Gobierno paga ‘salario’ a familias por enviar hijos a estudiar
IMAS autoriza invertir dinero de becas en gastos del hogar
Ya no son becas estudiantiles. Ahora se llaman transferencias monetarias condicionadas. Ese es el nombre del “salario” que el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) otorga a 200.000 familias en pobreza o pobreza extrema para que mantengan a sus hijos en la escuela.
No representa un costo adicional para el Estado. El IMAS realizó el cambio en el concepto y en el uso de las becas que se daban para preescolar y primaria por medio del Fondo Nacional de Becas (Fonabe). Se aplicó a estas el mismo principio de las ayudas para 200.000 colegiales del programa Avancemos.
Es decir, la familia puede usar ese dinero para cubrir lo que considera una necesidad del hogar como pago de recibos por servicios públicos, comprar alimentos, medicamentos, vestimenta o sumarlo para encarar el alquiler.
Su compromiso es mantener a los menores en el aula, ya sea preescolar, escuela o colegio. Incluso, para garantizar el cumplimiento, padre y madre firman un un documento, y el IMAS verifica que el alumno se mantenga matriculado.
En total, esas 400.000 transferencias económicas le costarán este año al Estado ¢118.000 millones.
A cada uno de 200.000 niños de preescolar y primaria (programa Crecemos) se les girará ¢18.000 por mes para un total de ¢50.000 millones.
A los 200.000 colegiales del programa Avancemos se les destinará ¢68.000 millones: ¢30.000 al mes para los de sétimo, octavo y noveno y ¢40.000 para los de décimo, undécimo y duodécimo.
Hay dos compromisos por parte de las familias: mantener a sus hijos en la escuela o colegio e informar si la situación económica del hogar mejora.
“Los programas de transferencias monetarias condicionadas son un instrumento de política social que consisten en un beneficio dirigido a la familia. Proporciona un ingreso adicional para disminuir carencias básicas, como compensación del costo de oportunidad de mantenerse dentro del sistema educativo (condicionalidad) lo cual pasa a ser un compromiso formalmente suscrito con la institución”, detalló el Instituto en relación con la diferencia entre ese y otros beneficios que otorgan.
Juan Luis Bermúdez, presidente ejecutivo del IMAS, amplió el concepto: “Hay un objetivo muy específico en las transferencias monetarias condicionadas: es garantizar la permanencia de los niños en el sistema educativo. Los montos que tenemos disponibles buscan atender las necesidades más inmediatas de esos niños o de ese alumno que está en el colegio. La familia tiene la posibilidad de atender otra necesidad muy específica, no hay una limitación por parte de la institución (en el uso de la transferencia condicionada)”.
Según el funcionario, la idea es que el niño o adolescente no tenga que salir de estudiar para trabajar o ayudar a su familia a cubrir sus necesidades.
El concepto de transferencias monetarias condicionadas nació en el 2006, precisamente con el programa para colegiales Avancemos, del IMAS.
La institución lo extendió en el segundo semestre de 2019 para preescolar y primaria cuando asumió la administración de los subsidios para esos niveles que antes estaban a cargo del Fonabe.
Todas las transferencias juntas están cobijadas bajo el programa Crecemos.
Contra deserción. La deserción de estudiantes de secundaria pasó de 7,2% (26.290 alumnos) en el 2017, a 3,5% (12.613) en 2018. Mientras que, en primaria, el abandono pasó de 0,7% (3.023) en el 2017 a 0,2% (963) en el 2018, según datos del MEP.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) también desarrolla programas para evitar el abandono en las aulas por parte de los estudiantes. Por ejemplo, Yo me apunto, motiva a los alumnos para que no dejen los estudios e intenta traer de vuelta a los que los dejaron.
Bermúdez manifestó que estas transferencias económicas complementan las ayudas que ya se dan a las familias por medio de los otros programas del IMAS para que atiendan sus necesidades.
Por ejemplo, el Instituto tiene el programa llamado Atención a Familias, un subsidio que, básicamente, usan los hogares para atender sus necesidades.
Este subsidio, según la entidad, “promueve la satisfacción de necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda y servicios públicos básicos, entre otros; mediante un aporte económico al ingreso familiar propiciando mejores condiciones de vida”.
Para el 2019, el IMAS invirtió ¢59.975 millones en ese subsidio, unas 135.000 núcleos familiares resultaron beneficiados.
Se les otorga un monto mensual temporal o permanente (en el caso de adultos mayores o personas con discapacidad) de ¢75.000.
“Por ejemplo, está el caso de una jefa de hogar en el ámbito rural que es trabajadora informal y gana ¢50.000 al mes limpiando casas. Además, hay un adulto mayor en esa vivienda que recibe una pensión del Régimen No Contributivo por ¢82.000; tiene un niño en primera infancia y otro en preescolar que tiene ingreso de 18.000 (por la transferencia condicionada).
”El ingreso de ese hogar son ¢150.000, que ni siquiera llega a superar (el monto) de la línea de pobreza que son ¢180.000”, expresó el presidente del IMAS.
Además, la institución tiene otros 12 programas para las familias en pobreza o pobreza extrema. Incluyen, por ejemplo, subsidio por alguna emergencia, como un incendio o inundación; cuidado y desarrollo infantil; mejoramiento de vivienda y ayudas para personas con discapacidad que no pueden trabajar ni estudiar.
En total, en las 15 iniciativas que posee el IMAS para las familias, se destinaron ¢201,399 millones en 2019.
En ese año, cada familia atendida recibió, en promedio, 2,4 beneficios de los distintos programas institucionales.
En cuanto a los alumnos que no tienen los medios para pagar el transporte para ir a su escuela o colegio, el MEP les asegura los recursos pertinentes. En total, en 2020, se invertirán ¢39.223 millones en el transporte de 164.225 estudiantes.
Si la familia de joven o niño no pueden sufragar el costo de los útiles, el IMAS dota de paquetes escolares a los alumnos en pobreza o pobreza extrema. Este año se invertirán ¢1.783 millones en paquetes para 198.000 estudiantes.
El MEP también sufraga la alimentación de los alumnos durante el tiempo lectivo.
Para el curso de este año, el Ministerio invertirá ¢113.410 millones en alimentación para 837.000 alumnos.