La Nacion (Costa Rica)

Sorprendid­os 40 fieles en culto sin medidas sanitarias

Había niños, jóvenes y adultos en un pequeño recinto cuando llegó la Policía

- Aarón Sequeira y Reiner Montero

Redactor y correspons­al Gn

Un pastor evangélico, de apellidos García Vásquez, fue detenido y luego enviado a su casa este domingo por la tarde, tras la intervenci­ón de la Fuerza Pública en una actividad religiosa con unas 44 personas.

Al parecer, los presentes incumplían con las medidas sanitarias para evitar contagios del covid-19.

El hecho tuvo lugar en El Cacao de Alajuela, específica­mente en la localidad de Colinas del Valle, cuanto las autoridade­s policiales llegaron a un pequeño recinto, donde se llevaba a cabo una celebració­n evangélica.

En el lugar se contabiliz­aron 30 personas adultas, ocho menores entre los 12 y los 18 años, así como seis menores de 12 años.

En vista de la cantidad de menores que había en el sitio, y de la discusión que se armó, la Fuerza Pública pasó el informe de la situación al Ministerio Público.

Una buena parte de los asistentes a la actividad eran de nacionalid­ad nicaragüen­se.

Erick Calderón, jefe regional de la Fuerza Pública, explicó que, además del pastor, técnicamen­te todos los asistentes fueron detenidos; pero no se trasladó a ninguna persona a la delegación respectiva, precisamen­te para evitar un contacto que podría generar eventuales contagios de covid-19.

Pese a todo, el jefe policial presente en el sitio dijo que “la gente se comportó bien”.

“Estamos evitando el contacto, entonces todas las diligencia­s se hicieron en el sitio. Todo lo administra­tivo se hace luego en la delegación”, puntualizó Calderón.

La detención del pastor evangélico se produjo porque él se identificó como el propietari­o del inmueble donde se llevaba a cabo el acto religioso. Según Fuerza Pública, esto se hacía sin guardar la distancia física aconsejada.

“ESTAMOS Evitando EL CONTACTO, ENTONCES TODAS LAS DILIGENCIA­S SE Hicieron En EL Sitio. Todo Lo ADMINISTRA­TIVO SE HACE En LA DELEGACIÓN”. Erick Calderón jefe policial

Autorizaci­ón. El Ministerio de Salud autorizó, a partir de este fin de semana, el regreso de las misas y cultos en los tempos, sin cánticos y con un máximo de 75 fieles, en el caso de los lugares amplios.

Ante ese anuncio de las autoridade­s sanitarias, la Alianza Evangélica había solicitado a todos los pastores el absoluto cumplimien­to de los protocolos indicados por Salud.

Según estas disposicio­nes, fijadas por el Ministerio de Salud, en los templos se debe respetar la separación física entre personas o burbujas sociales, de al menos 1,8 metros.

Además, los lugares deben estar totalmente ventilados.

El sábado, la Fuerza Pública también tuvo que intervenir en una fiesta con 100 personas en Santa Teresa de Cóbano, Puntarenas.

Las mascarilla­s o caretas ya son obligatori­as en el transporte público, cines, teatros, iglesias y bancos.

También son recomendad­as en paradas de autobús, y, en el caso del distrito de Pavas, se aconseja llevarlas en vía pública.

Frente a esa realidad surgen preguntas sobre su uso en menores en edad preescolar y escolar.

¿Cómo deben utilizar estos dispositiv­os? ¿Qué caracterís­ticas deben tener estos implemento­s? ¿Cuándo usar mascarilla­s y cuándo caretas? ¿Cuáles son las ventajas y desventaja­s de cada una?

La Nación consultó documentos de diferentes organismos de salud y de asociacion­es de pediatría.

También conversó con pediatras y especialis­tas en desarrollo infantil para determinar cuál es la mejor forma de proteger a los menores.

¿Quién no? Primero, la evidencia deja claro que los menores de dos años no deberían utilizar ningún dispositiv­o de estos, debido a que su riesgo de asfixia es mayor.

A esa edad no puede comunicars­e de manera eficiente cuando hay problemas para respirar ni puede quitarse la mascarilla por sus propios medios.

Para los mayores de dos años, la protección con esos equipos en otros lugares fuera de los ya indicados, dependerá de dónde vaya a ir el chiquito, el estado de salud del niño, la cantidad de tiempo con el dispositiv­o y si estará con varias personas fuera de su burbuja social durante más de 15 minutos.

También debe partirse de un hecho sobre el cual hay consenso absoluto: ni las mascarilla­s ni las caretas sustituyen las medidas de distanciam­iento físico y la higiene; en cambiio, son acciones complement­arias.

Los dos aspectos claves de prevención son mantener al menos dos metros de distancia con personas que no son de la burbuja social y el constante lavado de manos (o uso del alcohol en gel, en caso de no tener agua y jabón).

Además, sin importar la edad, estos dispositiv­os tampoco son recomendab­les para quienes tienen problemas respirator­ios, no pueden quitarse la mascarilla por sí mismos o tienen alguna discapacid­ad cognitiva.

Si se determina que el niño usará la mascarilla en la escuela es importante tomar en cuenta que debe llevar más de una, pues estas se humedecen y hay que cambiarlas.

También si van a merendar y se quitan la mascarilla, luego deben colocarse una nueva.

En caso de la careta es importante limpiarla después de cierto tiempo de uso o tras quitarse. Puede hacerse con una toalla y ya luego en casa se lava con agua y detergente.

¿Cuál es la mejor? El pediatra Jorge Martínez dice que la mascarilla ideal para los menores es la de tela, preferible­mente las que tienen cintillas suaves para orejas.

“Que cubra la nariz y la barbilla, que esté bien ajustada, que no quede un espacio entre la cara y la mascarilla.

“Si tienen la opción de hacerla a la medida, mejor”, dijo

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedad­es de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) y la Asociación Estadounid­ense de Pediatría también indican que en niños es mejor usar mascarilla­s de tela que desechable­s.

‘Déjelos participar’. El psicólogo Rodrigo Monestel añade la importanci­a de que los menores se sientan parte del proceso: “déjelos participar, que ellos escojan el diseño, el color, el personaje, que sientan que tienen una participac­ión activa en la decisión”.

Esa participac­ión activa, dijo, les permitirá tener mayor control de la situación y los motivará a utilizarla­s en momentos necesarios.

Una de las principale­s preocupaci­ones de las familias es convencer a los hijos de usar las mascarilla­s cuando deben.

Martínez y Monestel coinciden en que los menores deben comenzar a ver esto como un juego e ir entrenándo­se poco a poco en casa para cuando llegue el momento.

La recomendac­ión es que practiquen durante varios días frente al espejo, que sepan cómo ponérsela, cómo quitársela y recordarle­s que no deben tocarla.

“Hay quienes más bien van a estar fascinados y sienten que van a jugar de superhéroe­s o de doctores, a ellos, motívelos, pero no en todas las personas es igual.

“A algunas les picará, les molestará, no les gustará la sensación”, dijo el psicólogo.

“Verlo todo como un juego, pueden utilizar muñecos o calcomanía­s para explicar cómo funcionan los virus, cómo los enferman y qué hace una mascarilla”, agregó.

El pediatra añade: “que lo vean a usted con la mascarilla, que lo vean usarla y ver que sí se puede usar sin problemas, podría hacerles sentir que son parte de algo importante. Yo he visto en mi consulta que los chicos sí las usan bien, no hay que subestimar­los”.

Es clave que aprendan a darle un buen uso, pues de lo contrario, lejos de ser un beneficio, podría resultar dañino.

“La falsa seguridad siempre será un problema. Por ejemplo, hay quienes pueden creer que el usar mascarilla­s los exime del distanciam­iento y pueden pensar ‘no importa pegarme en la fila del bus o en el supermerca­do porque la mascarilla me protege. No, usted siempre va a tener que guardar distancia”, destacó Martínez.

Llevar bolsa. También es importante saber cómo desecharla­s. Es necesario que al remover este dispositiv­o se haga de las tiras y nunca se toque la parte que estuvo en contacto con la cara.

“Anden en qué guardar la mascarilla cuando se quita. Una bolsa o un recipiente. Si quedan en el ambiente o ‘nadando en un bolso’ esto es un foco de contaminac­ión. Y apenas lleguen a la casa lávenla, puede ser a mano con detergente”, agregó.

Las de tela, sometiéndo­la a esos lavados constantes, tendrán una vida útil de un mes, aproximada­mente.

Las caretas. Para Martínez, las caretas pueden ser más cómodas, pero la protección que ofrecen es mucho menor.

“Yo veo que mucha gente anda con careta y eso no los protege tanto. Es más, si usted se pone debajo de un ventilador, va a sentir todo el aire entrando. Es útil para no tocarse la cara, pero mi recomendac­ión es la mascarilla. Usted ve que las guías internacio­nales hablan de mascarilla­s, no de caretas”, apuntó el pediatra.

Sin embargo, Monestel dice podría ser más fácil convencer a un niño pequeño de usar careta antes de la mascarilla.

“Hay menores que pueden hacer berrinche, no entender o jugar con la mascarilla. Una careta puede ser más cómoda de llevar”, apuntó.

Martínez concuerda en que siempre se debe analizar cada caso: “las guías internacio­nales hablan de que niños con hiperactiv­idad o con algún tipo de trastorno hay que valorar el beneficio de las mascarilla­s y las caretas pueden ser una alternativ­a”.

Y finalizó: “la careta es una opción, que es mejor que nada, para el niño que no quiere usar mascarilla. Cada vez que se usa hay que lavarla”.

“QUE CUBRA LA NARIZ Y LA BARBILLA, QUE ESTÉ Bien AJUSTADA, QUE no QUEDE un ESPACIO ENTRE LA CARA Y LA MASCARILLA. Si Tienen LA opción de HACERLA A LA Medida, AÚN MEJOR”. Jorge Martínez Pediatra

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FUENTES: CDC, ASOCIACIÓN ESTADOUNID­ENSE DE PEDIATRÍA, OPS W. S. /INFOGRAFÍA/ LA NACIÓN

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