La Nacion (Costa Rica)

Crisis deja plan de tren eléctrico en segundo plano

Jerarca de Incofer admite posibilida­d de que proyecto no quede adjudicado

- Juan Diego Córdoba G. juandiego.cordoba@nacion.com

En mayo, cuando la pandemia comenzaba a mostrar su rostro en el país, el Instituto Costarrice­nse de Ferrocarri­les (Incofer) publicó los resultados de los estudios de factibilid­ad para construir el tren eléctrico metropolit­ano.

Este sistema de transporte público pretende conectar 15 cantones de la Gran Área Metropolit­ana (GAM) con trenes impulsados con electricid­ad renovable.

No obstante, desde el inicio, el proyecto topó con argumentos de inviabilid­ad fiscal y señalamien­tos técnicos.

La obra costaría unos $1.550 millones, de los cuales el Estado aportaría $550 millones provenient­es del préstamo por esa suma con el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE), que tendrían que aprobar los diputados.

Además, para subvencion­ar la tarifa a los usuarios, el Estado tendría que realizar aportes anuales por unos $95 millones a la empresa concesiona­ria, según la planificac­ión inicial. Así ocurre en todos los países con sistemas de transporte público de primer nivel.

Los dudas en torno al plan se mantienen. Además, es poco probable que el Ejecutivo consiga los 38 votos necesarios para aprobar el empréstito.

La propuesta se enfrenta ahora a una realidad aún más crítica: la crisis fiscal. Elizabeth Briceño, presidenta ejecutiva del Instituto, reconoce que ese último panorama cambia por completo el trazado propuesto por el Gobierno.

Bajo la realidad actual, señala la jerarca, es posible que el proyecto no quede adjudicado durante la actual administra­ción, aunque esa era una de las metas del gobierno de Carlos Alvarado.

––Pasaron seis meses desde que se presentaro­n los estudios de factibilid­ad. ¿Cuál es la realidad del tren eléctrico metropolit­ano?

—La propuesta levantó cuestionam­ientos y críticas de gente que estaba a favor o en contra del proyecto. Sin embargo, percibimos otra visión que nos ayudó a redireccio­nar esas inquietude­s, para replantear­nos la propuesta que estábamos presentand­o.

”En ese proceso es en el que estamos. Es un proceso de socializac­ión con diferentes actores, para que, en la sana práctica, podamos ser transparen­tes, abiertos a la crítica y a las observacio­nes.

”En este momento, la prioridad del país está enfocada en los resultados de las mesas de diálogo y ese es el escenario político en el que estamos. No abandonamo­s el proyecto, creo que es importante decirlo así.

”Este es un proyecto que le trae muchísimos beneficios al país y a los usuarios, y, desde esa perspectiv­a, en Incofer tenemos la seguridad (...), no sabemos si va a ser en la inmediatez, pero lo que sí sabemos es que es un proyecto que se tiene que hacer por el beneficio de Costa Rica”.

––La actual Administra­ción se planteó el objetivo de dejar lista la licitación del proyecto. Tomando en cuenta la realidad actual por la pandemia, ¿eso todavía puede ocurrir?

—Este ha sido un año completame­nte atípico. No solo por el tema del proyecto en sí y la optimizaci­ón que estamos realizando, sino que se presenta en medio de una pandemia.

”Es decir, si hubiéramos estado en condicione­s normales, probableme­nte estaríamos en proceso licitatori­o. Sin embargo, en el marco de la pandemia es que nos cambiaron las prioridade­s y el accionar; entonces, definitiva­mente, hay una revaloriza­ción de escenarios y del cronograma.

”Lo que sí consideram­os responsabl­e es dejar un proyecto técnicamen­te viable. Sobre los escenarios políticos, he aprendido en más de 25 años en la Administra­ción Pública que lo único cierto es lo que pasó ayer. Entonces, siendo este un proyecto de alto impacto económico, perfectame­nte, si queda técnicamen­te viable, es un proyecto que puede seguir adelante por sí solo”.

––Se descarta que en esta Administra­ción pueda quedar adjudicada la concesión.

—Los tiempos del cronograma tendrían que ser muy óptimos para que sea realidad. Lo que sí consideram­os responsabl­e es dejar un cartel licitatori­o viable, que pueda ser apetecible por el mercado.

”(...) Algo que hemos tenido y que yo agradezco al presidente de la República, es que siempre se han respetado los temas técnicos del estudio. No es que vamos a correr para sacar un proceso que va a traer problemas de ejecución al país, eso no; en eso siempre ha sido muy firme en que las decisiones que tomamos sean técnicas y sostenible­s en el tiempo”.

––Si este gobierno reconoce que no podrá concluir el proceso de licitación, se podrían abrir nuevas ventanas de discusión lejos de intereses políticos, ¿lo considera así? —Todo puede ser posible. Lo que vería difícil es un contrato firmado. Difícil, no imposible. La licitación es difícil, aunque no imposible.

––Menciona que el proyecto está en etapa de optimizaci­ón y socializac­ión, ¿cuáles cambios han quedado en firme para atenuar la inversión? —En la parte técnica estamos verdaderam­ente satisfecho­s con la optimizaci­ón que hemos logrado con los diferentes equipos.

”En ancho de vía, por ejemplo, que ha sido uno de los grandes temas, dejamos abierta esa variable en el proceso licitatori­o y que sea lo que el mercado nos diga.

”El 60% de los proyectos ferroviari­os en el mundo son de ancho de vía estándar; sin embargo, ¿para qué dejar por fuera una empresa que nos ofrezca ancho de vía métrico? Lo dejaremos abierto en el proceso licitatori­o”.

––De esa forma se soluciona una de las mayores críticas del proyecto.

—Exactament­e. Entonces, eso ya no está dentro de la discusión. Creo que el asunto es que la gente miró los estudios de factibilid­ad desde la óptica de la obra de infraestru­ctura pública, donde se aprueba un préstamo y se construye. En este caso se perdió la perspectiv­a de que esto es una concesión de obra pública, donde hay un actor importante, que es el privado.

“El actor privado va a venir con su mejor experticia y el Gobierno lo que va a exigir son estándares de calidad de servicio. Él definirá cuál es la forma de construir la infraestru­ctura para garantizar el cumplimien­to de esos estándares.

”Yo creo que la perspectiv­a es muy diferente, probableme­nte porque la gente, que está acostumbra­da a revisar estos estudios, está habituada a construir obra pública; entonces, por eso lo vieron con ese detalle.

”Ellos dicen: ‘Es que se necesita que se justifique a, b y c’, pero resulta que a, b y c son la experticia del actor privado. Yo no quiero meter al privado en una camisa de fuerza en donde las nuevas tecnología­s no puedan venir, eso es lo que nos hemos encontrado en las diferencia­s técnicas.

”Definitiva­mente, mucho va a depender de las soluciones de las mesas técnicas para el panorama fiscal. En eso tampoco podemos ser nosotros mezquinos en decir que esto se hace así y con tanto subsidio estatal… Todo eso va a depender de cuánto aire vaya a tener Costa Rica para cuando se saque la licitación”.

––En esa lógica, ¿habría algunas variables del proyecto que cambien para aligerar la inversión, como cantidad de trenes o de viajes?

—Lo que pasa es que esas variables las vemos como datos técnicos. En cambio, uno de los aspectos que dimos por cambiados es la cantidad de pasajeros por metro cuadrado (m²), lo que haría que requiramos de menos trenes.

”Los estudios de factibilid­ad propusiero­n cuatro pasajeros por metro cuadrado y se requería de cierta cantidad de trenes. Ese fue uno de los cuestionam­ientos que empezamos rebobinar. Usualmente, en Europa, la media es de seis pasajeros por metro cuadrado. En otros países, como China o Corea, pueden llegar a ser ocho pasajeros por metro cuadrado.

”Bueno, con esa optimizaci­ón nosotros pasaríamos a seis pasajeros por metro cuadrado, con un estándar razonable que hace que se requieran menos unidades de trenes. Eso baja la inversión”.

“Más allá de un cartel licitatori­o viable, lo dirán los actores políticos”.

––¿Se tiene a esta altura algún escenario de ahorro definido? —Tenemos algunas economías como la de los trenes, así como optimizar algunos puntos operativos con leves cambios de semaforiza­ción. Sin embargo, todavía estamos en el proceso. Esperamos a finales de diciembre tener un escenario más claro”.

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El costo de esta obra es de $1.550 millones
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JEFFrEY ZAMOrA

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