Lenguaje silencioso
Echo en falta un lenguaje silencioso, pero poderoso. Discreto y elegante, que dialoga con las miradas y no sabe mentir. Tiene “rostro” porque es humano. Acoge, da fuerza; sorprende, afirma y enciende.
Se asoma en los cercanos, en aquellos que nos conocen o reconocen. En los que esperan y en los que buscan.
En los pequeños y en los que están de vuelta. Se esconde en la soledad, en el miedo y la desesperanza.
Lo extraño porque es sincero, porque es abierto. Porque une y porque suma. Porque me acompaña cuando lo llevo puesto.
Porque lo recibo cuando menos espero. Porque se anticipa y me recoge cuando he fallado. Porque lo encuentro en los que amo.
Este lenguaje, me pregunto, si estará ausente, pues lo hemos “cubierto” para “protegernos”: es el lenguaje de la sonrisa que no se completa sin el de la mirada. Habrá que redescubrirla y encontrarla. Habrá que volver a recibirla y a darla.
Helena Fonseca Ospina escazú