Indispensable
El periódico La Nación ha sido un medio periodístico indispensable para la salud democrática del país.
Lo digo sin hipérbole, y a sabiendas de que, durante sus 74 años de vida —incluidos 21 bajo mi dirección— ha cometido errores, padecido fobias y mostrado rigideces. Ninguna persona u organización está al margen de ellos. Pero muy pocas, como La Nación, pueden exhibir un balance de aportes tan relevantes, impulsados por una doble hélice: la de su vigor y visión periodísticos y la de su compromiso con la integridad de la vida pública, el desarrollo integral y el bienestar ciudadano.
Gracias a esta institución periodística, enraizada en los profundos valores de nuestra sociedad, hemos podido enfrentar mejor los riesgos de hegemonías partidistas o sectoriales, de desequilibrios institucionales, de rupturas profundas, sectarismo, corrupción, extremismos, delincuencia organizada y erosión institucional a los que nunca escapa un país.
La Nación ha acompañado nuestro desarrollo democrático de siete décadas, heredero de una historia de larguísima data, no como simple notario de los grandes aportes de tantos costarricenses ilustres, sino como activa participante en iluminar y trazar caminos, buscar soluciones y atemperar riesgos.
Lo ha hecho desde su diversidad, solidez y capacidad de innovación profesional, sin parangón en el país. Por esto, más que un medio de comunicación, es una institución periodística.
Ha sabido combinar lo riguroso con lo creativo; lo relevante con lo entretenido; la firmeza de los valores con la ductilidad en la forma de impulsarlos; la voz editorial vibrante e independiente con la apertura a posiciones diversas. Y ha sido una férrea defensora de la libertad de expresión.
Hoy la afecta, como al país, una emergencia sanitaria, social, económica y política; como a otros medios de comunicación, la desafían profundas transformaciones en su industria. El cambio debe seguir.
Pero el mayor desafío para su misión periodística, que comparte con la democracia, es el virus de la desinformación: envolvente, mutante y maligno.
En este frente su periodismo es tan necesario —quizá indispensable— como siempre. Razón de más para desearle más salud, muchos años más y renovados éxitos.