La Nacion (Costa Rica)

Cómo pagar el tren

Utilicemos los diferencia­les o aumentos que se destinan al Consejo Nacional de Vialidad

- Sebastián Urbina Cañas exvicemini­stro de transporte­s urbinas@gmail.com

Estamos en una discusión trascenden­tal sobre el modelo de movilidad. Tenemos la oportunida­d de construir un tren eléctrico que conectará prácticame­nte los más grandes polos de empleo y estudio de la Gran Área Metropolit­ana, desde Alajuela hasta Cartago.

Un sueño anhelado desde hace décadas, cuyo trazo consistent­e data del 2004. Hoy, al fin, ya no es un perfil de proyecto, sino un estudio completo de factibilid­ad.

Claro, como todo sistema de transporte masivo similar, el tren implicará una inversión significat­iva para la construcci­ón y operación.

Los estudios presentan un subsidio elevado, en un rango de $50 millones a $150 millones anuales, pero el monto definitivo será dilucidado en el concurso internacio­nal y constituir­á un factor que distinga a sus oferentes.

El gobierno no ha podido explicar, de momento, la forma de financiar ese subsidio como porción de su contrapart­ida a la puesta en marcha del proyecto.

Ha dicho en reitereada­s ocasiones que saldrá del presupuest­o nacional, lo cual provoca preocupaci­ones comprensib­les en diferentes actores políticos.

Triple desafío. Entramos en el problema sobre cómo financiar un proyecto sin aumentar impuestos, algo inviable en la coyuntura actual, cómo no desfinanci­ar ninguna institució­n y cómo no aumentar el déficit para poner la obra en marcha.

Suena imposible, pero hay alternativ­as: utilicemos los diferencia­les (aumentos) que se destinan al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) de los impuestos sobre los vehículos y la gasolina para mejorar la movilidad de las personas en transporte público.

El Conavi recibe un 21,75 % del impuesto único sobre los combustibl­es (Ley 8114) y el 50 % del cobrado sobre la propiedad de vehículos (Ley 7798).

Estos dos montos representa­n el 55 % del presupuest­o del Conavi: ¢196.300 millones de ¢340.070 millones del presupuest­o total de la institució­n este 2020.

Para calcular cuánto generaría, veamos el cambio contra el plan de gastos en los últimos cinco años. En el 2015, el Conavi presupuest­ó ¢160.671 millones (en valor presente) financiado­s por esos impuestos, es decir, creció ¢38.659 millones (por encima de inflación). Al tipo de cambio actual, representa un aumento de $68 millones.

Adicionalm­ente a esos recursos, si empezamos a captar ese dinero desde ahora, podríamos generar aproximada­mente $150 millones para reducir la inversión necesaria del concesiona­rio en cerca del 15 %: de $1.000 millones a $850 millones.

Lo anterior disminuirí­a, a su vez, el subsidio en forma significat­iva porque gran parte de ese subsidio tiene como fin pagar la inversión requerida.

En otras palabras, esta propuesta no solo contribuir­ía a hacer frente al subsidio, sino también a reducir el monto de la ayuda para la operación al mejorar el aporte estatal a la inversión en capital.

Limitar el crecimient­o de los ingresos del Conavi a la inflación no desfinanci­ará nuestras carreteras. Esta propuesta limitaría únicamente el crecimient­o de una parte de sus recursos y dejaría a la institució­n continuar con el mismo nivel de ejecución que ha llevado hasta el momento con casi $600 millones anuales.

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