Hornos de azufre reaparecen en laguna cratérica del volcán Poás
Quienes lleven binoculares en su visita al volcán Poás podrán ver en estos días las formaciones de azufre de casi un metro de alto que destacan por sus tonos que van del amarillo al caramelo.
De acuerdo con Geoffroy Avard, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), las fumarolas que no son alcanzadas por el agua de la laguna, tienen la capacidad de emitir gases muy calientes que en su contacto con la superficie fría van formando estas hornillas de azufre.
Cuando la temperatura de las fumarolas aéreas supera los 120 grados Celsius, se van acumulando partículas de azufre que primero son líquidas y luego se solidifican y forman la pared externa de las fumarolas que a veces parecen trozos de un arrecife marino.
“Lo que vemos son chimeneas que se forman porque los gases ricos en azufre, que emanan las fumarolas aéreas se enfrían y se solidifican rápido. Las fumarolas que están dentro del lago (subacuáticas) también forman esas partículas, pero por acción del agua se dispersan por toda la laguna”, dijo el científico.
Afirmó que desde el 2017, luego de la erupción del volcán, comenzaron a formarse de nuevo ese tipo de estructuras que consolidan un activo y llamativo campo fumarólico a la derecha del lago, específicamente en el sector este.
En una visita al coloso a mediados de noviembre, Avard captó también imágenes de sedimentos removidos desde el fondo por la fuerza de las fumarolas subacuáticas, que en ocasiones lanzan el barro por encima del agua.
“Es gas que llega al fondo del lago y genera una turbulencia que cambia la coloración de la laguna al agitar los sedimentos”, manifestó.
En esa parte del lago el agua se torna grisácea, mientras que al otro lado el lago sigue con su tono verdoso. A veces el campo de fumarolas suele migrar de un sector a otro, dependiendo de la permeabilidad del suelo, que a veces sella algunos puntos, por lo que el gas intenta salir por donde le resulte más sencillo.
Para los científicos es importante medir la cantidad total de gas emanado, así como los diferentes tipos y sus concentraciones.
Evitar sorpresas. Hay sulfatos, dióxido de carbono y otros componentes que son parte de la desgasificación normal del volcán, pero la medición constante brinda parámetros que pueden evidenciar la cercanía de erupciones.
“Si hay aporte magmático podemos notar que surgen mayores concentraciones de gas, por eso medimos el total de gas emanado. Dependiendo de la profundidad a que está el magma, se va a liberar más de un tipo de gas que de otro, por eso es importante ver cuál es el gas dominante”, dijo Avard.
El año pasado los científicos del Ovsicori también determinaron que el nivel del agua en la laguna influye en la actividad del volcán. Por ejemplo, cuando hay menos agua, baja la presión hidrostática, porque el peso del agua determina el grado de presión.
“Si hay menos agua, hay menos presión del líquido y eso genera condiciones que son más favorables a tener erupciones freáticas, porque al haber menos agua se calienta más el sistema hidrotermal y se llega a un punto que puede generar las erupciones”, sostuvo Avard.
Por ahora todos los parámetros en el volcán son normales y lo único que se nota es un crecimiento leve en la sismicidad.
Avard dijo que el volcán está monitoreado constantemente y en caso de notar algún riesgo lo comunican de inmediato a la Comisión Nacional de Emergencias y a la administración del Parque Nacional, que es uno de los más visitados del país.