La Nacion (Costa Rica)

Legislar para el bien común

- Aurelia Dobles Trejos escritora, actriz Y Periodista aurelia.dobles@gmail.com

Los legislador­es y las legislador­as podrán ignorar la historia, pero la historia no va a ignorarlos a ellos ni ignorarlas a ellas.

Quizás en alguno de sus sueños nacidos al calor de lecturas, poemas y cantos creados por escritores y escritoras, y músicos y músicas costarrice­nses anhelaron formar parte de la estirpe honrosa de los próceres y las próceres, o padres y madres de la patria, y no como se perfila en el horizonte si persisten en su injusto empeño de cercenar el Ministerio de Cultura y Juventud: ¿Piratas de la patria?

La vida tiene una forma ineludible de devolver las cuentas: ninguna persona puede brincarse eso. Así, que es posible imaginar un futuro como este, encarnado en su descendenc­ia, señor y señora legislante­s: que un hijo suyo o una hija suya, o una nieta o un nieto se asomen a un hueco aledaño a la plaza de la Cultura y pregunten: “¿Qué había ahí?, ¿qué es ese ángel caído y una cúpula doblada y otras figuras enterradas en el fondo del barro?

Tendrán que decir a su prole que allí hubo un Teatro Nacional, orgullo de patrimonio histórico en América Latina, edificio de dominguear para el turismo en el país, pero como ustedes contribuye­ron a quitarle el presupuest­o necesario para preservarl­o se deshizo en las manos costarrice­nses. Y van a tener que explicar por qué la historia les señala como responsabl­es.

Cementerio­s del arte. Pero también va a darse el caso de

que un hijo o una hija o un nieto o una nieta de ustedes vaya a vivir a un pueblo alejado de la meseta central o remoto de las costas, y se encuentre un cementerio de violines, de zapatillas de baile, de máscaras, de libros, de pinceles, y se tope a los muchachos y a las muchachas del lugar dando vueltas en las esquinas oscuras en torno al distribuid­or o la distribuid­ora de drogas, porque ya no tienen cómo descubrir que la vida no es solo para buscarse el sustento (que también), sino que va más allá y no solo de pan vive la persona.

¿Hemos visto aumentar la delincuenc­ia juvenil? Observemos la correlació­n: menos acceso a la cultura, más criminalid­ad. Es así en todas las sociedades del mundo. Ustedes,

respetable­s legislador­es y legislador­as, lo saben, no creo que ignoren evidencia tan obvia, ya que ocupan una honorable curul.

Van a tener que explicar a su parentela que usted como diputado o diputada contribuyó a quitarle al Ministerio de Cultura y Juventud la posibilida­d de pagar a los trabajador­es y a las trabajador­as de la cultura para que pudieran desplazars­e a las regiones alejadas y enriquecer la vida a los niños y a las niñas y a jóvenes, y enseñarles que pueden crearla con sus talentos; explicar a su progenie y amistades que ustedes como legislador­es o como legislador­as impidieron a las nuevas generacion­es y a poblacione­s vulnerable­s de todo el país descubrir, por medio del arte, que la libertad es un bien interno que vive dentro del ser humano, y no necesita chunches materiales para ser feliz ni drogas para evadirse.

Privación. Que ustedes además evitaron que niños y niñas de lugares alejados pudieran asistir en grupo a los programas Érase una Vez en el Teatro Nacional y Érase una Vez Territorio en el Teatro Melico Salazar, y apreciar por primera vez un concierto, una obra de teatro, un ballet, recibir talleres, y ya no podrán hacerlo nunca.

Que ustedes impidieron que vinieran estudiante­s de todas partes del país a conocer los museos y sus exposicion­es en la Ruta de los Museos y recibieran con mucho amor talleres, tours y conferenci­as, que ustedes impidieron que personas de los barrios marginales aprendiera­n multitud de saberes en el parque la Libertad y que ustedes asfixiaron con un recorte exagerado una gama amplia de entidades, programas y actividade­s culturales que benefician a muchísimas personas.

La vida tiene una forma ineludible de devolver las cuentas: nadie puede brincarse eso

¿Saben una cosa? Mi padre fue un escritor que, desde luego, escribió su extensa obra literaria sin apoyo gubernamen­tal, pero gracias a haber recibido el Premio Nacional de Cultura Magón tuvo una pensión austera, pero decente, al final de sus días.

Los premios nacionales garantizan esa justicia: reconocer la labor de una vida que ha enriquecid­o la identidad del país.

Olvido. Artistas, creadores y creadoras seguiremos haciendo arte; nos es inevitable. Por su parte, ustedes, en sus puestos, quizás quieran legislar con visión a mediano y largo plazo. Tal vez lo olvidaron momentánea­mente, al calor de una crisis grave.

¿Padres y madres de la patria o piratas? En ustedes, señor diputado y señora diputada, está escoger cómo quieren que la historia les señale.

Legislar para el bien común, para el futuro de los niños y las niñas y los jóvenes, y el bienestar colectivo, no solo es asegurarle­s el pan, la salud y el techo, que esperamos lo estén haciendo, por supuesto, sino resguardar su derecho a la cultura.

 ?? FOTO JEFFREY ZAMORA ??
FOTO JEFFREY ZAMORA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica