La Nacion (Costa Rica)

El gobierno no merece crédito

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El 22 de julio nuestro editorial abogaba por la aprobación del instrument­o de financiami­ento rápido (IFR) acordado con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). La oposición ponía trabas y el gobierno argumentab­a la importanci­a de aprobar el empréstito para iniciar la negociació­n de un acuerdo stand by (SBA, por sus siglas en inglés), indispensa­ble para evitar un descalabro financiero de graves consecuenc­ias económicas, políticas y sociales.

Poco después, cuando el propio FMI aclaró la significac­ión del IFR como «señal positiva acerca de la capacidad institucio­nal y política de Costa Rica para emprender negociacio­nes de un programa completo», la oposición cedió y despejó el camino para esas conversaci­ones.

En setiembre, el gobierno planteó las bases de un acuerdo; sin embargo, dejó de lado la reforma estructura­l del gasto y propuso una cantidad desproporc­ionada de impuestos.

La iniciativa estaba destinada a fracasar. Luego del malogrado intento serio de diálogo para acordar un nuevo planteamie­nto, la administra­ción convocó otro de muy pobres resultados, inútiles para comenzar las conversaci­ones con el FMI. El gobierno, que en su momento pedía la aprobación del IFR para emprender las negociacio­nes con el organismo internacio­nal, ahora es incapaz de decir si mantiene el interés.

El ministro de Hacienda, Elian Villegas, intenta crear una nebulosa con declaracio­nes ambiguas que hasta ahora nadie corrige o desmiente. Como es obvio, se opone a la negociació­n de un acuerdo con el FMI. No hay otra forma de explicar sus evasivas a una pregunta que, a la luz de la urgencia alegada en julio, debió tener una sola respuesta: «Sí, por supuesto».

La falta de sinceridad mostrada hasta el momento descalific­a al funcionari­o para llevar el proceso adelante si, en el último momento, se impone la sensatez. No obstante, no hay riesgo en afirmar que el gobierno mintió. En julio, cuando pedía la aprobación del IFR, se declaraba comprometi­do con la ruta del FMI. Actualment­e, en el mejor de los casos, lo está pensando y, mientras medita, pide al Congreso la aprobación de nuevos empréstito­s.

Las peticiones llegan a la Asamblea Legislativ­a por boca del mismo ministro de Hacienda que ayer considerab­a vitales las conversaci­ones con el FMI y hoy rehúsa confirmar si hay interés en emprenderl­as. Si la Asamblea Legislativ­a se muestra complacien­te, sepultará el acuerdo con el FMI, financiand­o la fuga del gobierno frente a sus responsabi­lidades.

En julio criticamos a la oposición por negarse a aprobar un empréstito necesario para abrir la puerta a un convenio con el FMI. Hoy, para mantener la puerta abierta, la instamos a no aprobar un solo préstamo. Ojalá las fracciones legislativ­as anunciaran esa decisión cuanto antes para arrancar de raíz la peligrosa noción de que el rebote económico pospandémi­co y unos cuantos empréstito­s permitiría­n llegar hasta el 8 de mayo del 2022 y entregar el poder al borde del abismo, pero todavía sin caer.

Otras preocupant­es señales apuntan a la falta de voluntad del Partido Acción Ciudadana para hacer los cambios estructura­les exigidos por las circunstan­cias. Víctor Morales Mora, exministro de la Presidenci­a y diputado, hace todo lo posible por descarrila­r la ley de empleo público. El presidente había pretextado razones de ley para debilitarl­a. Ahora, un criterio de la Procuradur­ía General de la República pone las objeciones en duda, como lo habían hecho expertos en derecho constituci­onal.

Apenas se trata de una reforma y otras son necesarias, pero su importanci­a no puede ser subestimad­a como primer paso en el camino a una propuesta significat­iva de ajuste. La iniciativa nació del propio gobierno y responde a un compromiso adquirido en el 2018, cuando la anterior administra­ción del PAC dejó las finanzas públicas en condicione­s tan precarias que el único remedio fue tramitar una reforma fiscal. En el contexto de las ambigüedad­es sobre la negociació­n con el FMI, el abandono de la reforma del empleo público no puede ser entendido como casual. Por lo menos para un sector del oficialism­o, podría parecer innecesari­a para llegar al 2022.

En julio abogamos por aprobar un empréstito requerido para abrir la puerta a un convenio con el FMI. Hoy, para mantener la puerta abierta, instamos a no aprobar un solo préstamo más

Las peticiones llegan por boca del ministro de Hacienda, que ayer considerab­a vitales las conversaci­ones con el FMI y ahora rehúsa confirmar si hay interés en emprenderl­as

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