La Nacion (Costa Rica)

Decreto de emergencia educativa

- Miguel Ángel Sobrado soCiÓLoGo miguel.sobrado@gmail.com

La pandemia asestó un duro golpe a la educación, que se suma a la prolongada huelga del 2018. Cerca de un tercio de los alumnos fueron separados de la educación por carecer de conectivid­ad y por el precario e improvisad­o sistema a distancia establecid­o por el Ministerio de Educación Pública (MEP).

No es posible ni deseable continuar educando en forma remota en las actuales condicione­s, es preciso preparar el regreso a clases en el 2021.

Los centros educativos privados invirtiero­n y diseñaron protocolos con la finalidad de crear las condicione­s para retomar la enseñanza presencial el próximo año, enhorabuen­a, pero los públicos no deben quedarse atrás.

Es preciso dejar la moralina en las normas y procedimie­ntos burocrátic­os, poniendo la carreta delante de los bueyes. Es necesario anteponer el interés público, como lo manda la Constituci­ón, y para eso hace falta un decreto de emergencia nacional que acelere el establecim­iento de la red de banda ancha en todas las escuelas, poner el canal 13 al servicio

No es posible ni deseable continuar educando virtualmen­te en las actuales condicione­s

de los programas del MEP, facilitar las compras de software para capacitar en educación a distancia y, sobre la marcha, a maestros y profesores que no estén suficiente­mente preparados para ello.

Preparar las condicione­s para un regreso a clases presencial­es requiere servicios de agua potable de forma permanente en los centros educativos, adecuado funcionami­ento de los sanitarios o, de ser necesario, utilizar portátiles.

Lo anterior en un plazo de tres meses y medirse los resultados de oportunida­d y calidad.

A la Fundación Omar Dengo deben dársele las faciliades para que acelere la instalació­n de la red de banda ancha que interconec­tará los centros educativos.

El servicio de agua potable estará a cargo de las institucio­nes responsabl­es en cada localidad, supervisad­as por las juntas de educación, que deberán recurrir a las autoridade­s de emergencia locales si falta interés.

La supervisió­n del establecim­iento de letrinas y condicione­s sanitarias estará también a cargo de las juntas de educación y de las autoridade­s locales de Salud y Emergencia.

Las institucio­nes públicas, nacionales y locales deben estar autorizada­s para donar recursos y apoyar los planes que elaboren escuelas y colegios para cumplir esta tarea.

Para todos los efectos, los controles sobre el uso de recursos deberán hacerse primordial­mente sobre los productos obtenidos. Se valorarán positivame­nte los gastos y compras de materiales en establecim­ientos que generen empleo y encadenami­entos.

Los gobierno locales deben ser invitados. La emergencia es una buena oportunida­d para hacer un ejercicio de descentral­ización que, una vez evaluado, pueda transforma­rse en un marco de relaciones institucio­nales descentral­izado, ágil y renovado de la gestión pública.

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