Incopesca nunca ha cobrado por carné para ver ballenas
››instituto carece de facultad legal para recaudar estos montos
Pese a que fijó montos desde el 2016, el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) nunca ha recibido dinero alguno por el cobro de un carné para observar ballenas y delfines en aguas costarricenses.
Así lo confirmó a La Nación el presidente ejecutivo de ese ente, Daniel Carrasco.
En el 2005, mediante un decreto, el Gobierno promulgó un Reglamento para la Operación de Actividades Relacionadas con Cetáceos en Costa Rica, mediante el decreto ejecutivo número 32.495.
En su artículo 5, inciso 8, esa normativa estipula que los operadores de actividades turísticas y de observación de cetáceos deben “contar con la licencia del Incopesca para la embarcación, y carné para los tripulantes y observadores a bordo de dicha embarcación”.
Sin embargo, la normativa no especificó cómo se emitiría el carné, ni si este implicaba un cobro ni de cuánto sería.
Fue hasta el 2016 cuando la Junta Directiva de Incopesca fijó las tarifas: $5,65 diarios para nacionales, residentes y extranjeros que deseen hacer un tour de avistamiento, o bien, $30 mensuales para quienes quisieran realizar más de uno en 30 días.
No obstante, determinar las cuantías tampoco resolvió nada. Estos montos nunca se cobraron, pues el Instituto no está facultado para hacer imposiciones de esa clase.
Para ello, debería reformarse el decreto ejecutivo (32.495) o emitirse otra ley que establezca dichos cobros y los montos.
“Incopesca no se ha preocupado por cobrar porque no tenemos las capacidades para hacerlo. Y, en este caso, la responsabilidad es del turoperador, al que le corresponde generar, dentro de su tarifa, el costo de ese carné. Sin embargo, tampoco lo han pagado. Entonces, el Incopesca no ha recibido algún tipo de recurso financiero en cuanto a este rubro”, comentó Carrasco.
Cambios. El fin de semana del 29 de agosto, Incopesca difundió en sus redes sociales un mensaje recordándoles a los turistas la importancia de hacer turismo seguro y de pagar por el carné de avistamiento.
La publicación desató una ola de críticas en la opinión pública, indignada por tener que pagar un nuevo canon en medio de la pandemia.
Por esa razón, este miércoles, la entidad tuvo que aprobar una moratoria en el cobro que nunca ha hecho efectivo.
La Junta Directiva del Instituto acordó eliminar la imposición de la tarifa mensual de $30 y conservar la diaria de $5,65. Sin embargo, esta última se implementaría después del 2021; es decir, su puesta en marcha se prorrogará por lo que resta de este año y todo el siguiente.
“Después de los cuestionamientos y de toda la situación que se dio del fin de semana para acá, y conscientes de la situación nacional por la pandemia de la covid-19, y de que las economías de las actividades turísticas en las comunidades costeras se han visto mermadas o afectadas, acordamos posponer, para los periodos 2020-2021, el cobro de los cánones por concepto del carné de observación de cetáceos”, explicó el jerarca.
Si se derogó el cobro de los $30, ¿por qué no hacer lo mismo con el de $5,65?
Según Carrasco, es imposible desaplicar una norma ya existente. Se refiere al artículo 5, inciso 8, del decreto 32.495.
“Yo, como funcionario, tengo que cumplir con el principio de legalidad. Entonces, esa es la idea: generar esa discusión, ese acercamiento en todas las instancias que firmaron ese decreto, para ver si lo podemos actualizar, porque ya tiene más de 15 años de haberse firmado”, aseguró.
Solución. En vista de que solo el Poder Ejecutivo puede actualizar el decreto, o que los diputados emitan una ley que establezca o no el cobro del canon, ¿cuál sería la ruta más factible para acabar con la controversia?
“La opción es generar la discusión para ver si se elimina, más bien, ese carné al turismo”, asevero el jerarca.
Carrasco alega que el asunto no debe verse desde una perspectiva meramente económica, sino que también deben tomarse en cuenta aspectos de seguridad turística y de conservación de los cetáceos.
“También hay un tema de integridad física de los turistas y de los tripulantes de las embarcaciones y, obviamente, el interés de salvaguardar la protección y conservación de los cetáceos.
”Ellos tienen su curso natural en las aguas y, si hay avistamientos de muchas embarcaciones, los alejaríamos; no sería una actividad sostenible. Tampoco queremos que se les lastime, porque una acción como alimentarlos puede generarles enfermedades”, sostuvo el funcionario.
Carrasco subrayó que el objetivo es implementar las regulaciones o actualizar las existentes, para mejorar las prácticas de observación y conservación de los cetáceos.