La Nacion (Costa Rica)

‘Tenet’: el cine de acción puede ser utópico

Entre utopías, ciencia-ficción y acción llega la película más reciente de christophe­r nolan, esperada con fervor por sus seguidores

- William Venegas wvenegas@nacion.com

La ciencia nos dice que la propiedad más importante del tiempo es su irreversib­ilidad, concepto que el cineasta Christophe­r Nolan gusta de cuestionar desde el mundo de la ficción, donde la “realidad” tiene sus propias leyes, derivadas de la imaginació­n.

Nolan de nuevo le entra al asunto con su más reciente filme: Tenet (2020), cuando un agente de espionaje debe intervenir para evitar una tercera guerra mundial (utopía del relato). El comienzo del filme no apunta a nada que sea sorpresa, más allá del cine de acción.

El mentado agente, cuyo nombre no se dice en la película, conocido tan solo como “El Protagonis­ta”, participa en cierta operación en un teatro de ópera de Kiev: debe rescatar a un espía y obtener un extraño artefacto.

Como las cosas no salen

bien, cuando lo capturan lo hacen tragar una píldora de cianuro. Sin embargo, el asunto es una farsa: ya sabemos que el mundo del espionaje está lleno de farsas, como extensión que es de otra farsa más peligrosa: la política.

Desde esa prueba en Kiev, que (la verdad) no tiene tanta importanci­a como introducci­ón o prolegómen­o para justificar el resto de la narración, “El Protagonis­ta” debe vérselas con una cofradía nada religiosa llamada Tenet.

Ahí surge un fenómeno: objetos cuya magnitud termodinám­ica muestra el desorden molecular de su sistema y se mueven hacia atrás en el tiempo: vienen del futuro, como si el tiempo existiera sin el espacio, contra toda lógica de la materia.

Uno podría decir que, a partir de este momento (si no, un poco antes), el filme comienza a enredarse con sus propios mecates. No es que pierda lógica, es que hay tal esfuerzo por darle a la película toda la acción posible (al estilo de los filmes de Michael Bay, y que me perdonen los seguidores de Christophe­r Nolan) que fácilmente pasa por secuencias más bien confusas.

De esa confusión secuencial, sale alterada la narrativa completa de Tenet, con su entropía, con su cinemática y con la presencia de sus personajes o hechos dobles por invertidos. Creo que no hay buen manejo de lo alucinante y que, de ahí, salta la confusión que muchos le encontramo­s al mundo narrado en este filme.

El ritmo acelerado del filme va en su contra, aunque se acompañe bien de la banda sonora, porque ayuda más a enredar lo enmarañado, con incesante golpeteo de imágenes, unas veces, o de diálogos, en otras. No hay retórica en la fotografía mostrada, como aquella frase del semiólogo francés Roland Barthes: “es una piel sin poros”.

El mérito que le veo al realizador Christophe­r Nolan es el de “echarse” nuevamente a gran parte de la crítica en el bolsillo. Muchos elogian este filme, tal vez lo hacen por “un acto de amor” (como escribía André Breton), y me parece bien. Incluso elogian la dirección actoral y no veo el porqué.

Espero que mi escrito sea por la misma razón; porque lo cierto es que en este oficio de crítico de cine, como bien lo dice el director español Fernando Trueba, “hay una aplastante mayoría de decepcione­s”.

 ?? Robert Pattinson ?? John David Washington, junto a Robert Pattinson, protagoniz­an Tenet, un filme un tanto enmarañado.
Robert Pattinson John David Washington, junto a Robert Pattinson, protagoniz­an Tenet, un filme un tanto enmarañado.

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