Ciudad nicaragüense de Bilwi vivió una ‘película de terror’ con azote del ciclón
BILWI. AFP. En Bilwi, en el Caribe nicaragüense, sus habitantes caminan desolados entre los escombros que dejó la furia del huracán Iota que acabó por destruir lo que se pudo salvar hace dos semanas tras el embate de Eta, su antecesor.
Este miércoles, cientos de vecinos salieron de sus improvisados refugios para recoger “lo que Iota no se llevó” con sus poderosos vientos y lluvias diluvianas que azotaron durante ocho horas a esa ciudad portuaria.
“Parecía que estábamos en una guerra, el sonido trepidante del viento arrancando techos, árboles y postes”, contó Édgard Ayesta, un vecino. El viento arrancó el techo de su casa de concreto, ubicada a 200 metros del muelle, de Bilwi, capital de la Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua.
Las casas de madera y cinc en el barrio el Muelle, desaparecieron y en su lugar el mar dejó la resaca de suciedad, piedras, trozos de árboles y de lanchas.
“No quedó nada, el huracán se llevó todas las casas que estaban en la costa”, manifestó Esteban Moore, cuya vivienda fue arrasada por el ciclón y no sabe cómo hará para construir otra.
David Muller, residente del lugar, expresó que Iota “fue como una película de terror, llovía intenso y el viento golpeaba fuerte hasta que levantó parte del techo, pero la casa de concreto resistió la embestida. Hubo mucho miedo”.
Tras el paso del meteoro quedó un cielo nublado y lluvias intermitentes e intensas. La ciudad permanecía este miércoles sin electricidad, agua e Internet, y está aislada del resto del país por vía terrestre, aérea y acuática.
Las tiendas y otros comercios cerraron y productos de alimentación básica como frijoles y arroz eran escasos. Las calles del centro de Bilwi seguían llenas de basura y árboles que derribó Eta y luego Iota, lo que dificulta el tráfico.
Los vientos huracanados y mareas que comenzaron en la tarde del lunes anunciaban la llegada de Iota con fuerza de huracán, la peor tormenta que ha tocado a Nicaragua, según registros de meteorología.
En medio del fuertes ráfagas y lluvia torrencial hubo evacuaciones de albergues que no brindaban seguridad a las personas, así como del hospital regional, cuyo techo cedió a la fuerza del viento.