Solo 153 choferes ebrios perdieron licencia en los últimos tres años
Muchos se libran de quedarse sin el permiso al pagar multas
De los 3.035 adultos que el año pasado fueron trasladados a la Fiscalía por conducción temeraria, 2.138 llegaron por manejar con niveles de licor por encima de los permitidos.
Los otros 897 (30%) llegaron por otras causas como manejar por encima de los 150 kilómetros por hora, participar en piques o conducir bajo efectos de otras drogas.
Del 2017 al 2019, por manejar ebrios perdieron la licencia apenas 153 conductores. Además, en ese mismo periodo, también sorprendieron a 77 menores de 13 años conduciendo tomados.
Estos últimos se trasladan al Juzgado Penal Juvenil, donde les imparten ciertas charlas y les asignan algún tipo de trabajo en escuelas o un centro juvenil, para reparar la pena. Muchos son conductores de motos.
A estos menores infractores, en lugar de darles licencia a los 18 años, se les retrasa un año y pueden solicitarla hasta los 19.
“Nadie va a la cárcel si no hay personas fallecidas o accidentes que dejan a ocupantes de los carros con lesiones graves”, así resumió Carlos Rivas, asesor legal del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), lo que ocurre al final de los casos por ebriedad.
Dijo que el Código Penal permite las medidas alternas para diversos delitos, entre ellos la conducción temeraria, cuando no se lesiona a terceros involucrados.
Cada juez define la pena, pero se puede cambiar la cárcel por una multa de al menos tres salarios base del Poder Judicial, cifra que en la actualidad suma ¢1.350.600.
De igual manera, se puede establecer la prestación de servicios de utilidad pública que establezca el juez con la Dirección General de Adaptación Social del Ministerio de Justicia, en caso de que la persona no pueda pagar la multa.
Casi todos se acogen a estas medidas para evitar la cárcel.
El Poder Judicial informó de que, por las diversas causas de conducción temeraria, el año pasado llegaron a juicio entre enero y setiembre 465 personas. 70 de ellas recibieron una pena menor a los 10 años de cárcel.
La Policía de Tránsito no cuenta con estudios certeros, pero ciertas observaciones e indicios en las escenas de accidentes graves les permiten tener una idea de los accidentes donde medió el licor.
Encontrar latas de cerveza, botellas de licor a medio consumir o sobrevivientes de accidentes en estado de ebriedad, les permiten calcular que el año pasado murieron unas 30 personas en accidentes donde habría mediado el licor. Esa cifra supera en ocho, los 22 casos del 2018.
“Va a haber que trabajar mucho más en ese tema”, dijo la fiscala general Emilia Navas. Añade que la cultura y la idiosincracia tica llevan a muchos a conducir bajo los efectos del licor y droga, como si nunca les fuera a ocurrir un accidente.
“La política sigue igual de estricta y rigurosa en la Fiscalía General y eso no va a cambiar” sostuvo.
Después del Circuito Judicial de San José, los de Cartago y Alajuela, en ese orden, son los que más casos acusados por conducción temeraria de adultos recibieron.
La edad promedio de los detenidos es de 28 años, pero hay personas de hasta 86 años.
Curso obligatorio. Desde el 2012, una modificación aprobada por la Asamblea Legislativa para la Ley de Tránsito (N.° 9078) le otorgó un rango de puntos a ciertas faltas y obliga a todo conductor que acumule cinco o más puntos a llevar un curso de reeducación vial y ganarlo con nota mínima de 80, para poder renovar su licencia.
A partir del 2014 se tuvo listo el primer plan para atender a esta población en la Dirección General de Seguridad Vial.
Desde peones hasta médicos, empresarios y funcionarios públicos han tenido que hacer el curso para volver a optar por la licencia.
Esas personas se integran a los cursos regulares de quienes aspiran a tener licencia por primera vez, los cuales se brindan todas las semanas.
Se les identifica por medio de una codificación al matricularse, de modo que el instructor hace ciertos énfasis con ellos, dependiendo de la falta que cada uno cometió.
Si es por alcohol, se le habla de las implicaciones legales, consecuencias y estadísticas.
El curso dura una semana, pero hay un proyecto de reglamento que se espera sea ratificado por la Junta Directiva del Cosevi este mismo año, donde se propone un curso diferenciado para esa población.
Ese cambio impediría a los de reeducación hacerlo por suficiencia (es decir, sin asistencia presencial) como ocurre ahora y, además, en lugar de una semana tendrían que participar durante un mes, dos días por semana.
Carlos Rojas, jefe del departamento de Formación de la dirección de Educación Vial, explicó, a manera de ejemplo, que los detenidos por manejar ebrios deberán ir al Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), a hablar con expertos sobre los daños que causa el licor y cómo esa sustancia desinhibe a quien lo consume.
Quiénes adelanten en cruces de ferrocarril irían al Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) a conocer el impacto de paralizar el servicio y el costo de reparar las máquinas que quedan fuera de servicio.
Esas visitas y otras les permitirán recoger información que deberán llevar al grupo para ser discutida y que ayude a sensibilizar y que el curso no sea solo de memorizar.
La nueva propuesta busca que sea menos de memoria y más de sensibilización. “Queremos gente que salga consciente de lo que se va a enfrentar en las vías y que salga a conducir de manera más precavida y preventiva”, acotó Rojas.
Para quienes quieran licencia de moto se planea un curso diferente, tomando en cuenta el criterio de especialistas.
En Paso Ancho hay siete instructores y todas las semanas hay cursos básicos en tres horarios y uno para interesados en transporte público. No hay de noche por falta de presupuesto, dijo Carlos Rojas.
Casi todos los asistentes se ven obligados a sacar permiso en el trabajo o vacaciones para ir al curso.
Entre los asistentes han llegado adultos mayores que hicieron el curso cuando lo impartía el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) hace muchos años.
En términos generales lo pierde un 60% de quienes lo hacen por primera vez; es decir solo el 40% lo aprueba.