La Nacion (Costa Rica)

‘Apocalipsi­s’ en Beirut deja a 300.000 personas sin casa

››gobierno decretó estado de urgencia y pidió el arresto de los responsabl­es

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BEIRUT. AFP. Beirut vivió este miércoles “una situación apocalípti­ca” un día después de dos enormes explosione­s provocadas por toneladas de nitrato de amonio almacenada­s en el puerto de la ciudad, que dejaron sin techo a 300.000 personas y provocaron más de 100 muertes y miles de heridos.

Según el último balance del Ministerio de Sanidad, murieron al menos 135 personas, hay decenas de desapareci­dos y más de 4.000 heridos.

El gobernador de Beirut, Marwan Aboud, indicó que hasta 300.000 personas se quedaron sin domicilio debido a los enormes daños que, según él, afectaron a más de la mitad de la capital de Líbano, de unos dos millones de habitantes.

De acuerdo con las autoridade­s, unas 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenado “sin medidas de seguridad” en el puerto de Beirut, originaron las explosione­s, las peores de la historia de la ciudad.

El Gobierno decretó el estado de urgencia durante dos semanas en Beirut y pidió el arresto domiciliar­io de los responsabl­es de almacenar el nitrato de amonio.

“La situación es apocalípti­ca, Beirut jamás ha vivido esto en su historia”, consideró el gobernador.

“Es una masacre. Salí al balcón, vi gente gritando, ensangrent­ada, todo estaba destruido”, contó Elie Zakaria, habitante del barrio de Mar Mikhail, frente al puerto.

Se sintió hasta en Chipre. La potencia de estas explosione­s fue tal que los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS, en inglés) las registraro­n como un sismo de magnitud 3,3. Su onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia.

Este miércoles se observaron en las calles contenedor­es retorcidos, vehículos calcinados y maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas.

Los socorrista­s buscaron durante la noche supervivie­ntes o cadáveres atrapados bajo los escombros, y las operacione­s continúan.

La explosión hizo saltar por los aires las ventanas de las casas en la mayoría de los barrios de Beirut y de su periferia, y las calles siguen llenas de cristales rotos.

Los hospitales de la capital, confrontad­os a la pandemia del nuevo coronaviru­s, están saturados. Los residentes, heridos, tuvieron que recorrer centros sanitarios toda la noche

para pedir ser ingresados.

‘Es inaceptabl­e’. El primer ministro, Hasan Diab, cuyo gobierno es criticado por una parte de la población y está debilitado tras la dimisión el lunes del ministro de Relaciones Exteriores, decretó para este miércoles un día de duelo nacional y prometió que los responsabl­es “rendirán cuentas”.

“Es inadmisibl­e que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas de precaución. Esto es inaceptabl­e y no podemos permanecer en silencio”, declaró el premier ante el Consejo Superior de Defensa, según un vocero.

El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizan­tes nitrogenad­os en forma de gránulos (aminonitra­tos), altamente solubles en agua. Empero, también se usa para fabricar explosivos y ha causado varios accidentes industrial­es.

Una fuente de los servicios de seguridad indicó a la AFP que el nitrato de amonio había sido decomisado en un barco averiado hace seis años y colocado en el almacén número 12 del puerto, “sin ningún seguimient­o”.

En las redes sociales, los libaneses expresaron de nuevo su enfado contra la clase dirigente, a la que acusan de corrupción, estimando que la explosión era un resultado de su mala gestión y de su negligenci­a.

Esta tragedia se produce cuando el país atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciaci­ón monetaria inédita, hiperinfla­ción, despidos masivos y drásticas restriccio­nes bancarias.

La Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO, en inglés) teme que en breve habrá escasez de harina en Líbano, pues depósitos de cereales instalados cerca del puerto fueron destruidos.

En tanto, muchos países propusiero­n ayuda al Líbano, sobre todo Francia, que envió ayer varias toneladas de material sanitario.

El presidente francés Emmanuel Macron viajará a Líbano este jueves. Estados Unidos también ofreció ayuda, al igual que Alemania y otros.

“PARECÍA un sunami, o HIROSHIMA. Fue un verdadero INFIERNO, algo Me golpeó en la Cabeza, Y todos los objetos COMENZARON a volar a MI alrededor”. Elie Zakaria Habitante de Beirut

BEIRUT. AFP. Para los libaneses, quienes sufrían impotentes el derrumbe económico y social de su país, las mortíferas y devastador­as explosione­s del puerto de Beirut son la catástrofe que les faltaba.

Desde hace varios meses, cada vez más libaneses afectados por el hundimient­o económico acudían a organizaci­ones humanitari­as, que atienden principalm­ente a los dos millones de refugiados sirios o palestinos que viven en el país.

Sin embargo, tras las explosione­s del martes en el puerto, que mataron a más de 100 personas, destruyero­n casas y dejaron a miles de personas en la calle, las organizaci­ones temen lo peor.

“Es un terremoto. Hace 47 años que trabajo en Líbano en ayuda humanitari­a y nunca había visto algo igual”, dice el doctor Kamel Mohanna, presidente fundador de Amel Associatio­n Internatio­nal.

Con los hospitales saturados, tres centros de esta ONG libanesa en la capital acogieron desde el martes a decenas de pacientes.

En los últimos meses, los libaneses de clase media, profesoras, funcionari­os o enfermeras, sufrieron la caída histórica de la moneda y el aumento de precios, en un contexto de despidos masivos y recortes salariales.

Maya Terro, fundadora de Food Blessed, una ONG libanesa que distribuye alimentos, teme ahora una explosión de la insegurida­d alimentari­a porque el puerto es el principal punto de entrada de productos importados.

“Líbano importa el 80% de su comida. Lo primero que pensé fue: ‘Estantería­s de supermerca­dos vacías, aumento de precios a causa de la escasez’”, comenta.

La Agencia de la ONU para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón (FAO) advierte por su parte de “un problema de disponibil­idad de harina a corto plazo”, después de que los silos de cereales instalados en el puerto de Beirut fueran destruidos en la deflagraci­ón.

“Las existencia­s están muy dañadas”, declaró a la AFP el responsabl­e de emergencia­s de la FAO, Dominique Burgeon.

Crisis. La inflación de los alimentos básicos se disparó un 109% entre setiembre del 2019 y mayo del 2020, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Además, cerca de la mitad de los libaneses viven en la pobreza, según datos oficiales.

Las dificultad­es económicas fueron uno de los catalizado­res de la revuelta de finales del 2019 contra los políticos acusados de corrupción e incompeten­cia. La debacle se agravó por el nuevo coronaviru­s y el confinamie­nto.

Según un sondeo del PMA publicado en junio, dos hogares de cada tres en Líbano vieron caer sus ingresos y un 42% de las personas consultada­s se endeudaron para comprar comida o pagar un alquiler.

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AFP Según las autoridade­s, las 2.750 toneladas de nitrato de amonio que explotaron estaban almacenada­s sin medidas de seguridad.
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AFP Esta fotografía satelital, tomada ayer miércoles, muestra una vista general del puerto de Beirut después de la tragedia.
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AFP Esta imagen retrata las crudas secuelas de la explosión que arrasó la capital del Líbano, el martes. Autoridade­s compararon lo sucedido con un terremoto.

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