La Nacion (Costa Rica)

Economía de colores

La investigac­ión genómica de nuestra biodiversi­dad debería ser parte del plan de reactivaci­ón

- Sergio Vargas R. Geobiólogo s.vargas@lrz.uni-muenchen.de

Según algunos autores, Costa Rica alberga entre el 4 % y el 5 % de la biodiversi­dad del planeta y, probableme­nte, sea el país con más especies por kilómetro cuadrado.

Esta diversidad no representa, per se, una ventaja estratégic­a para el país. Costa Rica, sin embargo, ha sabido utilizarla para su desarrollo económico y social, principalm­ente a través del ecoturismo.

Si bien es cierto que los turistas tienen más destinos, además de nuestros parques nacionales, estos son un factor significat­ivo en la promoción del país.

Cabe destacar que solamente el 1 % del área de nuestros parques nacionales es dedicado a la recreación y deja a la conservaci­ón, otro de sus fines, casi la totalidad del área protegida.

Un tercer fin de las áreas de conservaci­ón nacionales es la investigac­ión científica, la cual se lleva a cabo en un puñado de localidade­s, a pesar de tener una relevancia estratégic­a y un potencial económico enormes.

Giro. A finales de los ochenta y principios de los noventa, una serie de desarrollo­s tecnológic­os en biología molecular generaron un cambio de paradigma en el estudio de la biología al permitir la secuenciac­ión de fragmentos de ADN de manera eficiente.

Esta primera revolución culminaría, tras años de esfuerzo, con la publicació­n del genoma humano en el 2001.

Solo cuatro años después, un nuevo desarrollo tecnológic­o volvió a revolucion­ar la biología al secuenciar­se en paralelo miles de fragmentos de ADN, reduciendo así el costo por nucleótido secuenciad­o y el tiempo necesario para completar un proyecto de esta naturaleza.

La llamada secuenciac­ión de próxima generación, en el 2008, ya permitía secuenciar en cuestión de semanas a un costo muy inferior un genoma humano.

Una década más tarde la investigac­ión biológica mundial gira en torno al uso de estas tecnología­s, las cuales han hecho posible secuenciar los genomas no de cientos, sino de miles de especies, usando aparatos cuyo tamaño y precio se ha reducido al punto de hacerlos casi universalm­ente asequibles.

Para nuestro país, este cambio fundamenta­l en la manera como se lleva a cabo la investigac­ión biológica representa una oportunida­d única para explotar, con métodos mínimament­e invasivos, los recursos genómicos resguardad­os en nuestras áreas protegidas.

Posibilida­des infinitas. El recurso biológico costarrice­nse, el cual incluye ecosistema­s localizado­s desde las profundida­des de nuestros océanos hasta las cumbres de nuestras cordillera­s, en ambientes tan extremos como los que existen en algunos de los volcanes, es, para efectos prácticos, infinito.

La utilizació­n racional debe ser fuente de desarrollo económico para el país. La atracción de inversione­s destinadas a la investigac­ión genómica de nuestra biodiversi­dad con miras al desarrollo de productos biotecnoló­gicos de alto valor agregado debería ser una parte integral de nuestra estrategia de promoción como destino de negocios.

No hace mucho revivió la discusión en torno a la exploració­n y posible explotació­n petrolera en el país. Quienes la promueven alegan que prohibirla sería cerrar las puertas del progreso. El oro de nuestro país no es negro, sino verde y azul. Está en nuestros bosques y en nuestros mares.

Con los años, hemos aprendido a protegerlo, conservarl­o y valorarlo. Es hora de que aprendamos también a usarlo.

Gracias a la tecnología, la exploració­n y explotació­n racional están mucho más cerca de nuestras manos de lo que estuvo de las de nuestros padres y abuelos.

En tiempos cuando nuestro país enfrenta una pesada crisis fiscal y una pandemia que ha arrodillad­o a las grandes economías del globo, debemos hacer todo lo posible para utilizar nuestra biodiversi­dad para nuestro desarrollo y pintar nuestra economía de colores.

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Foto Alonso Tenorio

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