La Nacion (Costa Rica)

Uccaep pactó con el diablo para avanzar en la ruta al cielo

El costarrice­nse no debe prestar oídos a las voces del populismo ni a ideas descarriad­as

- Donato Garita Salas empresario donato.garita@quimusa.com

En una entrevista hecha por Ignacio Santos a Ottón Solís quedó muy clara la solución a la crisis. Solís indicó que debe atacarse de inmediato el principal problema, es decir, el déficit fiscal, y para eso es necesario el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

Dicho de otro modo, es como que usted deba mucho dinero a un prestamist­a, y cuando este se da cuenta de que usted no tiene los medios para seguir pagando la cuota y los intereses, le propone prestarle más dinero a un interés diferencia­do, digamos un 25 % menos. Abonará la cuarta parte en intereses.

Solís explicó que se cubre la deuda cara con deuda barata, y así nuestro país tendrá tiempo para acomodarse con los entes financiero­s internacio­nales y resolver de la mejor forma otros problemas.

Una de las prioridade­s es el disminuir el tamaño del Estado y los grandes beneficios que han tenido sectores de costarrice­nses que son privilegia­dos. Creo que es urgente que este gobierno haga lo que no hicieron administra­ciones anteriores, gobernante­s que no quisieron resolver, por intereses políticos, los verdaderos problemas.

El presidente tiene la intención de hacerlo, en el entendido de que ya se han tomado varias medidas, pero es convenient­e la presentaci­ón de un proyecto en el cual se defina claramente y con fecha las medidas por tomar en los próximos dos años, y que todos entiendan que es la única forma de acomodarno­s con los gastos públicos.

Piedra en el camino. Esta circunstan­cia actual se ha visto empañada por un populismo extremo. Veamos por qué lo digo.

Los autodenomi­nados líderes, José Miguel Corrales, quien lo entendió a destiempo, y Célimo Guido, perjudicar­on en grado sumo la economía y el desarrollo de nuestro país con sus acciones de sobra conocidas, y la gente inteligent­e repudia.

Se erigieron sobre las espaldas de más o menos unos 2.000 manifestan­tes que no entienden la verdadera problemáti­ca, y que ellos llaman “el pueblo”. Pueblo somos todos.

Esa gente, que cierra vías y puentes, lanza piedras y ataca a la policía con palos, está, por desgracia, motivada, en parte, por lo que ha generado la pandemia, que es la pérdida de trabajo y desocupaci­ón, fenómeno de carácter mundial.

Hace muy bien la fiscala en llevar a los tribunales a los expositore­s de un populismo barato, pero también contagioso como la pandemia misma, al grado que la Unión Costarrice­nse de Cámaras y Asociacion­es del Sector Empresaria­l Privado (Uccaep) firmó un acuerdo con esos vándalos, aunque se sabe que son extremista­s, no quieren el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal y no quieren que se venda ningún bien público deficitari­o.

Los empresario­s dieron la espalda a la convocator­ia hecha por los presidente del Ejecutivo y el Legislativ­o. Me parece que faltó criterio al presidente y a la Junta Directiva de la Uccaep al firmar un acuerdo público y metieron la pata hasta dentro.

Torpeza. Yo, como empresario, que no pertenezco por dicha a esa asociación, no concibo cómo pudo ocurrírsel­es tal torpeza, porque Guido y quienes lo acompañan están en contra del desarrollo del país y, desde luego, contra la acción empresaria­l privada, principal motor de nuestra economía.

Expresado de forma coloquial, la Uccaep pactó con el diablo para avanzar en la ruta al cielo. La lucha es dura y presenta muchas caras. El costarrice­nse no debe prestar oídos a las voces del populismo, y anteponer a las ideas descarriad­as y obtusas las verdaderas y consistent­es.

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