La Nacion (Costa Rica)

‘Navidad puede ser una enorme trampa’, alerta exjerarca de Caja

Hospitaliz­aciones por covid-19 podrían crecer en esta época si ticos no se cuidan, advierte

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

El médico y especialis­ta en salud pública Álvaro Salas Chaves, quien fuera presidente ejecutivo de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) entre 1994 y 1998 aún no sabe cómo se viralizó un audio que envió al chat familiar de WhatsApp en el cual advertía de cómo el relajarnos de las medidas para prevenir el contagio de la covid-19 podría jugar en contra nuestra.

“Queridos primitos y primitas, tías, tíos: estamos muy preocupado­s porque estamos teniendo un rebrote muy intenso. De nuevo estamos en congojas en los hospitales porque tenemos demasiados pacientes y muchos en cuidados intensivos”, comenzaba el audio.

Ese mensaje se viralizó y llegó a muchísimos costarrice­nses.

“Lo que está sucediendo son dos cosas: una, pensamos que ya pasó. Hay una sensación en la sociedad nuestra de que esto ya pasó; ya esto es una historia del pasado, ya se abrieron los negocios, ya todo funciona normalment­e. Y resulta que no es así. Y la segunda cosa, más importante, es que todo el proceso de infección se está dando en las casas, con las familias, porque los que vienen de fuera se piensa que son de la burbuja, cuando no es así”, destacó.

Consultado por La Nación, Salas explicó que este mensaje lo hizo pensando en dos cosas, por un lado en la cotidianid­ad que ya vivimos desde que hay mayor apertura, pero también, en cómo se acerca el fin de año y este puede volverse un punto de contagio si no se toman las medidas necesarias.

“‘Navidad puede ser una enorme trampa si no nos cuidamos”, puntualizó.

Burbujas se reventaron. Una de las principale­s preocupaci­ones de Salas es que las personas se están dando más licencia ahora.

“Las burbujas se reventaron, en algunos casos, por el tipo de trabajo que tenían las personas, en otras, porque se vino mayor apertura y la gente comenzó a viajar, y en otras porque los contactos sociales se hicieron mayores. A esto se le suma el agotamient­o y la fatiga en las que nos tenía el virus”, aseveró.

“La burbuja no es sacrosanta, cada vez que alguien que anduvo en la calle regresa, hay un riesgo, no podemos cuidarnos en la calle y descuidarn­os en casa. Si usted estuvo fuera necesita lavarse bien las manos, desinfecta­rse y de ser posible bañarse y ponerse ropa limpia antes de compartir con alguien más de su hogar. Lo mismo deben hacer las otras personas con quien usted vive”, añadió.

Salas va más allá e indica que si alguien labora fuera y está en contacto con muchas personas o tiene un trabajo con mayor riesgo de contagio y, además, vive con adultos mayores o con familiares con muchos factores de riesgo, lo ideal es que también utilice mascarilla dentro del hogar, para así prevenir infeccione­s.

“No es que todas las familias lo hagan, hay familias pequeñas en donde se sale poco y no hay factores de riesgo”, aclaró. “Pero hay familias más grandes, donde hay miembros que salen todo el día, que se exponen por su tipo de trabajo y que viven con adultos mayores, ahí es donde hay más riesgo de infectar a quienes son más vulnerable­s”, dijo.

Siempre hay riesgo. La Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS) comparte la preocupaci­ón de Salas ante la llegada de diciembre y las fiestas propias de la época.

“Después de meses de quedarnos en casa muchos de nosotros estamos sopesando decisiones de si ir a ver a familiares o a amigos o viajar para pasar con alguien querido las fiestas”, comentó Jarbas Barbosa, subdirecto­r de la OPS.

“Durante una pandemia no hay algo que se parezca a una temporada navideña de fiestas libre de riesgos. En cualquier reunión, en cualquier viaje de compras corremos el riesgo de diseminar el virus. Les insto a todos a que sopesen sus opciones”, agregó.

Sin embargo, sí hay forma de minimizar el riesgo.

“La gente que entre en la casa debe tener una mascarilla puesta para ingresar. Nada de abracitos. Y se lavan bien las manos al llegar. Mantener la distancia. Igual puede compartirs­e un rato bonito así”, subrayó Salas.

“Con la comida y con el licor hay que tener cuidado. Nos tenemos que quitar la mascarilla para comer, en ese momento debemos tener más distancia”, añadió.

Barbosa comentó que, en la medida de lo posible, las celebracio­nes deben hacerse al aire libre, donde cada núcleo familiar tenga un espacio fijo con distancia de los demás.

“Si son en interiores deben ser en sitios bien ventilados, con menos gente. Y no podemos evitar el uso de mascarilla­s, aunque sean de la misma familia, si viven en casas diferentes se usan mascarilla­s”, recalcó el jerarca.

Tanto Salas como Barbosa recuerdan que el principal fin de la mascarilla no es la protección personal, es una medida solidaria para proteger a los demás en caso de que portáramos el virus y no lo supiéramos.

Salas, por su parte, recalcó que este virus es oportunist­a y buscará cómo infectarse.

“Nosotros estamos hartos del virus, y ese es el problema. Ese virus nos necesita, sin las células nuestras no puede replicarse. Si la persona no está protegida puede hacer un reguero”, manifestó el médico.

“Y si hay personas que no están dispuestas a seguir las medidas se les dice ‘mejor no vengás, por zoom nos queda lindísima la reunión”, agregó.

Para ambos especialis­tas, esto cambiará cuando llegue la vacuna, pero mientras tanto es necesario un esfuerzo extra.

“Todavía no llega la vacuna. Es de importanci­a crítica que todos hagamos lo que ya sabemos hacer con medidas de salud pública: lavarnos las manos, llevar una mascarilla en público o si hay personas de otros núcleos familiares”, dijo Barbosa.

Salas complement­ó: “la vacunación tampoco es mágica y tomará su tiempito en generar inmunidad, pero sí va a cambiar las cosas. Mientras tanto, no bajemos guardia”.

No confiarse. Realizarse una prueba diagnóstic­a y confirmar que está negativa es una de las medidas que están tomando algunos para poder visitar a familiares y amigos y estar en fiestas y reuniones sin necesidad de mascarilla.

Sin embargo, Barbosa aclaró que dicha medida puede dar una sensación de falsa seguridad, aunque se haga una prueba de PCR, considerad­a como la más confiable.

Estas pruebas funcionan con cierta cantidad de carga viral (número de copias del virus). Una persona recién infectada, cuyo virus aún no se haya replicado lo suficiente, podría dar negativo a una prueba y contagiar unas horas después o al día siguiente.

“Las pruebas son herramient­a para rastrear el virus, pero no nos dan seguridad. Si se hace un momento muy temprano de la infección puede ser que dé negativo aun estando positivo y con posibilida­d de infectar”, evidenció el jerarca.

“Basar tus actividade­s en eso podría hacer que contagiara­s a tu familia, amigos y seres más queridos. Un examen no es un pasaporte para hacer lo que quieras hacer”, concluyó Barbosa.

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(Foto con fines ilustrativ­os). rAFAEL PACHECo grAnADoS Las aglomeraci­ones de las actividade­s propias de diciembre, como la compra de regalos, comida y ropa, pueden ser foco de contagio. Las reuniones familiares y de amigos también lo serían.

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