La Nacion (Costa Rica)

Testigos vieron a joven abordar bote en Osa con exconvicto de abuso sexual

››menor de 16 años desapareci­ó desde el 17 de octubre, mas nadie lo reportó a la Policía

- Carlos Arguedas C. carguedasc@nacion.com

“Cuando ella se va de esa casa, se va con ese hombre, porque hay una muchacha que me dice que hubo un taxi que los llevó directamen­te hasta la entrada de donde se cruza (el río Térraba) en bote.

”Las personas que los cruzaron en bote, las personas que había ahí, los vieron. Todas estas personas coinciden en la misma historia: los vieron entrar a él y ella, y luego lo vieron salir a él”.

Este relato lo brindó ayer una hermana de la colegiala de 16 años, cuyo cuerpo apareció el pasado 24 de octubre dentro de un pozo de agua en playa Garza de Osa, Puntarenas.

El sujeto que ella señala como sospechoso es un hombre que, en el 2004, fue detenido por golpear y abusar sexualment­e de una menor de 17 años, justamente una hermana de la colegiala asesinada. El hombre descontó una pena de 18 años de cárcel y hace varios meses regresó a vivir al cantón de Osa, de donde es oriundo.

El Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) prefirió no referirse al asunto por estar este en investigac­ión y porque debe esperar el resultado de varios exámenes practicado­s durante la autopsia.

La adolescent­e asesinada era estudiante de noveno año en el Liceo Pacífico Sur, de Ciudad Cortés, y la menor de una familia de seis miembros.

Debido a la pandemia de covid-19, la muchacha se había alejado del centro educativo y, en los últimos meses, inició una relación impropia con un hombre de 25 años. Este último no es señalado por la familia como sospechoso del crimen.

“La relación no es propia por ser él mayor de edad, pero está bien si ella estaba enamorada de él y si todo hubiera salido bien. El problema es que a nosotros nos decían los vecinos: ‘Su hermana está mal’.

Y nos mandaban fotos porque la vieron con una sobredosis (...). Sí, anduvo en drogas. En el hospital de (Ciudad) Cortés la internaron porque fue encontrada con una sobredosis”, relató la hermana, cuyo nombre se omite por razones de seguridad.

La menor salió, el 17 de octubre, de la casa donde vivía, en Ojo de Agua de Ciudad Cortés. Allí convivía con el hombre de 25 años.

En una declaració­n dada por su pareja al noticiero digital Colosal Informa, dijo: “Yo sí sé que ella se fue con ese señor. Él se la llevó porque yo me levanté a las 4:30 a. m. y ella no estaba. Ella había salido por una ventana, por gusto de ella, y él se encargó de pasarla en bote”.

La huida. De acuerdo con familiares y testigos, ese 17 de octubre la muchacha y el sospechoso abordaron un bote en un atracadero en Ciudad Cortés, para cruzar el río Térraba y navegar hasta playa Garza, que es una especie de isla situada en la desembocad­ura del Térraba.

Ese mismo día en la tarde, llegó hasta el rancho donde vivía su madre, en playa Garza.

“Mi mamá estaba viviendo en playa Garza. Ella no tiene casa propia y le habían prestado un ranchito. Ella padece una enfermedad que le causa trastornos. Estaba con su compañero y mi otro hermano de 21 años, que es especial.

”Ese día que ese hombre se la llevó, ella llegó en carrera a la casa de mi mamá a pedirle ropa. Le dijo que le consiguier­a ropa, se bañó, se puso una licra, un brasier, y una camisa. Se cambió rapidito y se fue. Dice mi mamá que ella le dijo: ‘Nana, no se vaya, porque es muy tarde’. Según dice, eran como las 4 p. m. y ya se veía oscuro.

Según cuenta la hermana, la respuesta de la colegiala fue: “Ttengo que irme porque no hay moncha, mami, no hay moncha’. Al parecer, este hombre la tenía engañada con que él tenía dinero escondido. Asumimos que fue así como él logró llevársela. Tal vez, como ella estaba necesitand­o para comida o para droga, decidió irse con él. Esa fue la última vez que la vio mi mamá”.

Fue hasta el 24 de octubre cuando un finquero que llegó a revisar su parcela en playa Garza, a unos tres kilómetros del rancho donde vivía la madre, percibió un mal olor que emaban del pozo y, así, halló el cuerpo de la joven, debajo de ramas y palos.

De inmediato avisó a las autoridade­s que, hasta ese momento, no tenían una denuncia por la desaparici­ón de la adolescent­e.

La familia la identificó ese mismo día por la ropa que llevaba puesta y por un “collarcito con un corazón celeste”.

Sin embargo, fue hasta el domingo 22 de noviembre cuando el OIJ, de manera oficial, informó de que la fallecida en playa Garza era la colegiala de 16 años. Eel funeral se realizó el martes en Ciudad Cortés.

Aislada. La hermana de la adolescent­e contó que la última vez que hablaron fue en setiembre.

“Comunicaci­ón con nosotros no tenía. Me comuniqué con ella en setiembre, porque nos decían que estaba embarazada, que parecía que andaba muy mal de las drogas. Nos mandaron unas fotos porque parece que la habían metido a un albergue en Pérez Zeledón. Intenté comunicarm­e con ella, y recibí un mensaje que decía: ‘Tranquila, hermana, todo está bajo control’.

”No sé si fue ella la que escribió o alguien escribió por ella. Fue lo único. Luego, no atendía el teléfono, no me contestaba el messenger. Igual con el novio. Yo le escribía a él: ‘Por favor, dígale a ella que se comunique conmigo, le quiero ayudar’. Pero igual me dejó en visto, nunca me contestó”.

La Policía Judicial no les ha dicho a los parientes la causa de muerte de la joven; tampoco se ha detenido a nadie por el crimen. Esto último tiene preocupada a la familia, que teme alguna represalia.

“Ese hombre que vieron con mi hermana, en el 2004 le hizo el mismo daño a mi hermana mayor. Se la llevó engañada a un tecal donde tenía un hueco hecho. La amenazó, que se quitara la ropa porque la iba a violar, y después le dijo: ‘Si usted llega a salir de aquí y dice algo, que yo le hice esto, me voy a vengar’”.

”Después, la golpeó, la tiró en un hueco y la empezó a enterrar. Gracias a Dios, ella se desentierr­a y fue a poner la denuncia. A él lo agarraron y lo condenaron a 18 años, pero por buen comportami­ento lo dejaron salir”.

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ColosAl inFormA El funeral se realizó el martes en el cementerio de Ciudad Cortés. Familiares identifica­ron el cuerpo por la ropa y un collar.

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