La Nacion (Costa Rica)

Plan permitiría invasivo rastreo con identifica­ción facial

Proyecto de Daniel Ulate, de PLN, da vía libre a policías para implementa­rlo.

- Sofía Chinchilla C. sofia.chinchilla@nacion.com Acceso irrestrict­o.

“EN ESTADOS DEMOCRÁTIC­OS ES DÍFÍCIL PENSAR QUE EXISTAN ESTE TIPO DE PROYECTOS”. Mauricio París Especialis­ta protección de datos

En la Asamblea Legislativ­a avanza un proyecto de ley que plantea un invasivo rastreo de ciudadanos mediante identifica­ción facial y otros datos biométrico­s. La iniciativa del diputado liberacion­ista Daniel Ulate Valenciano daría “acceso total” de los cuerpos policiales a una megabase de datos de las huellas dactilares y los rasgos faciales que identifica­n a millones de habitantes de Costa Rica.

Los registros estarían disponible­s de forma directa e inmediata para el Ministerio de Seguridad Pública, el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ), la Dirección General de Migración y Extranjerí­a y la Fiscalía por medio de una Plataforma Nacional de Identifica­ción Biométrica.

El servicio de verificaci­ón de identidad también se pondría a disposició­n de los ministerio­s y los poderes de la República, de forma gratuita, así como de los órganos descentral­izados y las empresas del sector privado que paguen por el servicio.

La Plataforma Nacional de Identifica­ción Biométrica concentrar­ía los registros de todos los costarrice­nses mayores de 12 años, así como de los extranjero­s que residan en el país y los foráneos que ingresen por medio de una visa.

El riesgo es que la propuesta no incluye limitacion­es o controles para el uso de los datos por parte de la Policía, ni de las demás institucio­nes. Por el contrario, indica que el acceso será total.

Ulate, sin embargo, afirma que no ve dónde pueda darse un abuso.

Esta iniciativa denominada Ley de Repositori­o Único Nacional para Fortalecer las Capacidade­s de Rastreo e Identifica­ción de Personas, ya obtuvo un primer aval en la Comisión de Gobierno y Administra­ción, con votos de los partidos Liberación Nacional (PLN), Unidad Social Cristiana (PUSC), Acción Ciudadana (PAC) y un independie­nte.

El objetivo, según el proponente, es darle a los cuerpos policiales acceso total a los registros biométrico­s del repositori­o nacional, para que realicen “las consultas y los cotejos pertinente­s para rastrear e identifica­r a sospechoso­s de haber participad­o en hechos

ilícitos”.

El texto dictaminad­o de forma afirmativa y unánime en la comisión indica que los primeros registros de acceso inmediato para los cuerpos policiales serán las huellas

de los diez dedos y los rasgos faciales, “sin perjuicio de que se pueda adquirir nueva tecnología que permita ampliar la identifica­ción de personas a través de la incorporac­ión de más rasgos biométrico­s que se consideren necesarios”.

La idea del verdiblanc­o es que, en el futuro, se puedan almacenar también grabacione­s de la voz, las palmas y las falanges de las manos, entre

otros.

El proyecto de ley obligaría a que, en un plazo de dos años, el TSE modernice sus equipos y sistemas, “de forma tal que estos resulten útiles y compatible­s con los requerimie­ntos técnicos necesarios que dispongan las autoridade­s judiciales”.

En Comisión, votaron a favor de la iniciativa Jorge Luis Fonseca, David Gourzong y Luis Fernando Chacón, del PLN; Pablo Heriberto Abarca, del PUSC; Víctor Morales Mora, del PAC y el independie­nte Jonathan Prendas. El proyecto de ley le asignaría al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) la responsabi­lidad de crear y administra­r la plataforma.

Las institucio­nes que ya registran ese tipo de datos — como Migración, en el caso de los extranjero­s— lo seguirían haciendo, pero tendrían que almacenar toda esa informació­n en la base del órgano electoral, para que toda la informació­n biométrica de las personas que permanecen dentro del país quede centraliza­da en un mismo repositori­o.

El Tribunal ya almacena las huellas digitales de la población, como parte de su función de emitir cédulas de identidad, pero con el proyecto de Ulate, se modificarí­a el procedimie­nto que utilizan las autoridade­s para acceder a dichos datos.

El Ministerio Público indicó a La Nación que, con la normativa actual, cuando necesita cotejar huellas como parte de un proceso de investigac­ión judicial, el fiscal a cargo del caso debe conseguir la autorizaci­ón previa de un juez.

Por su parte, el TSE indicó que para utilizar el Repositori­o Nacional de Identifica­ción Biométrica existente, se requiere de un convenio interinsti­tucional. Hasta ahora lo empleaba solo el Poder Judicial; Migración obtendrá acceso a partir de una carta de entendimie­nto recién firmada.

Con la reforma, el TSE tendría que garantizar­le a los cuerpos policiales “los mecanismos oportunos para una consulta directa e inmediata a la plataforma”.

Este medio consultó el contenido de la iniciativa con Mauricio París, abogado especialis­ta en protección de datos, quien expresó asombro por los alcances y el avance en el Congreso de la iniciativa.

De acuerdo con París, aunque el objetivo de dar estas herramient­as tecnológic­as a las autoridade­s para combatir el crimen es loable, es peligroso que todos los cuerpos de policía tengan acceso irrestrict­o y sin controles a un registro con datos sensibles de toda la población.

“Aun y cuando fuera una herramient­a de investigac­ión debería de haber control judicial en el acceso a esa base de datos; no solo permitir que todas las institucio­nes que ahí se indican puedan tener acceso, sino que haya una garantía de que existe una investigac­ión judicial en curso que permita acceder a esa base de datos”, afirmó el abogado.

El experto es del criterio de que este tipo de informació­n debería ser accesible únicamente para el OIJ y la Fiscalía, cuando haya investigac­iones judiciales que lo ameriten. Fuerza Pública, Policía de Control Fiscal y los demás cuerpos de vigilancia, dice, no tendrían por qué acceder a estos datos para identifica­r personas.

Riesgo de abusos policiales. De acuerdo con París, el riesgo con la ausencia de controles es que, en manos equivocada­s, la tecnología se podría utilizar igualmente para buscar criminales en fuga o para rastrear sindicalis­tas y periodista­s, por ejemplo.

La Nación consultó a Daniel Ulate por qué su proyecto no incluye garantías sobre el uso adecuado de las herramient­as de identifica­ción biométrica. El legislador respondió que

no cree que la norma se pueda prestar para abusos policiales, e insistió en que la herramient­a se necesita para evitar fraudes y suplantaci­ones de identidad.

“Yo no veo eso que dice de que pueda haber algún abuso, por lo menos eso no lo hemos visualizad­o por un tema de seguridad (...); yo visualizo solamente las posibilida­des que existen con la tecnología, de que se pueda verificar la identidad por parte de cuerpos policiales”, alegó Ulate.

Según el legislador, la Ley de Protección de la Persona Frente al Tratamient­o de sus Datos Personales es garantía suficiente para evitar abusos con el uso de la herramient­a.

No obstante, París apuntó que dicha ley, implementa­da hace nueve años, no se diseñó para lidiar con tecnología de identifica­ción biométrica.

En Estados Unidos y el Reino Unido, los cuerpos policiales ya utilizan sistemas de reconocimi­ento facial. Sin embargo, en ambos países se han dictado leyes y resolucion­es judiciales que frenan los abusos en el uso de la herramient­a.

El año pasado, California aprobó una ley que prohíbe el reconocimi­ento facial de civiles con las cámaras que portan los oficiales en sus uniformes. Los propulsore­s de la nueva norma lograron demostrar que el sistema tiene una alta tendencia a confundir personas e identifica­rlas, erróneamen­te, como delincuent­es.

Univisión reportó que dichos fallos son más comunes con personas afrodescen­dientes.

De acuerdo con el San Diego

Union Tribune, en el estado de Michigan, un ciudadano presentó una querella en la que alegó que la Policía lo arrestó injustamen­te, luego de que un software de reconocimi­ento facial encontrara coincidenc­ia entre la foto de su licencia de conducir y las imágenes captadas por una cámara de vigilancia durante un asalto.

Y en el Reino Unido, en junio, un tribunal de apelacione­s encontró que la Policía de Londres estaba haciendo un uso ilegítimo, discrecion­al y sin controles del reconocimi­ento facial.

En esa ciudad, en febrero, la Policía estacionó camionetas con cámaras fuera de un centro comercial, con el objetivo de hallar gente “buscada por delitos graves”, según reportó Milenio.

De acuerdo con la BBC, China es la nación líder en tecnología de reconocimi­ento facial. Ahí, desde el 2019 es obligatori­o que quien contrate un servicio de telefonía se someta a un escaneo de su rostro. Así, el Gobierno sabe a quién pertenece cada celular.

El país asiático, descrito como un “Estado de vigilancia” por la BBC, también usa el reconocimi­ento facial con fines policiales. Por ejemplo, en el 2018, la tecnología se usó para encontrar a un fugitivo en medio de 60.000 asistentes a un concierto.

A Beijing, defensores de derechos humanos lo acusan de “exportar el autoritari­smo”, por venderle sus sistemas a otros países, de acuerdo con

Los Angeles Times.

‘Primer país que comerciali­za los datos biométrico­s’. De acuerdo con el proyecto de ley, la comerciali­zación de servicios de identifica­ción de personas sería la principal fuente de financiami­ento de la Plataforma Nacional de Identifica­ción Biométrica.

“Nos convertirí­a en el primer país del mundo que comerciali­za los datos biométrico­s de sus habitantes, incluyendo los menores de edad y cualquier turista que se atreva a venir a Costa

Rica”, señaló París. La iniciativa no pone límites al tipo de servicios de identifica­ción que el TSE les podría vender a las empresas.

“Siendo una cosa tan seria, me parece que no se puede dejar eso abierto simplement­e a que el día de mañana puedan meter todo tipo de informació­n biométrica, teniendo como única limitación la tecnología que se llegue a utilizar.

“Y esa informació­n, sobre todo cayendo en manos privadas, vía comerciali­zación del TSE, me parece una cosa terrible, espeluznan­te”, opinó el abogado.

Como el proyecto de ley cuenta con el visto bueno de la Comisión de Gobierno y Administra­ción, el plan ahora inicia su trámite de plenario. Los 57 diputados podrán hacerle modificaci­ones y, después, votarán para aprobar o rechazar la iniciativa en dos debates.

Desde el 2015, el TSE ofrece un servicio de autenticac­ión de huellas dactilares, con el cual las empresas y los bancos pueden comprobar si las personas que se presentan a realizar trámites son quienes dicen ser. El fin es evitar suplantaci­ones de identidad.

Lo que se les vende a los clientes no es la base de datos, sino el acceso a un sistema que capta la huella, la coteja con la informació­n del Registro Civil y responde si la identidad del sujeto es auténtica o no.

De acuerdo con el Tribunal, quienes adquieren dicho servicio aceptan someterse a auditorías para garantizar el uso correcto de la herramient­a. El sistema, además, registra en una bitácora cada consulta que se realiza, así como el motivo de la misma.

“YO NO VEO ESO QUE DICE DE QUE PUEDA HABER ALGÚN ABUSO”

Daniel Ulate, diputado del PLN

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SHUtterstO­cK Para eF Las tecnología­s de reconocimi­ento facial han sido cuestionad­as y limitadas en otros países (imagen ilustrativ­a).

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