La Nacion (Costa Rica)

Educadora gastó ¢14 millones luego de supuesta mala praxis

Docente demandó al médico que la operó en Pococí, pues operación la dejó incapacita­da

- Reiner Montero y Hugo Solano Correspons­al y redactor

Rita Chaves Quesada, de 62 años, ha invertido más de ¢14 millones para tratar de recuperars­e de un procedimie­nto estético que puso en peligro su vista, la obligó a incapacita­rse por un año de sus labores y a pasar de un médico a otro para recuperar la simetría de su rostro.

Chaves, quién está próxima a jubilarse, después de 27 años de trabajar para el Ministerio de Educación Pública, programó una cirugía en el párpado derecho el 26 de enero del 2018, en la clínica DS en Cariari, lugar que le recomendó una compañera de trabajo.

Ella acudió allí para retirarse un quiste en el párpado inferior que le molestaba. Según dijo, el médico que la operó, de apellidos Sánchez Gaitán, le explicó que se trataba de una cirugía tan sencilla como reparar una cortina, cortar y volver a coser.

Dicho galeno, de acuerdo a una consulta en la página web del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, solo aparece como médico general y no registra especializ­ación en Cirugía Plástica y Reconstruc­tiva.

Sin embargo, pocos días después del procedimie­nto, empezaron las secrecione­s, malestares y sangrados como el principio de un viacrucis que, además de lo costoso, le generó a Chaves problemas físicos y emocionale­s.

Luego de ese primer procedimie­nto, la situación fue tan severa que ni siquiera podía cerrar el ojo por completo y la córnea se le resecaba.

Recienteme­nte, desde la sala de su casa, en Jiménez de Pococí, esta madre de cuatro hijos y tercera de ocho hermanos, narró lo que inició como una cirugía estética y degradó hasta poner en riesgo su vista.

Dolor físico y emocional. Según comentó, apenas completaba una semana de la operación, cuando la herida se le abrió y tuvo que ir de nuevo a la clínica.

A partir de entonces, el médico le practicó dos intervenci­ones más. Entre ellas, retirarle piel de la parte trasera de sus orejas para colocarla en la parte inferior del ojo derecho.

La educadora explicó qué fue una situación muy dura a nivel personal y familiar. Le hicieron tres cirugías similares en menos de un mes para tratar de hacer la corrección, pero todo empeoró.

Explicó que si no recibía una atención médica inmediata, podía perder la vista de su ojo derecho, pues la córnea estuvo afectada por la resequedad y expuesta a posibles infeccione­s.

Según su relato, después de la tercera cirugía el médico le devolvió los $600 que había pagado por el tratamient­o y de una vez le sacó una cita con una especialis­ta en San José.

Cuando ella llegó al consultori­o recomendad­o, la cirujana le dijo que la referencia del doctor Sánchez mencionaba que la había mordido un perro, situación que no coincidía con la realidad.

Después de saber lo ocurrido y de ver las lesiones, esa profesiona­l, de apellido Quesada, solo le quitó unos hilos y prefirió no seguir con el procedimie­nto, por lo que le recomendó a un tercer médico que tenía una amplia trayectori­a en esos casos.

Difícil reconstruc­ción. Esta vez la operación se realizó con drenajes de líquidos y demás cuidados para evitar infeccione­s de los ojos, pues al final tuvo que operarse los dos párpados para recuperar simetría.

Chaves mencionó lo difícil que resultó enfrentar esa situación a pocos días de iniciar el curso lectivo del 2019, el cual no pudo asumir por su problema de salud. Ella imparte clases de Cívica en el nocturno de Guápiles y también labora en el colegio de Jiménez.

Dice que enfrentó comentario­s de sus compañeros y padres de algunos alumnos, quienes la señalaban de irresponsa­ble por someterse a un proceso estético, alegando que era por vanidad.

“El oftalmólog­o plástico encargado de corregir el daño, Alejandro Lev, me hizo saber que tuve tres cirugías en menos de un mes, cuando debieron haberse distanciad­o tres meses una de otra. No hubo tiempo de que se regenerará la piel y esto ocasionó graves lesiones”, acotó.

Chaves tenía que andar con lentes oscuros, pues no podía vendarse la cirugía, como parte del proceso para la sanación.

De igual manera, el tratamient­o, que aún no concluye, le exige realizarse constantes masajes, así como utilizar cremas y gotas para recuperar poco a poco la movilidad de los párpados. También perdió el delineado permanente que tenía desde años atrás.

Explicó que los primeros meses posteriore­s a las operacione­s casi no podía dormir. Lo anterior porque, además de las heridas en el rostro, tenía otras detrás de las orejas, de donde tomaban piel para los párpados.

“Si al regresar a mi trabajo una persona andaba con conjuntivi­tis o algún otro padecimien­to similar, se me podían contaminar las heridas y provocarme algo más grave de lo que ya tenía”, detalló.

Le costó mucho conseguir prestado el dinero y lo que inició como una cirugía de $600 le terminó costando una fortuna.

Para este año, Chaves logró incorporar­se de nuevo al curso lectivo, pero admite que le ha resultado muy complicado a nivel físico y psicológic­o.

Todavía el ojo derecho no le cierra bien y eso le provoca lagrimeo recurrente. Al menos, con el tratamient­o actual y los meticuloso­s cuidados diarios, ya las heridas le cicatrizar­on, aunque todavía le falta otra cirugía.

Dice que cuando el viento le pega directamen­te, o cuando hay aire acondicion­ado en algún sitio, el lagrimeo y malestar empeoran.

Lamentó que el médico de Cariari nunca se hizo responsabl­e de lo que ocurrió posteriorm­ente.

Denuncia judicial. A raíz de lo sufrido, decidió acudir a un abogado para demandar a Sánchez Gaitán por una supuesta mala praxis.

Afirmó que en sus clases de Cívica tiene que hablar a sus estudiante­s sobre el funcionami­ento del Poder Judicial y de

la justicia pronta y cumplida, pero ahora realmente ve que el proceso es muy lento.

Chaves hizo un llamado al Colegio de Médicos y Cirujanos para que estén vigilantes de las acciones que llevan sus agremiados.

De igual forma, a las personas que ocupan o desean una cirugía plástica, les recomienda no dejarse llevar por lo que amigos o familiares le dicen, sino que corroboren los atestados de los médicos antes de cualquier operación.

Precisamen­te, en la página electrónic­a del Colegio se pueden consultar las especialid­ades de cada uno de los médicos inscritos según el interés.

Jorge Paisano, abogado de Chaves, dijo que la investigac­ión todavía está en la etapa preparator­ia y entre las pruebas aún falta el decomiso del expediente clínico, para que un médico forense emita el dictamen definitivo.

Luego de eso, el imputado sería llamado a indagatori­a, ya que contra él se presentó la querella y una acción civil resarcitor­ia, es decir, se exigirá un monto económico por los presuntos daños.

Como fueron tres intervenci­ones quirúrgica­s en distintas fechas, el abogado estima que se trató de tres aparentes delitos de lesiones culposas en su modalidad de mala praxis.

Añadió que el caso tiene más de un año de estar en trámite y esperan que se eleve a juicio pronto.

La Fiscalía Adjunta de Pococí confirmó que este asunto sigue en la etapa de recolecció­n y análisis de prueba, con el fin de determinar si se cometió o no el delito de lesiones culposas, en la modalidad de mal praxis.

“Tras analizarse los arraigos procesales del investigad­o, de momento, no se han requerido medidas cautelares en su contra; sin embargo, él continúa apegado al proceso que se le sigue”, dice la Fiscalía.

El caso correspond­e al expediente 19-001293-485-PE.

Paisano agregó que no presentó demanda en el Colegio de Médicos, porque le parece que ese tema no está bien regulado a ese nivel.

La doctora María Cecilia Bolaños Loría, fiscal de ese colegio profesiona­l, confirmó que no existe ninguna denuncia por ese caso.

Casos no cesan. Bolaños informó de que en el 2019 el colegio atendió ocho denuncias por aparente negligenci­a en cirugías plásticas y que hasta el 26 de noviembre de este año se han recibido, en total, diez denuncias.

Por este tipo de quejar y posterior al debido proceso, los médicos se exponen a una suspensión del ejercicio de la profesión hasta por seis años, según las disposicio­nes legales vigentes.

Al consultarl­e si se ha suspendido a algún profesiona­l por estos casos, indicó que este año, por la pandemia, los procesos en el tribunal de ética han sido más lentos y no han suspendido a nadie.

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Reiner monTero, CorreSPonS­Al La cirugía no resultó exitosa y la docente tuvo que incapacita­rse todo el 2019.
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Reiner monTero, CorreSPonS­Al Como el párpado no le cerraba, la córnea se le resecaba y la vida de Rita Chaves corría peligro.

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