El complejo coctel de la pandemia
CAMBRIDGE– Tras años de recibir apoyo en forma de abundante liqui‑ dez, los mercados financieros ingresan al último trimestre del 2020 cuando la recuperación económica glo‑ bal es cada vez más dudosa y hay incertidumbres políticas inusuales y una respuesta fis‑ cal y estructural de las autori‑ dades que va con retraso.
A estos vientos de frente se suma la crisis de la covid‑19, que tiene a la mayoría de los países luchando por hallar un equilibrio entre proteger la salud pública, el regreso a un nivel de actividad económica seminormal y limitar las res‑ tricciones a las libertades indi‑ viduales.
En este contexto, muchos esperan que las generosas condiciones actuales de liqui‑ dez, posibilitadas y sostenidas por los bancos centrales, sigan obrando de puente hacia un 2021 mejor, que además de revertir el daño económico y social, también genere más ganancias para los inversio‑ nistas.
Pero ¿podrán estas medidas de apoyo, que se vienen usan‑ do hace varios años para com‑ pensar otros vientos de frente, superar un coctel pandémico cada vez más complejo?
Datos económicos recien‑ tes indican que con excepción de China y unos pocos países más la recuperación económi‑ ca sigue siendo despareja e in‑ cierta, y no está a la altura ni de lo necesario ni de lo posible, en mi opinión.
El turismo, la hotelería y otras actividades del sector de los servicios todavía enfren‑ tan obstáculos considerables, lo que complica el panorama general de empleo.
En otros sectores, cada vez más empresas se han lanzado a redimensionamientos cuyo resultado probable será me‑ nos contrataciones e incluso una oleada de despidos.
A estas dificultades econó‑ micas se unen incertidumbres políticas cada vez más profun‑ das, sobre todo en Estados
Unidos. El proceso electoral ya era muy incierto, y que el pre‑ sidente Donald Trump se haya contagiado del coronavirus lo complicó todavía más.
Y como también varios legis‑ ladores han contraído el virus, el debate de muchos asuntos vitales en el Congreso se fue postergando.
El Senado estadounidense casi no ha tenido tiempo para analizar nada que no sea cu‑ brir la vacante que se abrió en la Corte Suprema. Esto lleva a que no haya muchas expec‑ tativas de que en las próximas semanas pueda haber en Esta‑ dos Unidos un nuevo paquete de ayuda fiscal, reformas es‑ tructurales procrecimiento o cualquier otra iniciativa oficial significativa.
En tanto, la participación de Estados Unidos en la discusión multilateral de políticas (por no hablar de su liderazgo mundial en general) sigue siendo limita‑ da.
Para colmo de males, las res‑ puestas económicas y financie‑ ras en otros lugares también es‑ tán llegando a un límite, sobre todo en los países en desarrollo, cuyos gobiernos se están que‑ dando sin margen fiscal por el alto déficit, la acumulación de deuda y el aumento de la vola‑ tilidad cambiaria.
Una incertidumbre para la formulación de políticas que se acentúa en la lucha por al‑ canzar los tres grandes obje‑ tivos de la era de la pandemia: preservar la salud pública y proteger a la ciudadanía; evitar más daños al tejido social, al bienestar económico y a la via‑ bilidad financiera; y minimizar restricciones, algo que también ayudará a evitar la fatiga por la pandemia.
A pesar de este contexto in‑ cierto, perturbador e inheren‑ temente volátil, las acciones y otros activos de riesgo han mos‑ trado una resiliencia notable.
En particular, una propor‑ ción considerable de los inver‑ sionistas se ha mostrado dis‑ puesta a seguir comprando a la baja, sea porque creen que no hay alternativa a las acciones o porque, tras una reiteración de rebotes durante los últimos años, tienen miedo a quedar fuera cuando los mercados su‑ ban. Esta combinación de com‑ prar a la baja, no hay alternati‑ vas, no quedar fuera se apoya en dos factores.
El primero y más importan‑ te es que los inversionistas con‑ fían a ciegas en que los bancos centrales con importancia sis‑ témica (léase la Reserva Fede‑ ral de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo) esta‑ rán dispuestos a inyectar liqui‑ dez al primer signo de tensión en los mercados, sin importar cuánto más deban aventurarse en el terreno experimental de las políticas no convencionales.
Pero que los bancos centra‑ les sigan alentando divergencia entre las cotizaciones bursáti‑ les y los fundamentos económi‑ cos puede afectar su credibili‑ dad, amplificar desigualdades en la distribución de la riqueza y aumentar el riesgo de futura inestabilidad financiera.
El segundo factor es que los inversionistas tienden a pensar que todos o casi todos los pro‑ blemas actuales del mercado no solo son transitorios, sino también reversibles.
Se da por sentado que las incertidumbres electorales en Estados Unidos se resolverán en poco tiempo, que las inicia‑ tivas de reforma fiscal y estruc‑ tural se reanudarán y se recu‑ perará el tiempo perdido y que estamos cada vez más cerca de obtener nuevos tratamientos, vacunas o inmunidad de reba‑ ño contra la covid‑19. Mientras tanto, los mercados se han ha‑ bituado a esperar lo inesperado.
No estoy en una posición que me permita predecir el resulta‑ do de la elección estadouniden‑ se o las perspectivas de mejora en las condiciones sanitarias. Pero tengo algo de experiencia en identificar escenarios eco‑ nómicos posibles y sus conse‑ cuencias; y en esta cuestión, la elección del momento es impor‑ tante. Que una respuesta oficial integral se apruebe ahora o en unos meses tiene incidencia directa sobre su impacto poten‑ cial.
Al fin y al cabo, cada día de demora de los legisladores trae‑ rá consigo menos creación de empleo, más despidos y más riesgo de quiebras corporativas, sobre todo entre aquellas em‑ presas, cada vez más numero‑ sas, que van perdiendo resilien‑ cia financiera en un contexto crediticio más difícil mientras se les agota el efectivo.
De modo que cuanto más dure la demora, mayores serán los problemas que deberá resol‑ ver cualquier paquete de me‑ didas futuro, y más difícil será diseñarlo y ejecutarlo.
Los últimos años han ha‑ bituado a los inversionistas a cosechar grandes ganancias por ignorar los determinan‑ tes tradicionales del valor de mercado y concentrarse en una sola cosa: la inyección abundante y predecible de li‑ quidez en el mercado. Pero es casi seguro que los próximos meses pondrán esta apuesta a prueba.
Las finanzas y la economía real se han desacoplado de un modo que pocos esperaban. Se‑ ría un error seguir extrapolan‑ do hacia el futuro sin detenerse a pensar en la acumulación de daños colaterales y consecuen‑ cias no deseadas.
MOHAMED A. EL-ERIAN: asesor económico principal en Allianz y rector del Queens college en la universidad de cambridge, presidió el consejo de desarrollo Global del presidente barack obama y es autor del libro “the only Game in town: central banks, instability, and Avoiding the next collapse” (hay traducción al español: “lo único importante: cómo evitar el próximo, e inminente, colapso financiero”). © Project syndicate 1995–2020