El poder del amor al prójimo
El Diccionario de la Real Academia Española define prójimo de esta manera: “Persona respecto de otras, consideradas bajo el concepto de la solidaridad humana”.
Nadie imaginó que el 2020 sería para muchos el año más sombrío de sus vidas por los devastadores efectos en los planos emocional, mental y económico.
La pandemia de SARSCOV-2 trajo enfermedad, muerte, angustia, necesidad, desesperanza, desempleo, frustración, tristeza, cansancio extremo y, principalmente, incertidumbre.
La incerteza de no poder planear el día siguiente, en muchos casos, y mucho menos planificar la siguiente semana o el siguiente mes.
Vivimos al día, con lo que la enfermedad nos permite. Ahí, precisamente, radica la diferencia de este pesado trance. Para algunos, el confinamiento no ha sido obstáculo para continuar la vida de una forma razonable o muy razonablemente normal, ya sea porque la tecnología se lo permite, porque pudieron sortear la enfermedad o porque sus empleadores, clientes y proveedores siguieron adelante con sus negocios.
Para esos, lo vivido desde marzo no ha sido cosa distinta a una nueva experiencia a la que han debido adaptarse, a veces casi sin incomodarse. Con ellos, todo bien.
Para otros, por el contrario, este escabroso paso por el último año de la segunda década del siglo XXI ha sido trágico, tormentoso y desesperante. Les ha tocado ver, cruelmente a la distancia, agonizar y morir a padres, hijos, hermanos y abuelos, sin siquiera un beso de despedida.
Los ha embestido la necesidad extrema, sí, no poder procurarse ni siquiera lo básico. Que decir de los que ven derrumbarse en un abrir y cerrar de ojos los esfuerzos de toda una vida o los sueños que lograron materializar. O, simplemente, los que no pueden ya sostenerse por el agotamiento físico y mental, de ser primera línea de atención de la emergencia y rifarse la vida por salvar las de otros, todos los días.
Todos esos que sufren son el prójimo. Sí, señor lector, su prójimo y el mío. ¿Cuánto podría hacer nuestro amor por esas personas que pasan por la prueba más dura de sus vidas? Mucho, muchísimo.
Mostrar compasión y empatía al vecino que enfermó de covid-19 es amor. Acercarse a una causa de voluntariado para ofrecer tiempo y conocimiento es amor. Cuidar enfermos es amor. Ocuparse de las necesidades de un adulto mayor, capacitar personas, preparar o distribuir diarios, procurar la continuidad de la educación de alguien o llevar un poco de tranquilidad y esperanza a una familia desempleada y desesperada son solo algunas de una infinidad de manifestaciones de amor al prójimo que brotan de cada uno de nosotros.
Vivimos un tiempo extraordinariamente propicio para mostrar, como género, raza y humanidad el incalculable valor del amor por los demás.
Que sea el amor combustible perpetuo para la maquinaria de la solidaridad, de la fraternidad y de la compasión, y que se quede de manera permanente en nuestras ciudades, en nuestras calles, en nuestros pueblos, en nuestras naciones. El amor es un estado de las emociones.
Mostrar compasión y empatía al vecino que enfermó de covid-19 es amor