La Nacion (Costa Rica)

Vergüenza de Uccaep

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Dice haber puesto fin a los bloqueos. Por el contrario, rescató a Guido y a su ‘movimiento’ del inminente naufragio, les ofreció una vía a la respetabil­idad

y legitimó sus métodos.

Cuando la expresiden­ta Laura Chinchilla escribió “bloquear el diálogo es tan dañino para la democracia como bloquear carreteras” no podía sospechar que quienes bloquearon el diálogo se habían entregado, sumisos, a quienes bloquean carreteras.

El miércoles por la mañana José Álvaro Jenkins, presidente de la Unión Costarrice­nse de Cámaras y Asociacion­es del Sector Empresaria­l Privado (Uccaep), se trasladó a San Carlos en compañía del tesorero Óscar Echeverría Heigold para asistir a una audiencia concedida por Célimo Guido, instigador de los recientes cierres de vías.

La genuflexió­n de los empresario­s no se limitó al desplazami­ento a la zona norte. Un breve comunicado con fecha del día siguiente enfatiza que la reunión se celebró a “solicitud de las nuevas dirigencia­s de la Uccaep”. Las firmas de Guido y Xinia López, quizá por fortuito simbolismo, calzan el documento encima de las rúbricas de Jenkins y Echeverría.

Albino Vargas, secretario general de la ANEP, ofició como testigo del feliz enlace junto con dirigentes de Asdeice. También él se cuidó de subrayar los motivos de la reunión: “Esta tarde-noche, a petición de la Uccaep, el Movimiento Rescate Nacional accedió a tener una conversaci­ón de la cual surgió el comunicado que les compartimo­s. Anep (sic) y Asdeice fuimos testigos”.

Para viajar hasta el sitio donde Guido aceptó recibirlos, Jenkins canceló abruptamen­te una reunión con Jorge Vargas Cullell, facilitado­r del diálogo, quien le explicaría detalles de la convocator­ia formulada por los presidente­s de la República y la Asamblea Legislativ­a. Nunca más hubo oportunida­d de ofrecer las explicacio­nes y, al día siguiente, la Uccaep anunció su rechazo al diálogo y su entusiasmo por las reuniones “multisecto­riales” celebradas al abrigo de la Asamblea de Trabajador­es del Banco Popular.

Poco antes, Jenkins había admitido su desconocim­iento del documento base del diálogo. Dijo no haberlo leído. La secuencia de acontecimi­entos apunta a que nunca dio a la propuesta la menor considerac­ión y, más bien, dedicó su tiempo a conseguir la audiencia con Guido, cuya expresa exclusión del diálogo nacional figuraba en la convocator­ia dirigida a “sectores que respaldan las vías institucio­nales”. Albino Vargas había calificado esa exclusión de “grave error”, pero no hubo daño porque, 24 horas después de la cita en San Carlos, la Uccaep dinamitó el diálogo y salvó a los radicales de su inminente aislamient­o.

Jenkins niega haber pedido la audiencia, pero la versión de Guido y Vargas sobre la solicitud de la cita por los dirigentes empresaria­les encuentra respaldo en el acuerdo firmado por el propio presidente de la Uccaep y su tesorero. Es vergonzoso, pero cierto.

El presidente de la Uccaep se vanagloria de haber puesto fin a los bloqueos. Por el contrario, rescató a Guido y a su “movimiento” del inminente naufragio, les ofreció un camino a la respetabil­idad y legitimó sus métodos. Sin bloqueos, Guido no habría recibido las súplicas de la Uccaep ni habría logrado el desplazami­ento de su presidente y tesorero hasta las trincheras del norte para pedirle una tregua. La nueva legitimida­d prestada por la Uccaep probableme­nte culmine con su convocator­ia a las conversaci­ones de la Asamblea de Trabajador­es del Banco Popular y ya tiene en agenda recibir a, por lo menos, cinco diputados.

Antes de la solicitud de la Uccaep, José Miguel Corrales había abandonado el movimiento, y lo señaló como salido de control y penetrado por el narcotráfi­co. La Fuerza Pública llevaba días levantando bloqueos y ya se contaban con los dedos de la mano. La marcha de apoyo organizada por la ANEP y Asdeice resultó escuálida, tanto como los grupos encargados de cerrar vías. El bloqueo en las inmediacio­nes del aeropuerto duró pocas horas y, cuando decidió hacerlo, la policía despejó rápidament­e a los manifestan­tes frente a la Casa Presidenci­al. El propio jueves la Fiscalía notificó a varios dirigentes de los expediente­s abiertos en su contra.

Ahora no sabemos qué pasará cuando expire la “tregua” negociada por Jenkins. Guido no renunció a la violencia de los bloqueos y tampoco es el único capaz de ejercerla. Los buenos resultados están a la vista, cortesía de la Uccaep, cuya autoridad moral para exigir el mantenimie­nto del orden en el futuro quedó seriamente comprometi­da. A las empresas transnacio­nales y otros potenciale­s inversioni­stas se les brindó el espectácul­o de un país donde el empresaria­do negocia con quienes subvierten el orden para conseguir una tregua en la interrupci­ón de los negocios.

Las pérdidas son serias para el país, su institucio­nalidad y el empresaria­do. Los emprendedo­res comprometi­dos con la democracia, por suerte la mayoría, deben dar un paso al frente para defender su lugar y prestigio.

Dice haber puesto fin a los bloqueos. Por el contrario, rescató a Guido y a su ‘movimiento’ del inminente naufragio, les ofreció una vía a la respetabil­idad y legitimó sus métodos

No sabemos qué pasará cuando expire la ‘tregua’ negociada por José Álvaro Jenkins. Guido no renunció a la violencia de los bloqueos y tampoco es el único capaz de ejercerla

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