Periodismo liviano
Es increíble cómo el país llegó a caer en el periodismo light. Tres ejemplos, pero abundan, tanto que podría escribir una colección de libros.
La presentadora de Noticias Repretel le preguntó al regulador cuánto se ahorraría en el recibo si se aplicaba la disminución de la tarifa que regiría a partir de octubre. Él respondió que entre el 1 % y el 5 %, pero afirmó que para una familia que consume 250 kilovatios al mes, el ahorro será de ¢1.300, es decir, esa familia paga ¢130.000 mensuales, lo cual a todas luces no es real.
El funcionario simplemente omitió que ese ahorro, posiblemente, es anual, y supongo que lo hizo porque decir que la familia se economizaría ¢130 al mes suena ridículo. La periodista no lo cuestionó.
El presidente, hablando del cobro de un impuesto sobre las transacciones bancarias, aseguró que las clases más desfavorecidas no sentirán el efecto porque al devolverles el IVA se “compensa”. Ningún comunicador cuestionó que en términos reales no habrá tal devolución del IVA, como se vendió en el proyecto de la reforma fiscal aprobada en el 2018.
O les dice que el impuesto propuesto a los bienes inmuebles es lo que recomienda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero ¿por qué entonces no lo cuestionaron sobre la inobservancia de las recomendaciones, también de la OCDE, relacionadas con el gasto del aparato estatal?
El presidente de la Asamblea Legislativa, propulsor del proyecto para distribuir el ahorro en el Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP), asevera que en el esquema actual una persona de 62 años, que tenga ¢10 millones en su cuenta, al pensionarse recibirá alrededor de ¢15.000 mensuales, mientras bajo el nuevo sistema esa misma persona con esos mismos ¢10 millones, habiendo cotizado durante 20 años, es decir, 240 cuotas, recibirá el triple.
Pero resulta que el ejemplo no es real, no existe, pues todo cotizante necesita como mínimo 456 para el retiro, lo cual se traduce en laborar 38 años. Nadie lo cuestionó.
Rodrigo Esquivel Mora san José