La Nacion (Costa Rica)

Se delegan funciones, no responsabi­lidades

- Carlos Manuel Echeverría E. eXviCemini­STro de PlaniFiCaC­iÓn cmecheverr­ia@yahoo.com

El título de este artículo es una máxima en la administra­ción pública o privada, sea usted el presidente de un poder de la República o el gerente de una pequeña empresa.

Si quien se ha comprometi­do con el jerarca a completar una gestión se sale del marco acordado y el legal, debe asumir su responsabi­lidad, salvo que el segundo, por a o por b, decida acuerparlo.

Hago el razonamien­to del párrafo anterior porque podría darse que el presidente y el Congreso, como un todo o por mayoría, decidieran que no irán más lejos de lo que los dos diálogos intersecto­riales que se están realizando pretendan cogobernar, lo que tampoco es correcto.

Esos diálogos, especialme­nte el de la Asamblea de Trabajador­es del Banco Popular, que no incluye al que tiene lugar en el Estadio Nacional, no son más que procesos cuyos acuerdos entre partes, con dictamen de minoría para cada tema o sin este, no son vinculante­s.

El diálogo y el debate entre partes de un mismo rompecabez­as es enriqueced­or y elemento fundamenta­l de la democracia que me gusta, la participat­iva, que va de la mano de la representa­tiva.

Tomar nota. Los diálogos han servido para que la sociedad civil, por medio de sus estamentos organizati­vos, opinen sobre asuntos diversos. Sin embargo, es necesario llamar la atención en lo siguiente:

1. Un diálogo de la naturaleza y objetivos de los dos que comenté, requieren una visión compartida del país, a la que deben apuntar las propuestas y compromiso­s. Hay que definir claramente qué impide ir hacia esa visión.

2. Muchas de las propuestas son absurdas, lo que es inevitable y depende en gran medida de la preparació­n y qué tan informados estén los participan­tes en el debate.

3. Se rechazan propuestas que tienen su lógica y apuntan al meollo del problema simplement­e por defender intereses de grupo o asumir lo que en inglés se le dice nimby (en castellano no en mi patio trasero). 4. Se ha evadido el problema fundamenta­l y apremiante: tenemos un aparato estatal ineficient­e e ineficaz, del doble del tamaño que debería, según la OCDE.

Hay que reducirlo y hacer que acabe con la evasión impositiva y que luche contra la elusión. Ese cambio toma tiempo y para financiars­e y mantener el necesario aparato estatal y la socioecono­mía funcional es necesario que la banca internacio­nal le preste en condicione­s favorables.

Para ello, es preciso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), que en lugar de vilipendia­rlo, aquellos que no saben qué es, deberían agradecer que existe, para acompañar los grandes cambios como los que debe realizar Costa Rica de una forma u otra: sin el FMI y sin tocar las reservas, porque no se puede, como se ha explicado hasta la saciedad, lo haremos con sangre, sudor y lágrimas, porque la economía sensata, como ciencia que es, no miente. Con el FMI a bordo será más fácil.

Optimismo. Pareciera que ninguno de los dos diálogos enfrentará el asunto con entereza, lo que era previsible, pues el temperamen­to social costarrice­nse apunta en esa dirección.

No quiero decir que no se han planteado valiosas ideas para la reactivaci­ón económica y tratamient­o de la crisis sanitaria, pero su ejecución es apremiante.

Todo eso nos lleva al título de este artículo: «Se delegan funciones, no responsabi­lidades». Le correspond­erá al Poder Ejecutivo, al Congreso y a la Sala Constituci­onal hacer viable el curso de acción que mencioné en el punto cuarto.

No puedo dejar de ser optimista. El Poder Ejecutivo y el Congreso, con sus debilidade­s y todo, han liderado procesos positivos y la Sala ha estado a la altura mucho más que menos. Reitero: no puedo dejar de ser optimista.

Pareciera que ninguno de los dos diálogos enfrentará el problema de fondo, y era previsible

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