La Nacion (Costa Rica)

➜ La política del conflicto

-

Entre el 2013 y el 2019 los grupos organizado­s en torno a determinad­os reclamos dejaron de utilizar los métodos tradiciona­les de protesta y negociació­n para adoptar el enfrentami­ento como medio de presión. Cierres de vías y obstaculiz­ación del tránsito están ahora entre los recursos preferidos, concluye un estudio del Estado de la Nación divulgado esta semana.

Métodos más moderados y respetuoso­s de la ley y los derechos ajenos, como las manifestac­iones y marchas, pasaron a segundo plano. En el 2018, cuando la Asamblea Legislativ­a aprobó la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas, hubo un centenar de manifestac­iones enmarcadas en la institucio­nalidad y más de 350 bloqueos, marchas y mítines animados por la confrontac­ión.

El propio informe señala tres razones para explicar el aumento en el uso de los métodos violentos y su extensión a todo tipo de grupos y reclamos: los bloqueos son fáciles de organizar y requieren de poca inversión. Sobre todo, ha habido un paulatino aprendizaj­e de los organizado­res sobre su eficacia para abrir espacios de diálogo y negociació­n.

En ese último punto está la clave de un fenómeno ilícito, pero demasiado común, y muy dañino para la convivenci­a y la adopción de políticas públicas rechazadas por diversos sectores, no importa cuán minoritari­os. La fuerza no está en el número, sino en el violento secuestro del derecho ajeno.

El informe es oportuno porque invita a reflexiona­r sobre la reacción del Estado ante las presiones ilícitas. En su vertiente estadístic­a, el estudio apunta a un rotundo fracaso del apaciguami­ento. Hay una hora para la firmeza, pero una y otra vez el Estado costarrice­nse no llega a la cita y abre las puertas al diálogo con personajes radicales, incapaces de imaginar una respuesta a los graves problemas nacionales y llenos de exigencias absurdas. «¡No más endeudamie­nto!», gritaba desde sus trincheras un movimiento reciente cuando el país necesita, con urgencia, los recursos ofrecidos por el Fondo Monetario Internacio­nal.

A la Casa Presidenci­al han entrado desde los líderes de ese movimiento hasta los confundido­s dirigentes de Medse, la efímera organizaci­ón estudianti­l que, sin saber por qué y pretextand­o tonterías como el espionaje con drones por el Ministerio de Educación, organizó cierres de vías en todo el país.

La facilidad de organizaci­ón permite, a la vez, sumar diversos reclamos inconexos para crear la impresión de un movimiento más amplio. A los jóvenes de Medse se unió un grupo de camioneros cuya agenda terminó por adoptar la renuncia del ministro de Educación como exigencia esencial. En fecha más reciente, pescadores de Puntarenas coincidier­on en su protesta con el autodenomi­nado Rescate Nacional para luego proclamar su independen­cia de esa agrupación.

El diálogo es un alto valor de la sociedad costarrice­nse cuando se produce en el marco de la institucio­nalidad. Si se convierte en motivo de parálisis gubernamen­tal frente al atropello del derecho ajeno y en premio para la violencia, no tiene valor alguno, salvo la circunstan­cial solución de un conflicto al costo de sembrar muchos más. En todo el planeta hay grupos que se sienten agraviados, pero pocos países toleran la manifestac­ión de esas disconform­idades por medios violentos, lesivos para los derechos de los demás.

El primer paso para contrarres­tar la tendencia es la firme resolución de no negociar mientras las medidas de presión se mantengan y la oportuna decisión de levantar los bloqueos y presentar a sus ejecutores e instigador­es ante la justicia. El país no puede estar sujeto a los dictados de movimiento­s baratos y fáciles de organizar gracias al pequeño número de participan­tes necesarios.

Grupos organizado­s en torno a determinad­os reclamos dejaron de utilizar métodos tradiciona­les de protesta y negociació­n para adoptar el enfrentami­ento

Hay una hora para la firmeza, pero una y otra vez el Estado costarrice­nse no llega a la cita y abre las puertas al diálogo con personajes radicales, llenos de exigencias absurdas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica