Régimen birmano imputa otra vez a exlíder
RANGÚN. AfP. Los llamados a la desobediencia civil contra la Junta en Birmania continuaban este martes pese a la escalada de la represión militar, que ignora las condenas internacionales y volvió a inculpar a Aung San Suu Kyi.
La exdirigente, de 75 años, ya procesada por importar ilegalmente walkie-talkies, se enfrenta a una nueva acusación por violar la Ley de Gestión de Desastres Naturales, dijo su abogado, Khin Maung Zaw, quien explicó que la nueva vista sería el 1.° de marzo.
“No hay nada justo en la Junta. Es teatro. No es más que teatro. Y, por supuesto, nadie les cree”, aseguró el relator especial de Naciones Unidas, Tom Andrews.
La exjefa del gobierno civil se encuentra “con buena salud”, dijo el viceministro de Información, Zaw Min Tun.
Aung San Suu Kyi y el expresidente Win Myint permanecen “en un lugar más protegido por su seguridad (...). No es como si hubieran sido arrestados. Se quedan en casa”, añadió.
Desde el golpe de Estado del 1.° de febrero, que puso fin a una frágil transición democrática de diez años, los militares han seguido aumentando la represión, con la prohibición de concentraciones, el despliegue de vehículos blindados, detenciones nocturnas y refuerzo del arsenal legislativo.
“Las manifestaciones han sido violentas (...), se impondrán sanciones”, advirtió Min Tun.
A pesar de ello, la movilización continuó. Los manifestantes bloquearon un tramo de la vía férrea en Mawlamyine, al sur de Rangún, interrumpiendo el servicio entre la ciudad portuaria y la capital económica.
“¡Devuélvannos a nuestros líderes!”, decían las pancartas, mientras las personas instaban a los ferroviarios a dejar de trabajar.
Muchos funcionarios del país, entre ellos abogados, profesores, controladores aéreos o ferroviarios, respondieron a este llamamiento y se pusieron en huelga contra el golpe de Estado.