Ropa contamina el mar luego de pasar por la lavadora
Entre las alternativas está usar jabón líquido y comprar menos prendas
REINO UNIDO. Las microfibras sintéticas que expelen las lavadoras son una gran fuente de contaminación de las superficies marinas, constituyendo una capa invisible de plástico que es posible, no obstante, reducir de varias maneras.
Bolsas, botellas, pajillas, embalajes diversos... La caza al plástico empezó en muchos lugares del mundo para tratar de reducir las ocho millones de toneladas de plástico que cada año desembocan en los océanos, desde grandes trozos a micropartículas.
Pero con frecuencia se olvida a varios de los principales responsables: textil sintético, poliéster, nailon y acrílico.
“La mayoría de nuestra ropa lleva plástico”, subrayó Imogen Napper, investigadora de la Universidad británica de Plymouth.
Y “creemos que el lavado de la ropa podría ser una de las fuentes principales de contaminación plástica del medio ambiente”, aseguró, al calificar de “aterrador” este fenómeno “invisible”.
Las cifras varían según los estudios y los materiales, pero según los científicos, con cada lavado a máquina, millones de microfibras parten al circuito de evacuación, de los cuales una parte llega hasta el mar.
Fuga en toneladas. La fundación Ellen McArthur describió en el 2015 una fuga de 500.000 toneladas anuales de estas fibras minúsculas, para una producción de 53 millones de toneladas de textil.
De acuerdo un estudio de la organización Ocean Wise publicado el año pasado, un hogar medio en Estados Unidos y Canadá emite 533 millones de microfibras anuales. Y si bien en ambos países el 95% son interceptadas durante el tratamiento de las aguas residuales, 878 toneladas acaban en el mar.
Como las prácticas son muy diferentes entre continentes y hay pocas plantas de depuración capaces de detener elementos tan pequeños, es difícil extrapolar una cifra mundial, asegura uno de sus autores, Peter Ross.
Pero independientemente de su volumen, las microfibras, como cualquier otro microplástico, son tan nefastas para los pequeños organismos marinos que las confunden con alimentos como la bolsa de plástico para una tortuga.
En cualquier caso, no hay que esperar una solución milagro. “La única sería no llevar ropa”, afirmó Díaz Sánchez.
“Hay que actuar simultáneamente en las diferentes etapas de la descarga de microfibras, desde la fabricación del textil al tratamiento de aguas residuales”, aduce De Falco.