El efecto Casandra
Juan Carlos Mora Montero
De acuerdo con la mitología griega, a Casandra, hija de dioses, Apolo le concedió el don de la profecía. Luego, por razones que no se desarrollarán en este artículo, porque es parte de la vida privada de quienes viven en el Olimpo, Apolo tuvo una enorme desavenencia con ella y esto lo llevó a maldecirla.
Pese a su poder, Apolo no podía quitarle el don de la profecía. Entonces, enojado, decidió castigarla: sus predicciones nadie las creería. Una de sus más mencionadas fue la caída de Troya.
Muchas organizaciones y personas desatienden estudios e investigaciones rigurosos sobre posibles futuros. Es un poco la realidad de quienes se dedican a iluminar las decisiones presentes con la luz del futuro posible. Son las personas y entidades dedicadas a la prospectiva que enfrentan ni más ni menos que a tomadores de decisiones con una actitud reactiva hacia el futuro, que son consumidos por el diario vivir.
Los estudios rigurosos y serios sobre el mañana empezaron a efectuarse en el mundo con especial fuerza y mayor cientificidad a partir de los años sesenta del siglo XX, y han permitido encender una serie de alertas acerca de hacia donde vamos; sin embargo, con raras excepciones, se les ha creído.
La historia confirmó que esos escenarios previstos estaban en lo correcto, pero ya no se pudo hacer nada. La película del pasado no puede ser modificada.
Verdad desatendida. Una gran mayoría de las personas afirman que la pandemia no nos la esperábamos, que nos tomó por sorpresa. Lo que ocurrió es que no prestamos oídos a las advertencias y no nos preparamos para anticiparla o, por lo menos, reducir su impacto.
De acuerdo con el prospectivista Francisco Mojica, estudios serios y formales sobre el futuro advirtieron de la llegada inminente de la plaga desde 1997, gracias a Millennium Project en su State of the Future 1997, estudio del National Intelligence Council sobre los grandes desafíos de la humanidad en el siglo XXI, publicado en el 2000, así como Global Trends 2025: A Transformed World, del 2008, de un grupo de pensamiento que se denomina The National Intelligence Council’s 2025 Project.
La Fundación Gates presentó en el 2014 en su informe anual una alerta relacionada con la posibilidad de una pandemia producida por un virus que pasaría de un animal a humanos, y la misma OMS, en el 2019, presentó un trabajo fundamental que tituló Un mundo en peligro: un riesgo creciente de pandemia global.
Cada uno de estos estudios desarrolla un supuesto futuro donde un virus pasaría de animales a humanos, y generaría una pandemia acelerada por la globalización, las interconexiones y las grandes olas migratorias. ¿Por qué entonces en muchos foros se asegura que esta pandemia nos tomó por sorpresa? Pareciera más bien que no escuchamos las advertencias, como el castigo de Casandra.
Saturados de información. Estamos en plena pandemia, la afectación es inmensa en todos los ámbitos, pero hay un efecto que es de los más preocupantes: el gran temor sobre el futuro; si se quiere, una imagen negativa y pesimista de lo que viene.
Según la prospectiva, lograremos reconstituir la sociedad, recuperaremos nuestra economía con el esfuerzo de todos, crearemos una nueva normalidad en los ámbitos familiar y laboral, y en las relaciones con el prójimo, el ambiente y nosotros mismos.
Sin embargo, una vez más, la prospectiva prevé la maldición de Casandra. Pero ahora existen otros factores que también se suman. Uno muy particular, que el propio Millennium Project señala, tiene que ver con la saturación de la información.
En los meses de pandemia han aflorado como nunca en la historia las voces de personas y entidades autodenominadas expertas, o así se han presentado ante la sociedad, y han vertido opiniones en ciertos medios de comunicación y las redes sociales.
Dentro de esos cientos de miles a escala mundial van mezclados la paja y el trigo, por no decir revueltos, o los criterios de expertos reales con opiniones y manifestaciones de todo tipo.
De acuerdo con el analista Héctor Casanueva, en un artículo publicado en el diario Estrategia, de Chile, “según el think tank global de prospectiva y estudios de futuros, The Millennium Project, estamos tan sobrecargados con información de todos lados y fuentes, expertos, médicos, analistas económicos, políticos, funcionarios de salud pública y de los medios de comunicación, que es difícil obtener una imagen coherente de las posibles direcciones futuras de la pandemia de covid-19”.
La saturación produce un enorme riesgo para la toma de decisiones relacionadas con de quién recibir asesoría. Ojalá los que tienen esta labor consigan distinguir la paja del trigo a la hora de dejarse aconsejar y escuchen las voces de las verdaderas personas expertas en la materia.
Ya en 1997 investigaciones alertaban de la inminente aparición de un pandemia como la actual