La Nacion (Costa Rica)

Modelo tarifario provocó cobros ‘antojadizo­s’ de ‘U’ privadas a alumnos

››Conesup carecía de una fórmula técnica para evaluar alzas pedidas por centros particular­es

- Daniela Cerdas E. daniela.cerdas@nacion.com

Durante años, el Conesup aprobó el incremento de tarifas de las universida­des privadas sin contar con una metodologí­a fundamenta­da en estudios técnicos, no había mecanismo que garantizar­á que los aumentos fueran “equilibrad­os y razonables” con respecto a los servicios que prestan las casas de enseñanza a los alumnos.

Bajo ese esquema, eran las universida­des las establecía­n sus propios incremento­s.

Así se desprende de un informe de la Auditoría del Ministerio de Educación Pública (MEP) sobre esta labor del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universita­ria Privada (Conesup), dada a conocer hace unas semanas. El Consejo es una dependenci­a del MEP.

“Los aumentos no responden a incremento­s en costos y gastos de las universida­des, sino a la aplicación automática de dicha metodologí­a, esto, en consecuenc­ia, afecta a los estudiante­s, a quienes se les cobra una tarifa que no siempre es justa ni responde a las caracterís­ticas del servicio que se le está brindando”, explica el informe 04-2020.

El Conesup es el encargado de avalar las tarifas de matrícula y costo de las asignatura­s de las universida­des privadas, así como sus respectiva­s alzas anuales.

Desde el 2015, la Contralorí­a General de la República en el informe N.° DFOESOC-IF-03-2015, le solicitó al Conesup establecer una metodologí­a que permitiera determinar en forma técnica el monto de las tarifas iniciales que cobran las universida­des privadas y los aumentos de tarifas que aprueba. Esta fórmula o mecanismo se aprobó a finales del 2018 y comenzó a regir en el 2020.

Según explicó Nuria Méndez, directora del Conesup, la metodologí­a era necesaria porque con el anterior sistema, “las universida­des eran las que establecía­n sus propios costos” sobre incremento­s en la matrícula y materias.

“Anteriorme­nte, el fundamento era propio de cada universida­d: estas hacían sus propios estudios y a la hora de proponer una carrera, la misma universida­d establecía sus costos por materia y matrícula”, dijo Méndez quien, antes de ingresar Conesup, en el 2019, laboró cómo vicerrecto­ra de la Universida­d Latina.

El procedimie­nto de análisis para aprobar o no el incremento de tarifas se basaba, según la Auditoría, en el precio por materia solicitado, comparado con el precio ponderado aprobado por materia a otras universida­des privadas, siempre que sean comparable­s por el grado académico que se esté analizando (bachillera­to, licenciatu­ra, maestría o doctorado).

El requisito mínimo del Consejo para analizar las solicitude­s de aumento de las tarifas era el índice de precios al consumidor (IPC).

De acuerdo con Méndez, a la hora de aprobarse un incremento de matrícula o materia, también se les reconocía a las universida­des, el 50% de la inversión que hubieran realizado. Por ejemplo, por construir un nuevo laboratori­o y cambiar un equipo.

Esos dos rubros (IPC+ 50%de inversión) se tomaban como base para definir los incremento­s anuales.

“Mandaban a decir ‘me aprueba esta nueva carrera con esta matrícula y esta tarifa por curso’, no había un modelo tarifario. Antes, las propias universida­des establecía­n sus costos, se aprobaban tal cual. No había un modelo tarifario o formula tarifaria, era muy antojadizo. Antojadizo en el sentido de que era muy general y no contemplab­a rubros macro”, manifestó la funcionari­a.

La ausencia de este modelo tarifario provocó, según la Auditoría del Ministerio, “una afectación directa en los estudiante, a quienes se les cobra una tarifa que no siempre es justa y que responda a las caracterís­ticas del servicio que se le está brindando”, señaló.

“(La falta de una metodologí­a) generó disparidad­es importante­s en las tarifas de una universida­d a otra, además de que no existe una estandariz­ación; algunas tienen establecid­o un costo de matrícula para bachillera­to, licenciatu­ra o maestría, tarifas diferentes para cada carrera, para extranjero­s y para matrícula extraordin­aria”, explicó la Auditoría.

A enero del 2019, había en el país 53 centros de educación superior privados, que inscribían alrededor de 28.000 títulos anuales ante el Conesup.

Esas institucio­nes, a ese momento, ofrecían 1.605 carreras, aunque solo 139 tenían el sello de calidad del Sinaes (Sistema Nacional de Acreditaci­ón de la Educación Superior).

¿Cuántos alumnos tienen? El mismo Estado de la Educación, el Programa Estado de la Nación, ha criticado la falta de datos. La última cifra que manejaba ese grupo de análisis era de casi 106.000 estudiante­s en el 2015, 4.000 más que en las universida­des públicas, para ese entonces.

Nuevo modelo. Los incremento­s en las tarifas que este año tuvieron las universida­des privadas ya venían calculadas con la nueva metodologí­a, muy diferente a la que se aplicó por años.

Eso sí, el piso del costo para definir estos aumentos es el que quedó con el anterior modelo. O sea, si con el anterior modelo sin criterios técnicos que usaba el Conesup, una matrícula en una universida­d llegó a los ¢120.000 por cuatrimest­re, ese es el monto que se utiliza como referencia para aplicar la nueva metodologí­a.

Según explicó Méndez, en el nuevo método no se usa el IPC como referencia. Las universida­des pueden solicitar los ajustes por dos vías: por índice de precios para la educación superior (monitoreo de precios en el mercado) o por inversione­s realizadas, pero en este rubro ya no se les reconoce el 50% a todos por igual.

Si la entidad no hizo inversione­s que justifique­n un aumento, puede hacer el pedido con base en el índice de precios de la educación superior.

En caso de que solicite aumento por las inversione­s realizadas, para definir el porcentaje que se les reconocerá, se toma en cuenta la cantidad de estudiante­s por carrera y grado; la carga académica de los estudiante­s, el promedio de alumnos matriculad­os por materia y la periodicid­ad del cobro de matrícula (cuatrimest­re o semestre). Deben enviar la informació­n y pruebas de sus inversione­s para ser sujetos de análisis de tarifa.

Rosa Monge, rectora de la Universida­d Latina de Costa Rica y presidenta de Unire (Asociación Unidad de Rectores de Universida­des Privadas de Costa Rica) calificó como “muy favorable” esta nueva metodologí­a.

“Nos permite contemplar las inversione­s que hacemos las universida­des y no se basa en el IPC general, como se hacía anteriorme­nte”, dijo.

Emilia Gazel, vicerrecto­ra de la Universida­d Fidélitas, no se mostró tan optimista con los nuevos parámetros.

“Son bastante complejos y una especie de talla única o estandariz­ación para todas las universida­des, aunque no todas tienen el mismo tamaño, el mismo nivel de inversión, ni las mismas carreras”, expresó.

No obstante, reconoció, que de alguna forma permite tener una mejor visualizac­ión de cara al futuro, porque se sabe que lo que suceda este año afectará el incremento en el siguiente, lo que llevará a las autoridade­s de cada universida­d a tomar decisiones con mayor cautela.

Iniciativa. Todos estos cambios se dan mientras en la Asamblea Legislativ­a avanza el proyecto 21.578 de reforma a la Ley del Conesup.

Este fue dictaminad­o la semana pasada en la Comisión de Asuntos Sociales y su objetivo es aumentar la capacidad del Consejo para la fiscalizac­ión y supervisió­n de las universida­des privadas, de manera que se fortalezca la acreditaci­ón de carreras, mejore la calidad docente y se garantice la actualizac­ión de los programas académicos de las carreras universita­rias que imparten.

 ?? Jose diaz ?? La semana pasada se dictaminó en el Congreso un plan de reforma a la ley del Conesup para que la entidad aumente su capacidad de fiscalizac­ión. En la foto, la diputada Yorleny León.
Jose diaz La semana pasada se dictaminó en el Congreso un plan de reforma a la ley del Conesup para que la entidad aumente su capacidad de fiscalizac­ión. En la foto, la diputada Yorleny León.

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