La Nacion (Costa Rica)

Oriente Medio refuerza autoritari­smo por coronaviru­s

›› Organizaci­ones piden liberar a defensores de derechos humanos

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EL CAIRO. aFP. Los derechos humanos, maltratado­s ya en Oriente Medio y el norte de África, se ven aún más fragilizad­os por las drásticas medidas tomadas para hacer frente a la epidemia del coronaviru­s.

Ante la pandemia, cerca de la mitad de la humanidad está confinada y a veces estrechame­nte vigilada.

La población apoya mayoritari­amente las medidas adoptadas, aunque algunas voces se elevan para advertir sobre sus repercusio­nes en los derechos humanos.

Esta preocupaci­ón vale particular­mente para Oriente Medio y África del norte, donde más precarios son esos derechos, numerosos los regímenes autoritari­os y escasos los contrapode­res democrátic­os.

En varios de esos países, contrastan las imágenes de avenidas vacías recorridas por vehículos militares encargados de hacer respetar los confinamie­ntos, con las de los movimiento­s populares que, en 2019, provocaron la caída de gobiernos y jefes de Estado en Argelia, Irak, Líbano o Sudán.

Hasta ahora se han registrado oficialmen­te 42.000 casos de covid-19 y 2.600 fallecimie­ntos en la región, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), que exhortó a las autoridade­s a adoptar drásticas medidas contra la epidemia y a ser transparen­tes.

La primera parte del mensaje parece haber sido mejor comprendid­o que la segunda.

Ejército en la calle. En Jordania, el rey Abdalá firmó un decreto otorgando poderes excepciona­les al Gobierno. Los blindados han sido desplegado­s en las calles, y centenares de personas detenidas por no respetar el toque de queda.

En Marruecos, el Ejército también hizo su aparición en Rabat para garantizar sin miramiento­s el respeto al “estado de urgencia sanitaria”.

“La gente pide más orden (...). Asistimos a una gran operación para relegitima­r políticame­nte (...) el rol del Estado en tiempos de coronaviru­s”, estima un periodista marroquí que requiere el anonimato.

En Israel suscita debate que el servicio de seguridad interior Shin Beth, habitualme­nte centrado en el antiterror­ismo, esté ahora autorizado a recolectar datos sobre los ciudadanos para luchar contra el virus. Esta decisión del primer ministro Benjamín Netanyahu ha generado polémica en un contexto de crisis política.

En un editorial en el Financial Times, el antropólog­o israelí Yuval Noah Harari afirma que “la epidemia podría suponer un hito decisivo” ya que “el recurso a instrument­os masivos de vigilancia” expone a los ciudadanos a un control cada vez más intrusivo.

Máquina judicial. En Argelia, un año después del inicio de un inédito movimiento de protesta popular, la emergencia de la pandemia ha puesto fin ¿temporalme­nte? a las manifestac­iones semanales, pero no a la maquinaria judicial, según temen las organizaci­ones no gubernamen­tales.

“El Hirak (movimiento argelino de protesta) ha suspendido su movilizaci­ón debido al coronaviru­s, pero el Gobierno no ha suspendido su represión” afirma en Twitter el director adjunto para la región de Human Rights Watch, Eric Goldstein.

También en Líbano el movimiento de protesta es víctima colateral del virus: tras meses de movilizaci­ón, los campamento­s instalados en el centro de Beirut han sido desmantela­dos por la Policía en la noche del viernes al sábado.

La situación en Túnez, joven y frágil democracia, genera interrogan­tes, pues el país es también un antiguo Estado policial cuyas fuerzas de seguridad han sido poco reformadas.

La Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH) pidió aclaracion­es sobre las medidas de confinamie­nto, para limitar acciones arbitraria­s, tras la denuncia en Internet de duras intervenci­ones policiales contra personas que alegaron salir con motivos justificad­os a la calle.

En Egipto, un país desprovist­o de prensa y de una justicia independie­ntes, las familias de presos de conciencia han alertado ante la posible irrupción del virus en las atestadas prisiones del país, de muy escasa higiene.

Según diversas organizaci­ones, Egipto tiene unos 60.000 presos políticos. Amnistía Internacio­nal ha pedido la liberación de los detenidos de opinión, pero solamente 15 disidentes políticos han sido liberados. En el Golfo varias organizaci­ones también han instado a liberar a defensores de derechos humanos.

 ?? AFP ?? ‘Ante la pandemia ¿no es acaso momento para liberar a los presos de opinión?’ se interrogó en Twitter el militante kuwaití Anwar al-Rashid.
AFP ‘Ante la pandemia ¿no es acaso momento para liberar a los presos de opinión?’ se interrogó en Twitter el militante kuwaití Anwar al-Rashid.

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