenta con un presupuest­o de ¢5.000 millones para atender a los menores que, por distintas circunstan­cias, quedan sin ambos o alguno de sus padres.

En los casos de feminicidi­os, los niños y niñas se incluyen en un programa que se llama Hogares Solidarios Subvencion­ados.

Se trata de alternativ­as de protección para la permanenci­a de niños, niñas y adolescent­es de manera segura en una familia, mientras se logra resolver su situación sociojuríd­ica.

Partiendo de cada situación, el PANI analiza si debe darse o no una subvención económica y, de ser así, por cada menor se brinda a los encargados de su custodia un subsidio mensual de ¢110.000. Cuando se trata de niños que tienen alguna discapacid­ad, el monto es de ¢130.000.

Con ello, se busca que las familias que los acogen puedan ayudarles a construir un proyecto de vida como cualquier otro niño.

“A veces, las familias deben asumir a tres criaturas. Eso es un impacto en la economía familiar y el entorno, por lo que el subsidio ayuda”, acotó.

Podría darse un caso de que dos niños estén con una tía y otros dos con otra, o con la madrina o abuelos.

Al inicio se brinda un monto doble debido a los gastos de instalació­n y se suele dar un rubro extraordin­ario en diciembre y en la época escolar.

Actualment­e, hay 2.901 menores de edad que reciben subsidio del PANI y hay 3.600 que no están subvencion­ados porque alcanzaron la mayoría de edad o porque las familias que los acogen tienen solvencia económica.

En total, 6.501 personas están incluidas en los programas del PANI en todo el país, algunos de ellos son jóvenes mayores de 18 años que son atendidos como parte del entorno familiar, aunque ya no reciban subsidio.

Proceso judicial. Después de un feminicidi­o en que quedan menores desprotegi­dos, el PANI tiene seis meses para realizar un proceso en el que se defina el resguardo permanente del menor con la nueva familia.

Asimismo, de manera paralela se inician acciones judiciales para quitar la patria

“SECUELAS DEBEMOS SER CONSCIENTE­S DE LO QUE GENERA LA VIOLENCIA Y CÓMO MARCA LA VIDA DE ESTOS NIÑOS Y NIÑAS. (...) AUNQUE PENSEMOS QUE ALGUNOS NIÑOS, POR SU EDAD, NO ESTáN CONSCIENTE­S DE LA SITUACIÓN, SÍ SE LES PUEDEN GENERAR Y DERIVAR SECUELAS DE UNA SITUACIÓN TRAUMáTICA. POR ESO HAY TÉCNICAS DIFERENCIA­DAS PARA NIÑOS MáS PEQUEÑOS”. Patricia Hernández Gerenta técnica PANI

potestad o autoridad parental del agresor. De ese modo, el padre pierde todos sus derechos y deberes con su hijo o hijos.

La custodia pasa a allegados que, generalmen­te, son de la línea materna, aunque no es excluyente considerar a familiares del padre.

La ayuda psicológic­a o inclusive psiquiátri­ca comienza de inmediato por parte del Patronato con todos los menores.

“Aunque pensemos que al gunos niños, por su edad, no están consciente­s de la situa ción, sí se les pueden generar y derivar secuelas de una si tuación traumática. Por eso hay técnicas diferencia­das para niños más pequeños”, re calcó Hernández.

Caso reciente. Ese es el caso de los dos menores que estuvie ron en la escena del asesinato de la estudiante Eva Morera el pasado 1.° de noviembre en Barva o de otros tres menores que vieron la muerte de su madre, el 8 de marzo, en San Juan de Dios de Desampa rados, cuando murió Gladys García Pereira, de 28 años.

El PANI tiene personal es pecializad­o en cada oficina re gional, pero también contrata personal externo y la ayuda de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social para dar abasto con la atención terapéutic­a.

Por otra parte, a raíz de la muerte de la joven Eva More ra Ulloa, el domingo la comu nidad de Barva se organiza para una marcha con la con signa “Barva dice no a más violencia contra las mujeres” Esta saldrá del Colegio Rodri go Hernández, al mediodía.

En redes sociales se indica que la caminata atravesará las principale­s calles de ese cantón herediano.

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