Auditor pasa por siete cantones para ir al trabajo
Para trasladarse a su trabajo, Daniel Avendaño debe recorrer 37 congestionados kilómetros entre Taras de Cartago y Lindora, en Santa Ana.
Este auditor de 29 años, quien labora para una empresa trasnacional instalada en Forum 2, pasa por siete cantones cada día: Cartago, La Unión, Curridabat, Montes de Oca, San José, Escazú y Santa Ana.
El tiempo que invierte en su travesía cambia según el transporte que utilice.
Hasta hace unas semanas, Avendaño viajaba en bus. En la mañana, gastaba cerca de hora y media en el traslado y, al regreso, tardaba hasta dos horas y media, pues el congestionamiento vial es más caótico.
Ante este calvario, su padre le facilitó un vehículo que le permite ahorrarse una hora y media de viaje.
“Siento que una parte importante de mi vida se me va en presas. No creo que viajar en carro sea la solución, es más como un paliativo y no pienso usarlo todos los días”, aseveró Avendaño.
El joven lamenta que en las presas pierde tiempo valioso que podría dedicar al estudio, a compartir con familia y amigos, a actividades físicas, o bien, simplemente a descansar después de la jornada laboral.
Por ello, ahora piensa en la posibilidad de alquilar un departamento más cerca de Santa Ana.
Según el Informe Estado de la Nación 2019, presentado el pasado miércoles, 33 de cada 100 trabajadores costarricenses deben desplazarse a otros cantones para llegar a su centro laboral.
En la Gran Área Metropolitana (GAM), la proporción de trabajadores que deben moverse a otros cantones asciende a 46 de cada 100.
Se trata de un flujo diario de 476.000 personas que, sumado a las deficiencias del transporte público, que motivan a muchos a optar por carro propio o moto, genera una fuerte presión sobre las principales rutas metropolitanas.
“El congestionamiento vial en Costa Rica tiene efectos negativos en términos ambientales, económicos y sociales, porque los aumentos en los tiempos de viaje están en detrimento de la economía personal, representan un costo importante para el país y también en la calidad de vida de las personas”, afirmó Karen Chacón, investigadora del Estado de la Nación.
En esa línea, el informe estimó que, en promedio, cada costarricense gasta $2.869 anuales en costos asociados a las presas.
Para elaborar ese cálculo, el Estado de la Nación se basa en una premisa: se asigna al tiempo de viaje un valor monetario igual al que se recibe por el trabajo realizado.
Los mayores costos los asume la población trabajadora de Barva, Vásquez de Coronado, Moravia, San Pablo, Aserrí, San Isidro de Heredia, Montes de Oca, Goicochea, La Unión, Heredia, Curridabat y Mora.