Covid-19, una dura prueba para sistema de salud y costarricenses
››Expertos: medias son efectivas; pero no debe bajarse la guardia
Mucho ha cambiado en Costa Rica desde la tarde del 6 de marzo anterior.
Ese día, en un salón repleto de periodistas, el presidente de la República, Carlos Alvarado, y su ministro de Salud, Daniel Salas, confirmaron el primer caso de covid-19 en el país: una turista estadounidense, de 49 años, quien cinco días atrás había llegado vía aérea con su marido para escapar del frío del hemisferio norte.
Hoy, casi un mes después de aquel anuncio, las clases en centros educativos públicos y privados están suspendidas hasta nuevo aviso. Ni bares, discotecas o casinos pueden abrir. La circulación vehicular está prohibida entre 5 p. m. y 5 a. m.; entre los pocos que pueden salir en carro a esas horas están los choferes de transporte público autorizado y de los vehículos de emergencia.
Si algún extranjero sale del territorio durante estos días, perderá su estatus migratorio. Tampoco se permite la entrada de foráneos, a menos que tengan condición de residente. Desde la medianoche del 18 de marzo, ya no llegan turistas a Costa Rica, en una medida que se prolongaría hasta la medianoche del 12 de abril, si no se anuncia algún cambio de última hora.
Restaurantes, centros comerciales y muchos sitios de trabajo han cerrado temporalmente como parte de las medidas de mitigación para frenar la pandemia aquí. Esto ha causado que miles de personas fueran cesadas de sus trabajos, de forma permanente o temporal.
Los más afortunados, que cada vez son menos, aún reciben su salario completo. Entre ellos, los empleados del sector público, que sin embargo ya fueron avisados de que no tendrán su esperado aumento anual. Otros, laborarán media jornada y recibirán la mitad de sus ingresos usuales, mientras el golpe global de este nuevo coronavirus pase.
“Este ha sido el mes más largo de toda mi vida, y probablemente muchos se sientan igual”, resumió la pediatra infectóloga y exministra de Salud, María Luisa Ávila Agüero, para quien las medidas de mitigación ordenadas por su sucesor y por el equipo de Gobierno han sido las adecuadas.
Pero tan solo ha pasado el primer mes. el ministro Salas no se cansa de repetir que más semanas se sumarán a esta nueva rutina como parte del esfuerzo que está haciendo el país para evitar una eventual explosión de casos. La misma que le ha estallado en la cara y ha provocado el colapso de los servicios de salud en países como Italia, España y más recientemente Estados Unidos, donde los muertos se cuentan por decenas todos los días.
Costa Rica elevó la alerta a condición amarilla el 8 de marzo. Ocho días después, el 16 de marzo, el mandatario decretó emergencia nacional para facilitar la canalización de recursos en la atención de esta pandemia, originada en China a finales de diciembre del 2019, y que a la fecha tiene a su haber más de 1,1 millones de infectados en todo el mundo y 64.000 muertes.
Desde el anuncio del primer caso, pasaron 15 días para que Costa Rica sobrepasara el centenar de enfermos confirmados. El viernes 20 de marzo, cuando se registró el segundo fallecimiento por covid-19, Salud anunció 113 enfermos con este nuevo mal respiratorio.
El 25 de marzo, 10 días después, se sobrepasan los 200 confirmados. Cuatro días después, Salud habla ya de 314 casos. Y el 3 de abril, cinco días después, se pasa la barrera de los 400, con 416 enfermos confirmados.
Hasta este sábado 4 de abril, Costa Rica reportó 435 enfermos con covid-19. De ellos, 25 están hospitalizados, 13 (52%) en Unidad de Cuidado Intensivo, una cifra que ha venido en aumento en las últimas semanas.
Fortalezas y desafíos. Lo hecho hasta ahora por el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en coordinación con otras instituciones del Estado, ha tenido frutos positivos, según especialistas consultados por La Nación.
La aparición de casos en este primer mes, todavía le da aire a hospitales para atender a quienes necesiten apoyo médico, sobre todo, cuidado intensivo, el área crítica. La CCSS cuenta con 227 camas en esos servicios, de las cuales 147 serían utilizadas en un primer momento para enfermos con el nuevo coronavirus.
Ávila reconoce que el mayor reto lo plantea la respuesta de la ciudadanía. “La mayoría de las personas hacemos caso, pero hay unos pocos que no se toman esto en serio y son los que puedan echar a perder la estrategia”, advirtió.
Hasta ahora, la llamada curva de casos se ha mantenido bajo control y relativamente estable, mas lo cierto es que los días que vienen serán los que definirán el éxito que el país tenga o no frente a covid-19.
“La estrategia se tiene que defender como en un juego de ajedrez, donde los peones, que están en la primera línea de batalla y que vendríamos a ser
“LA ESTRATEGIA SE TIENE QUE DEFENDER COMO EN UN JUEGO DE AJEDREZ, DONDE LOS PEONES, QUE ESTÁN EN LA PRIMERA LÍNEA DE BATALLA Y QUE VENDRÍAMOS A SER LOS CIUDADANOS, DEBEN EVITAR QUE MUERA EL REY, QUE PARA NOSOTROS SERÍA NUESTRO SISTEMA DE SALUD”.
María Luisa Ávila Pediatra infectóloga
los ciudadanos, deben evitar que muera el rey, que para nosotros sería nuestro sistema de salud”, mencionó Ávila.
Para una institución como la CCSS, que ha admitido que tendrá un doble golpe: en los