Leo Moreira debuta sin el traje de héroe
El arquero poco pudo hacer en su primer juego como rojinegro, con empate 1 a 1 en San Carlos
Alajuelense, desde que arrancó el Clausura 2020, vive en un letargo que parece eterno. El cuadro manudo no consigue carburar como lo hizo el certamen pasado y depende en demasía de los destellos individuales, así fue cuando vencieron a los Universitarios que Alex López sacó la cara; ahora ante San Carlos le tocó levantar la mano a un cachorro, Geancarlo Castro, y al eterno goleador Jonathan McDonald.
Los manudos y norteños empataron 1 a 1, en un partido de trámite lento, pocas emociones y en el que los rojinegros llegaron dos veces con peligro y una fue gol, al igual que su contrincante.
El cotejo fue parejo en falta de emociones. Se desarrolló sobre todo en la media cancha, donde San Carlos fue mejor, pero no por mayor generación de juego, sino por piernas. Christian Martínez fue un tractor, Esteban Ramírez dominó su banda, Golobio metió pierna y Randy Chirino supo administrar la pelota cuando debió.
Alajuelense, fuera del campo de juego, es un club agresivo, gustoso de golpear la mesa, que sorprende. Así lo hizo la semana pasada cuando presentó a Leonel Moreira y Dylan Flores como sus dos flamantes refuerzos; no obstante dentro del terreno de juego le cuesta.
De hecho, sus dos nuevos jugadores se estrenaron pero sin pena ni gloria. Leonel fue titular, empero sus condiciones no las pudo enseñar, ya que en gol no tenía nada que hacer, mientras que Dylan ingresó para convertirse en el revulsivo en el complemento, no obstante él no lo logró.
El que sí marcó diferencia fue Geancarlo Castro, el juvenil que ingresó a falta de cinco minutos para que terminara el cotejo y con solo 180 segundos en el campo sirvió de forma magistral para que Jonathan McDonald abombara las redes.
El hábil extremo se escapó por derecha, paró una pelota que se le iba larga con una barrida, la pasó entre las piernas del zaguero que lo marcaba, el balón le quedó a Mac y el romperredes no dudó en fusilar a Patrick Pemberton.
Andrés Carevic lo celebró como propio en el banco de suplentes, gritó mirando el césped sintético y con sus puños arriba volvió a ver a la gradería; la sonrisa del estratega argentino fue notoria y su satisfacción era la de una victoria.
El partido fue bravo para los erizos, porque su rival, con solo 34 minutos de juego, marcó el 1 a 0 a favor.
El gol fue una gran escapada de Randy Chirino, quien dejó tres marcas en el camino, habilitó a Esteban Ramírez, el carrilero centró y el panameño Jorman Aguilar cerró al primer palo para dejar a Leonel Moreira sin reacción.
Con la llegada de la apertura del marcador de forma tan tempranera, los locales se sintieron cómodos en el terreno y empezaron a administrar sin necesidad de meter el pie en el acelerador.
La Liga, por su parte, sí luchó con más ímpetu que fútbol por incomodar al adversario.
En el complemento, Carevic decidió retirar a Anthony López e incluir a McDonald, también mandó a las duchas a Allen Guevara para que entrara Dylan Flores y corrió todos los riesgos al sacar a Barlon Sequeira para darle campo a Castro.
Sobre la hora Alex López reventó la esférica en el vertical de mano izquierda de Pemberton; la victoria era demasiado premio para él y sus compañeros.
La apuesta al final dio réditos positivos y la Liga consiguió salvar una unidad en un partido que amenazaba con darle un certero golpe a la confianza de su afición. En medio del letargo, los rojinegros sacaron oro de Ciudad Quesada y se mantienen a un punto de zona de clasificación. Su gran obligación es despertar cuanto antes.