Cierre de parques da respiro a vida silvestre
Minae analiza si convendría moderar ingreso de turistas tras alerta sanitaria
El cierre obligado de los parques nacionales debido a la emergencia nacional por el covid-19, le ha dado un respiro a la naturaleza en esas zonas protegidas.
Tanto es así que el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) analiza si convendría, una vez pasada la alerta sanitaria, moderar el ingreso de turistas.
Para tomar la decisión, el Ministerio comenzará a medir el impacto provocado por la falta de visitantes en estos sitios. Según el ministro Carlos Manuel Rodríguez, la primera de estas mediciones se realizará en el Parque Nacional Manuel Antonio, ubicado en Quepos, Puntarenas.
También se considera incluir en el estudio al Parque Nacional Tenorio, el Parque Nacional Santa Rosa (ambos Guanacaste), y el Parque Nacional Corcovado, en la península de Osa (Puntarenas).
Del 23 de marzo al 13 de abril, el Minae cerró por completo el acceso de visitantes a las áreas silvestres protegidas de Costa Rica para apoyar las medidas de mitigación ordenadas por el Ministerio de Salud contra el nuevo virus respiratorio y para resguardar la seguridad de los funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
La medida alcanza 44 lugares con visitación, entre parques nacionales, reservas biológicas, refugios de vida silvestre y otras áreas silvestres protegidas.
Pese a esta directriz, 1.962 turistas han recibido advertencias por parte de la Cruz Roja y el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), sobre el uso restringido de
aDoniS QUirÓS playas, en diferentes zonas de Costa Rica. (Ver nota adjunta).
Dedo en la llaga. Para el ministro Rodríguez, es crítico documentar los beneficios de la ausencia de actividad humana para los parques nacionales porque, según dijo, cuando eso se confirme “descubriremos que en realidad estamos haciendo un mal manejo de nuestras áreas protegidas”.
El ministro citó como el ejemplo el caso del Parque Nacional Manuel Antonio donde el Minae, según manifestó, batalla para disminuir el altísimo ingreso de excursionistas.
“Ahí deberían ingresar unas 600 personas al día, pero al final me temo que esa cifra ronda los 2.000. Soportamos una gran presión comercial de los empresarios de la zona para que eso siga sin cambio”, aseveró.
Según Rodríguez, ese parque nacional ejemplifica el tipo de interacción nociva entre humanos y animales que trastorna la vida silvestre porque esta termina acostumbrándose demasiado a los seres humanos.
Nuevos hábitos. Alexánder León Campos, director del Área de Conservación Guanacaste (ACG) del Sinac, aseguró que durante estas últimas semanas ha aumentado la presencia de animales silvestres en sitios a los que nunca se acercaban.
Mencionó, específicamente, una mayor presencia de dantas y jaguares.
Vilmar Villalobos Villegas, administrador del Parque Nacional Volcán Miravalles José Manuel Dengo, también confirmó que esta semana se vieron miembros de una familia de dantas registrada hace unos meses ahí.
Para la directora de Ambiente de Naciones Unidas, Inger Andersen, la naturaleza está enviando un mensaje con la pandemia de coronavirus.
Andersen aseguró que la humanidad viene ejerciendo demasiadas presiones sobre el mundo natural con consecuencias dañinas y advirtió de que, no cuidar el planeta es “no cuidarnos a nosotros mismos” según declaraciones brindadas al diario inglés The Guardian el pasado miércoles.
El propio jerarca del Minae comparte la hipótesis de que la vida silvestre vive muy cerca de los seres humanos. Sin embargo, cuando los animales salvajes perciben menos personas también amplían su rango de movimiento y de caza.
Según expresó, un avistamiento de tres manatíes el lunes frente al Parque Vargas de Limón pudo ser circunstancial, pero también podría ser efecto de la disminución evidente de actividad humana.