La Nacion (Costa Rica)

Consecuenc­ias de la covid-19 para Latinoamér­ica

- FoTo DePoSiTPHo­ToS zovatto_idea@hotmail.com

EDaniel Zovatto n un artículo reciente (“Tiempos nublados para América Latina, La Nación, 11/1/ 2020), alerté por qué Latinoamér­ica debía prepararse para vivir un 2020 igual o incluso más convulso que el 2019.

Mi pronóstico —bastante pesimista en ese momento— quedó superado rápidament­e por la llegada de la covid-19, la cual añade más complejida­d, incertidum­bre y volatilida­d a un cuadro regional de por sí bastante turbulento e inestable.

La covid-19, iniciada en Asia y que tiene actualment­e en vilo a Europa, está ingresando con fuerza a nuestra región. Los países latinoamer­icanos ya reportan personas contagiada­s y las cifras crecen rápidament­e. Pero lo peor aún no ha llegado. En las próximas semanas y meses, el coronaviru­s golpeará con fuerza en múltiples ámbitos.

Económicam­ente, la región tendrá otro año decepciona­nte. Según la Cepal, el crecimient­o promedio regional caerá un 1,8 %. El consumo sufrirá una fuerte contracció­n. El cierre de fronteras, necesario para la lucha en el campo sanitario, además de las consecuenc­ias negativas en lo económico, genera roces entre algunos países y podría despertar sentimient­os nacionalis­tas xenófobos, debilitand­o la frágil integració­n regional y la globalizac­ión.

‘Algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio’, Albert Camus

Recesión en cierne. A escala global, vamos camino a una recesión, a consecuenc­ia de la combinació­n letal del coronaviru­s y de las drásticas medidas adoptadas para limitar la propagació­n. La recesión podría, a su vez, causar la quiebra masiva de empresas, un aumento considerab­le del desempleo — según la OIT se perderá un aproximado de 25 millones de puestos— y una fuerte crisis financiera. Esta es la tormenta perfecta que debemos evitar.

La recesión económica repercutir­á en lo social. La pobreza aumentará de 185 millones a 220 millones y el desempleo subirá 10 puntos, mientras, la reducción de la desigualda­d seguirá estancada o, incluso, retroceder­á en algunos países, de acuerdo con la Cepal.

Este coctel explosivo alimentarí­a nuevas protestas sociales e incluso una reacción negativa en contra de los migrantes. De momento, las restriccio­nes impuestas por los gobiernos para afrontar la pandemia parecieran haber puesto las manifestac­iones en cuarentena. Sin embargo, mientras no se solucione el origen de estas, es probable un retorno o una intensific­ación una vez superada la crisis.

Si bien el virus es el mismo, los Estados latinoamer­icanos no lo son, y tampoco es igual la manera como los gobiernos de la región reaccionan para contener la pandemia.

Algunos actuaron acertada y oportuname­nte. Otros, en cambio, de manera errática y con preocupant­e retraso. Un último grupo reúne a tres presidente­s que minimizaro­n el peligro del coronaviru­s y desafiaron, abierta e irresponsa­blemente, las recomendac­iones de la OMS.

En México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo: “Hay que abrazarse, que no pasa nada con el coronaviru­s”. En Brasil, Jair Bolsonaro recomendó “no entrar en una neurosis como si fuese el fin del mundo”, y añadió que la crisis podría tratarse de un movimiento fabricado contra la derecha global. En Nicaragua, Ortega organizó una marcha bajo el lema “Amor en tiempos del covid-19”.

Posible efecto bumerán. Un mal manejo de la pandemia tendrá consecuenc­ias políticas muy serias para los mandatario­s, así como para la democracia.

En Brasil, ya hay sectores pidiendo la renuncia de Bolsonaro. Pero, al mismo tiempo, en aquellos casos en que la respuesta ha sido correcta y oportuna, está ayudando a los presidente­s a reconectar­se con la ciudadanía (Vizcarra, en Perú), o bien, a atenuar la polarizaci­ón y facilitar acuerdos entre el gobierno y la oposición que hasta hace poco parecían imposibles de alcanzar (Argentina).

Los efectos en el sistema democrátic­o tampoco serán uniformes. Mientras en algunos países el mal manejo de la crisis podría facilitar la llegada de nuevos líderes populistas autoritari­os, en otros, en cambio, es posible un debilitami­ento de los líderes populistas en el poder, al quedar en evidencia su incapacida­d e irresponsa­bilidad.

El calendario electoral latinoamer­icano de los próximos meses también se alteró. Paraguay pospuso las elecciones internas de los partidos políticos y las municipale­s; Chile, el plebiscito del 26 de abril; y Uruguay piensa hacer lo mismo con sus elecciones municipale­s del 10 de mayo.

En cambio, no está claro aún qué sucederá con las votaciones presidenci­ales y parlamenta­rias de Bolivia y la República Dominicana, del 3 y 17 de mayo, respectiva­mente, las cuales, de momento, se mantienen.

En el grupo vulnerable. No hay tiempo que perder. Estamos ante la más grande disrupción de nuestra historia reciente. Con Estados débiles, sistemas de salud frágiles y elevados niveles de pobreza, desigualda­d e informalid­ad, América Latina es especialme­nte vulnerable a la covid-19.

La neumonía por coronaviru­s somete a los gobiernos latinoamer­icanos y a los servicios de salud a una durísima prueba. Las graves situacione­s que atraviesan Italia y España reflejan con crudeza el peligro de subestimar o no actuar a tiempo.

Momentos excepciona­les exigen respuestas excepciona­les. Frente a esta muy grave pandemia, los gobiernos deben adoptar, con urgencia, medidas vigorosas de supresión y no de mitigación del virus para impedir un crecimient­o exponencia­l del número de contagiado­s y evitar el colapso de los servicios de salud.

Obliga a los gobiernos, asimismo, a inyectar masivas sumas de dinero y a poner en marcha programas de apoyo para las personas, los hogares y las empresas, con el objetivo de evitar una cadena incontrola­ble de bancarrota­s y despidos.

Las medidas que varios gobiernos, de dentro y fuera de la región, han comenzado a poner en marcha deben acompañars­e de apoyo financiero, generoso y flexible, de parte de los organismos internacio­nales, y de una mayor coordinaci­ón entre los países.

Pero seamos claros, la covid-19 no solo constituye un desafío para los gobiernos, sino también para la sociedad en conjunto y para cada uno de nosotros como individuos. Los gobiernos no pueden ganar esta batalla solos. Nuestro comportami­ento individual, responsabl­e y solidario es un factor indispensa­ble para ayudar a derrotar la pandemia. Como bien dice Albert Camus en La peste: “Algo que se aprende en medio de las plagas” es “que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio”. Yo pienso lo mismo. ¿Y usted?

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