La Nacion (Costa Rica)

La brecha digital dificulta sobrelleva­r la pandemia

- Yorleny León Marchena dIPuTada

Los beneficios de la sociedad del conocimien­to no llegan a todos por igual, como deja en evidencia la crisis por el coronaviru­s.

Mientras muchos niños y jóvenes siguen atendiendo sus estudios en la comodidad del hogar, efectuando ejercicios académicos disponible­s en distintas plataforma­s digitales, otro grupo considerab­le quedará rezagado por carecer de acceso a recursos tecnológic­os.

La desigualda­d golpea con más fuerza a las poblacione­s en desventaja socioeconó­mica, residentes en zonas rurales y adultos mayores porque no poseen el dominio de las herramient­as digitales para hacer trámites en línea, ya sean bancarios, municipale­s o de otra índole.

Son ciudadanos condiciona­dos para cumplir las disposicio­nes del Ministerio de Salud, de mantenerse en aislamient­o, por lo que se ven imposibili­tados para ir a las institucio­nes, pues son el principal grupo de riesgo en este momento.

La ineficienc­ia de Fonatel la pagan hoy quienes carecen del necesario acceso a la tecnología

No estamos hablando de categorías de un compendio estadístic­o. Son costarrice­nses de carne y hueso, quienes en la actualidad ven la situación todavía más “cuesta arriba” por el aislamient­o social y tecnológic­o.

¿Alguno se ha detenido a pensar cómo encaran estas personas la crisis sin poder recibir informació­n en tiempo real sobre la situación del país, sin acceso a fuentes confiables y sin paliar el distanciam­iento social por medio de herramient­as virtuales que les hagan posible ponerse en contacto con sus seres queridos?

Esta es la Costa Rica del bicentenar­io, encaminada a la cuarta revolución industrial con una grosera brecha digital sobre sus espaldas, que cada año se ensaña más y más con los más vulnerable­s.

En la era de la revolución digital, estar desconecta­do tiene un alto costo socioeconó­mico para los seres humanos.

A esas personas, les estamos restando, como país, la posibilida­d de obtener una educación de más calidad, nuevas oportunida­des de empleo y generación de emprendimi­entos, que, al final, se traducen en una vida de bienestar.

Lo más indignante es que Costa Rica cuenta con los recursos económicos para cerrar la brecha, pero desde hace una década el dinero se ha mantenido ocioso, hinchando las arcas de Fonatel, lo cual parece importar muy poco a los jerarcas de turno.

¿Ni una pandemia los hará despertar y poner freno al trato desigual? ¿Seguirá el país en la misma ruta una vez terminada la emergencia nacional?

Espero que la respuesta sea un enfático ¡no!, y nos aboquemos a tomar las acciones correctiva­s, sin titubeos, colocando el interés público en primer lugar.

El tiempo es ahora, no es dable esperar otra catástrofe para hacer lo correcto y encaminar al país hacia una ruta más justa.

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