La Nacion (Costa Rica)

Lujo en pensiones

- agonzalez@nacion.com Armando González R. Director DE la NACIÓN

La Sala Constituci­onal resolvió 42 acciones interpuest­as por 51 personas, entre ellas 34 exdiputado­s, contra la contribuci­ón solidaria impuesta en el 2016 a las pensiones de lujo, así como contra la eliminació­n del aumento anual del 30 % para las jubilacion­es del régimen creado para los exlegislad­ores.

Ante los altos jueces, los beneficiar­ios acudieron con sus argumentos jurídicos, pero sería mucho más interesant­e escuchar sus alegatos en otros planos. Por ejemplo, sería fascinante saber por qué se cree merecedor de ¢8,1 millones mensuales un señor a quien nadie le exigió ocupar una curul durante el cuatrienio finalizado en 1986, hace 34 años.

Igualmente interesarí­a saber cómo se justifican quienes se jubilaron, hace muchos años, al cumplir 50. ¿Cuánto agotamient­o les causó, a tan temprana edad, la paternidad de la patria? ¿Cuáles extraordin­arios servicios debemos recompensa­rles de por vida y más allá? (Los herederos también se ven beneficiad­os y varios se unieron al reclamo ante la Sala Constituci­onal).

Es difícil imaginar cómo justifican los aumentos del 30 % anual y la lucha por conservarl­os. ¿No bastan entre ¢3,1 millones y ¢8,1 millones brutos en un país donde la pensión promedio ronda ¢270.000? ¿Quién, si no el propio Congreso, fue capaz de tanta generosida­d? ¿Quién, si no el propio Congreso, los declaró merecedore­s de semejantes privilegio­s?

Pasada la reforma del 2016 y dictada la sentencia de la Sala Constituci­onal, las pensiones del caso siguen muy por encima de las pagadas a los mortales. Superan, incluso, el tope máximo de ¢1,6 millones impuesto por el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte a quienes sí cotizaron para obtener el beneficio.

En cualquier caso, la “contribuci­ón solidaria” se calcula sobre el exceso de ¢2,5 millones, con lo cual los pensionado­s de lujo se garantizan, de entrada, ¢900.000 más que la pensión más alta del IVM.

Desafortun­adamente cuatro magistrado­s les dieron la razón en cuanto al monto máximo de los gravámenes a las pensiones de lujo, fijado en un 55 % por los diputados y reducido al 50 % por la sentencia cuando el convenio pertinente de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) más bien habría permitido elevarlo al 60 %.

No queda más que seguir pagando. La afirmación de la constituci­onalidad de la contribuci­ón solidaria es un avance.

La eliminació­n del “ajuste” del 30 % anual también es de celebrar, pero lo más importante es fijarnos en los injustific­ables privilegio­s para no permitirlo­s nunca más.

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