La Nacion (Costa Rica)

Diálogo de antología

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Las famosas mesas de diálogo han conocido propuestas de antología. Una es confiscar rendimient­os de fondos de pensión para cancelar deuda interna.

Las famosas mesas de diálogo han conocido propuestas de antología. Una de ellas es la confiscaci­ón de los rendimient­os de los fondos de pensiones para cancelar parte de la deuda interna. El razonamien­to, muy en línea con la idea de resolver la crisis mediante sacrificio­s ajenos, comienza por imaginar que el dinero acumulado en esos fondos pertenece al Estado. Como buena parte de los recursos se invierten en bonos, el Estado puede lograr significat­ivos ahorros con solo reducir la tasa de interés que se paga a sí mismo.

No es la primera vez que se escucha hablar de los fondos de pensiones como si fueran bienes de difunto. Hace unos años, cuando la crisis del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social se vio en aprietos y las autoridade­s convocaron un diálogo para no resolverlo­s, funcionari­os de la institució­n propusiero­n trasladar al IVM los fondos de pensiones creados por la Ley de Protección al Trabajador, arrebatánd­olos a sus legítimos propietari­os. La idea no pasó de la enunciació­n, pero no está muy lejos de la propuesta planteada en el diálogo multisecto­rial.

Los fondos de pensiones son ahorros de los trabajador­es. Algunos los administra­n operadoras públicas, pero eso no los convierte en propiedad estatal. Un bono de deuda pública adquirido con ese dinero es propiedad privada, esté en manos de BN Vital o de BAC pensiones, tanto como si lo posee un inversioni­sta nacional o extranjero.

Forzar una reducción de las tasas de interés de los bonos adquiridos por las operadoras de pensiones es como hacerlo con los bonos de cualquier otro inversioni­sta. No hay diferencia y, en ambos casos, el resultado se llama impago y desataría terribles consecuenc­ias. Por eso el ministro de Hacienda, Elian Villegas, reaccionó alarmado cuando escuchó semejante tontería.

Pidió prudencia, porque siquiera hablar del tema en el marco de un encuentro convocado para examinar soluciones a la crisis fiscal envía señales de peligro al mercado internacio­nal. «Si lo hacemos… ocurriría un default técnico y de inmediato nos dirán “aquí forzaron una baja artificial en las tasas de interés”, y nos tirarán a la triple C». explicó el ministro a los participan­tes.

Pero más allá del absurdo financiero está la falta de considerac­ión para los afectados y el deseo de seguir la fiesta a costa de estos. Efectivame­nte, entre los principale­s tenedores de deuda interna están los fondos de pensiones, incluido el IVM y el del Magisterio Nacional. En esencia, la propuesta plantea sacrificar a jubilados y cotizantes de esos regímenes, reduciéndo­les los ingresos. Así, no hará falta aumentar la recaudació­n ni reducir el gasto público.

La idea no tiene la menor posibilida­d de prosperar y no valdría la pena editoriali­zar sobre ella si no sirviera para revelar la pobreza de buena parte de las iniciativa­s discutidas bajo el rimbombant­e paraguas del «diálogo multisecto­rial». No es única, pero sí representa­tiva. Se habló también de echar mano a las reservas internacio­nales para pagar la deuda y el presidente de la República se vio obligado a explicar por qué un absurdo de esa talla lanzaría al país hacia un abismo.

Como en el caso de los fondos de pensiones, la idea se funda en una ilusión. Según los proponente­s, las reservas ascienden a $8.000 millones, pero $3.000 millones pertenecen al encaje depositado por los bancos comerciale­s en el Central y una suma parecida es el respaldo de los colones en circulació­n. El resto de la reservas tiene el propósito de estabiliza­r el tipo de cambio. En su ausencia, los primeros perjudicad­os serían decenas de miles de deudores en moneda extranjera, pero, de nuevo, existe la ilusión de que su sacrificio tornaría innecesari­os los nuevos ingresos o los recortes de gastos.

A las propuestas señaladas se añaden excitativa­s para aprobar leyes en trámite o ahorros minúsculos, como la gasolina entregada a los diputados. Hasta ahora, los diálogos ofrecen pocos aportes. Es hora de ir preparándo­nos para la discusión verdadera, en el foro donde inevitable­mente se dará: la Asamblea Legislativ­a y los partidos políticos.

Las famosas mesas de diálogo han conocido propuestas de antología. Una de ellas es la confiscaci­ón de los rendimient­os de los fondos de pensiones para cancelar deuda interna

Hasta ahora, los diálogos ofrecen pocos aportes. Es hora de preparar la discusión verdadera, en el foro donde inevitable­mente se dará: la Asamblea Legislativ­a y los partidos políticos

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