Netflix desnuda el lado más oscuro de las redes sociales
En un documental, exejecutivos, ingenieros y diseñadores de Facebook, Google, Instagram y Twitter, revelan cómo las plataformas digitales rastrean e incluso ‘hackean’ nuestra mente
Saben cuándo te sientes solo, cuándo te sientes deprimido, cuándo miras fotos de tus exparejas. Saben lo que haces en la noche, lo saben todo. Si eres introvertido o extrovertido, o que clase de neurosis tienes y cómo es tu personalidad”.
Jeff Seibert
Exejecutivo de Twitter
Kimberly Herrera
Lo que quiero que la gente sepa es que todo lo que hacen en línea es registrado, es rastreado, es medido. Cada acción que se realiza es monitoreada y registrada cuidadosamente: qué te detienes a ver y por cuánto tiempo”.
Así es como Jeff Seibert, exejecutivo de Twitter, explica
en el documental de Netflix El
dilema de las redes sociales lo que plataformas como Facebook, Twitter, Google, Pinterest o Instagram hacen con los usuarios.
Esta es una producción de poco más de hora y media dirigida por el documentalista estadounidense Jeff Orlowski, quien explora a través de expertos de Silicon Valley, y que en algún momento estuvieron en alguna jefatura dentro de las compañías más populares de redes sociales, la adicción que representan estas plataformas para los usuarios y lo que están dispuestas a hacer con tal de mantener su imperio.
Básicamente, esta producción se encarga de contestar a la pregunta ¿qué tienen de malo las redes sociales?
Para nadie es un secreto que las plataformas digitales se vuelven cada vez más importantes para mantener al planeta conectado; sin embargo, esta es una conexión que va más allá, donde los expertos explican cómo esta interacción online está reprogramando la civilización y revelando lo que se esconde al otro lado de la pantalla.
De esta forma, El dilema de
las redes sociales muestra la realidad detrás de un simple “me gusta”, un compartido o un comentario y ahonda en el negocio que representan para las compañías, las violaciones de privacidad que se cometen y el poder que ejercen sobre los usuarios, quienes se han convertido en su “carnada perfecta”, que se pueden manipular a su antojo.
¿Cómo? Muy sencillo: un sofisticado programa de inteligencia artificial rastrea cada segundo de lo que usted ve, lee y le da clic y con esos datos decide cuál contenido le muestra, sin importar si es fake
news, teorías conspirativas falsas o bien, simples videos.
Lo importante es mantener a las personas conectadas la mayor cantidad de minutos posibles a las redes sociales para que ellos luego puedan monetizar ese tiempo y ganar más dinero.
Todo ese bombardeo de información sistemáticamente seleccionada tiene un impacto en la salud mental, pueden interferir en las elecciones presidenciales de un país y es capaz de extender absurdas teorías de conspiración.
“Saben cuándo te sientes solo, cuándo te sientes deprimido, cuándo miras fotos de tus exparejas. Saben lo que haces en la noche, lo saben todo. Si eres introvertido o extrovertido, o que clase de neurosis tienes y cómo es tu personalidad”, afirma Seibert en este documental.
Según relatan los expertos de Silicon Valley, cada una de estas empresas tiene un modelo que predice qué va a hacer el usuario y a partir de allí manipulan su comportamiento en redes sociales y demás plataformas digitales.
“Hay equipos de ingenieros que trabajan para hackear la mente de la gente así hay más crecimiento, más usuarios, más actividad, más visualización”, revela Tristan Harris, exdiseñador ético de Google y considerado como “la conciencia de Silicon Valley”.
El documental también aborda el manejo de las noticias falsas dentro de las redes sociales, el cual se acrecenta cada vez más, y la capacidad que tienen para manipular y definir incluso las elecciones de los países. Además, los expertos no ven descabellado que sean capaces de provocar una “guerra civil”.
“Somos ratas de laboratorio”, dice Sandy Parakilas, exgerente de operaciones de Facebook, quien en reiteradas ocasiones ha dicho que esa red social sobrepasa sus límites de privacidad y por eso decidió dejar su cargo.
De hecho, los diseñadores, ingenieros y ejecutivos que participan en el documental y que de una u otra manera ayudaron a convertir las redes sociales en el negocio que son hoy en día, renunciaron a sus puestos cuando comprendieron la amenaza que representaban estas plataformas.
Aclamado.
El documental de 93 minutos se estrenó originalmente en enero de este año en el Festival Sundance 2020 y entrelaza las entrevistas con los expertos con una historia de una familia estadounidense adicta a las redes sociales.
Desde su estreno, los buenos comentarios sobre la producción no han dejado de aparecer.
“Se las arregla para desentrañar este desconcertante problema con precisión e inteligencia, pero sin ningún tipo de pánico moral, condescendencia o simplificación de la complejidad de la ciencia. Escenas dramáticas sorprendentemente efectivas con una familia atomizada por la adicción a las redes sociales, rompen el flujo constante con bombas de verdad de expertos del mundo real y titanes de la tecnología”, afirma The Hollywood Reporter.
Las reveladoras entrevistas no han tomado por sorpresa a muchos, pero sí han permitido sacar conclusiones y entender mejor el negocio detrás de las redes sociales.
“Nuestros datos se utilizan como moneda de cambio para estas empresas, pero nuestro tiempo es un bien mucho más preciado: ¿cuánto de nuestras vidas pueden hacer que se las entreguemos? Cuanto más tiempo pasamos en las redes sociales, más valioso se vuelve nuestro futuro humano; cuanto más valioso se vuelve nuestro futuro humano, más están dispuestos a pagar los anunciantes por él”, comenta David Ehrlich, crítico de Indie Wire.
Las redes sociales han ejercido tal control y poder sobre las personas, que los expertos de Silicon Valley y apasionados por la tecnología no permitirían que sus hijos tengan acceso a ellas.
Por otro lado, a pesar del posicionamiento que tienen actualmente las redes sociales, los expertos están convencidos de que las personas están a tiempo de revertir el efecto que estas plataformas digitales han provocado en una sociedad ansiosa por consumir información y conocer todo lo que pasa con las personas que interactúan; sin embargo, reconocen que no será una tarea sencilla.
Lo cierto es que con la reveladora información y el compromiso social se pueden crear tecnologías más saludables, pero eso solo depende de cada persona.