Nuevo líder de Líbano califica de ‘catástrofe’ el estado del país
El nuevo primer ministro libanés, Hasán Diab, advirtió ayer de que su país vive una “catástrofe” económica, política y social, y prometió dar respuesta a los “inmensos desafíos” que esperan a su recién estrenado gobierno, comenzando por las incombustibles protestas en las calles.
“En realidad, estamos frente a una catástrofe y tenemos que mitigar su impacto y sus repercusiones sobre la vida de los libaneses”, subrayó. “Los desafíos son inmensos, los ciudadanos están cansados de promesas y de planes que se quedan en el papel”, aceptó.
Diab, de 61 años, prometió responder a las reivindicaciones de la calle con este gobierno de “tecnócratas independientes”.
Pero cuando se anunció el gobierno el martes, en las principales ciudades del país los manifestantes descontentos incendiaron neumáticos y bloquearon carreteras.
Este miércoles, la calma parecía haber retornado a Beirut, pero en Trípoli, la gran ciudad del norte del país, las escuelas seguían cerradas después de una noche de disturbios.
El martes en Beirut, varios centenares de personas se congregaron en una calle que lleva al Parlamento, frente a una barrera policial. Intentaron atravesarla, y lanzaron piedras y petardos contra las fuerzas del orden, que respondieron con gases lacrimógenos y agua a presión.
En tres meses de protestas, la cólera ciudadana solo ha aumentado. A las reivindicaciones políticas se suman las económicas. En estos últimos meses, la crisis se ha agravado con despidos en masa, drásticas restricciones bancarias y una fuerte depreciación de la libra libanesa frente al dólar.
El nuevo gobernante tiene ante sí una tarea titánica en un país que se hunde bajo el paso de una deuda que roza los $90.000 millones.